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No podemos faltar

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@|El 24 de noviembre, se juega la alternancia en el poder, y no podemos faltar a las urnas.

Todo proyecto de, para y por las personas tiene un desgaste natural ya sea por agotamiento o por “enamoramiento del poder”.

Hoy la clase política gobernante se siente en una zona de confort que un porcentaje no mayoritario del pueblo avala. Mayoría es la mitad más uno, a no equivocarse. No alcanza con ser la fuerza más grande si no son la mitad más uno, ¿o la suma de los demás no cuenta?

Sería de necios no reconocer que “algo” de lo hecho en estos últimos quince años, no se hizo bien. Pero también sería de necios no reconocer que hoy el desgaste del poder y sus consabidos y graves errores ya los estamos pagando muy caro todos los uruguayos.

La alternancia en el poder se necesita para la salud democrática del país.

Hoy Uruguay necesita esa alternancia. Un modelo desgastado, un ejecutivo necio, un secretismo en muchos temas de interés público, lo hacen necesario. Sumado a ello y lo que es peor aún, un poder detrás del poder, que no fue elegido democráticamente por las urnas es hoy y fue durante estos últimos quince años quien gobernó al Uruguay. ¿Entonces a quienes y para qué votamos?

Para hacer esta alternancia hay que ser razonables y no faltar a la cita del 24 de noviembre.

No seamos necios como los actuales gobernantes y seamos abiertos para dar el voto a la renovación. No empecemos con la genealogía de quien es hijo/a, de donde viven, de qué pasó en el pasado entre sus partidos o de oír un torrente de mentiras que como grito de ahogado ensucian y ponen en duda la inteligencia del pueblo. Oigamos a los líderes del partido que votamos. No seamos necios de que por una “cultura familiar” no vayamos a votar al representante de un partido tradicional rival. No seamos mezquinos. Los pueblos tienen los gobiernos que se merecen y si somos mezquinos, sabemos que nos puede esperar. ¡Más de lo mismo!

No olvidar lo que le pasó al Reino Unido con el plebiscito que desembocó en el Brexit.

Después de los resultados, muchos se arrepintieron de no ir a votar. La confianza, la incredulidad y la holgazanería democrática le está dando una dura lección al Reino Unido.

¡Que no nos pase!

El 24 de noviembre hay más obligación moral de concurrir a votar que el 27 de octubre. No se elige partidos, se elige a los conductores de los próximos cinco años. Se elige el futuro.

Si lo planteamos futbolísticamente como nos gusta a los uruguayos, necesitamos cambiar al director técnico y a quienes lo acompañan.

Tenemos un buen “seleccionado” multicolor ya designado en el parlamento, no lo desperdiciemos por exceso de confianza. No se debe caer en la “confianza ciega” de que el resultado se da matemáticamente hablando por los resultados del 27 de octubre. ¡Si no se concurre a votar en concordancia con lo votado en octubre, no sale!

Vamos por el Uruguay que realmente todos queremos. El 24 de noviembre el voto define la tan necesaria alternancia. Después no hay derecho a quejarse.

El 24 de noviembre todos a votar, y no a los blancos ni en blanco, sino a las personas que representarán a la coalición multicolor en quien depositaremos nuestra confianza por los próximos cinco años.

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