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Falso dilema

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@|Se instaló el tema de la negociación de un acuerdo de Pre-factibilidad de un Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Uruguay y China.

De aquí a fines de diciembre del corriente año, el gobierno de China y el nuestro deberían sentar las bases para empezar a negociar el TLC.

La pregunta es: ¿qué motiva a ambas naciones a intentarlo? Pienso que son muy diferentes, pero harían que ambas se beneficien. Las nuestras, básicamente son de orden comercial, impositivo y financiero. Las del gigante del otro lado del mundo, son principalmente políticas y estratégicas.

Las diferencias demográficas, de tamaño de mercado, recursos económicos y financieros, entre ambos países, hacen que los objetivos sean disímiles.
A China no le va a cambiar sus perspectivas de negocios tener o no un TLC con Uruguay, lo que es a la inversa con nuestro país.

Se habla de que el eventual ingreso de mercaderías desde China podría liquidar a empresas competidoras uruguayas. Me gustaría saber cuáles son, sus plantillas de trabajadores, su incidencia en el PIB, para entonces poder opinar con fundamento.

Por oro lado, se le estaría dando mayor impulso a los productores agropecuarios y todos los sectores de servicios a ellos vinculados y creando áreas en las que se podrían desarrollar nuevos negocios. Todo ello será eventual, gradual y de largo plazo.

Luego que eventualmente se logre un acuerdo para empezar a discutir el TLC, comienzan las negociaciones con los otros integrantes del Mercosur.
Con referencia a Brasil, no creo que haya problemas aún con un cambio de gobierno, ya que en este país se siguen políticas de Estado conducidas por Itamaratí, que anteponen los intereses comerciales y geopolíticos de Brasil a los de los partidos políticos. Además, puede que también quieran un TLC con China, en otra dimensión y características.

Respecto de Argentina, su gobierno actual es todo lo contrario a aperturista, pero se encuentra en una recesión económico-social de históricas proporciones, que hará que difícilmente se enfrente a China. Además, una eventual suspensión del Mercosur hacia Uruguay, a quien más perjudicaría sería a la Argentina, cuya balanza comercial con Uruguay le es ampliamente favorable, al colocar sus productos sin impuestos aduaneros, lo que desaparecería si nuestro país se desvincula del bloque regional.

Por otra parte, el acuerdo Mercosur con la Unión Europea seguirá encajonado por la oposición francesa al mismo, debido a sus intereses agrícolas.

El dilema cabeza de ratón o cola de león es algo que nuestro gobierno lo tiene bien claro y ha hecho la movida correcta. Haciendo alusión a las palabras del presidente argentino sobre el lastre en el Mercosur, sugiriendo cambiar de barco, creo que lo más conveniente es seguir en el mismo barco, eliminando gradualmente las trabas para así obtener la flotación necesaria, algo que los gobiernos de turno y la supuesta comunidad de ideas políticas de corte progresista han hecho del bloque algo inoperante y perimido.

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