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No piensen ¡giles!

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Un austero espacio abarrotado. En animado sábado de Montevideo a la noche. La cerveza y el vino riegan las mesas. Luz mortecina de tonos ocres se descarga sobre el escenario de proporciones y altura reducidas y en él, la guitarra vibra, mientras una voz varonil de tango va desflorando versos inconfundibles de los que retengo dos:”… Aprendí todo lo malo, aprendí todo lo bueno,/sé del beso que se compra, sé del beso que se da;/ del amigo que es amigo siempre y cuando le conviene,/ y sé que con mucha plata uno vale mucho más…Aprendí que en esta vida hay que llorar si otros lloran/ y si la murga se ríe hay que saberse reír/ no pensar ni equivocado…¡Para qué si igual se vive!/ ¡Y además corres el riesgo de que te bauticen gil! “ (“ Las cuarenta”, letra de Francisco Gorrindo; música de Roberto Grela; 1937).

Un austero espacio abarrotado. En animado sábado de Montevideo a la noche. La cerveza y el vino riegan las mesas. Luz mortecina de tonos ocres se descarga sobre el escenario de proporciones y altura reducidas y en él, la guitarra vibra, mientras una voz varonil de tango va desflorando versos inconfundibles de los que retengo dos:”… Aprendí todo lo malo, aprendí todo lo bueno,/sé del beso que se compra, sé del beso que se da;/ del amigo que es amigo siempre y cuando le conviene,/ y sé que con mucha plata uno vale mucho más…Aprendí que en esta vida hay que llorar si otros lloran/ y si la murga se ríe hay que saberse reír/ no pensar ni equivocado…¡Para qué si igual se vive!/ ¡Y además corres el riesgo de que te bauticen gil! “ (“ Las cuarenta”, letra de Francisco Gorrindo; música de Roberto Grela; 1937).

El candidato presidencial frenteamplista viene de calificar a centenas de miles de compatriotas por tener “pienso” de “gilada”, seguramente sintiendo que por tener “mucha plata” él “vale mucho más”. En un acto público en la calle. Agregando así a todas las divisiones que el rejunte oficialista ha sembrada en la república la de entender que hay uruguayos giles y uruguayos vivos. Ahora avivados que los hay, los hay. Veamos un ejemplo.

Un joven compatriota cursa estudios en la Facultad de Medicina de la Universidad de la República, fundada por el Presidente Oribe en los orígenes patrios, gratuita, sostenida con amplitud de recepción de estudiantes sin parangón universal y allí estudia y se recibe merced a las virtudes morales que desde los tiempos históricos sostuvieron los —oligarcas— partidos fundacionales.

Ya graduado, entra al Ministerio de Salud Pública y durante la execrable dictadura instalada en junio de 1973 presta en el citado organismo funciones, entre las que revista el ejercicio de cargos jerárquicos, que en algún caso requieren la particular confianza del gobierno de facto. Por entonces también ingresa y progresa en la Universidad intervenida por el proceso en la carrera docente. Y, con la firma del tirano Aparicio Méndez —los calificativos son los de uso corriente del rejunte frentista— le autorizan a traer en régimen especial aparatos radiológicos con los que instala, con comprensible y loable espíritu de lucro, una empresa de servicios médicos que le permite hacer fortuna.

Por entonces no había descubierto los “derechos humanos”. Con el tiempo —abreviando— el doctor del ejemplo es invitado a sumarse al rejunte pergeñado por el partido comunista, el Frente Amplio, declarándose “¡socialista”!, y llega a la Intendencia de Montevideo como intendente y posteriormente a la Presidencia de la República.
Ante circunstancias como la citada se aprende que mucha gente no ve el maquillaje de imagen de algunos personajes —los vivos— y se traga la pastilla, olvidando aquella certera expresión de Churchill : “El que a los 20 años no es socialista es un insensible, pero el que a los 40 años sigue siendo socialista es un estúpido”.

Vamos bien. De verdad. ¿Basurales en Montevideo? Cosas de la derecha ¿Inseguridad y desastre de la educación públicas? Es sensación térmica ¿Quién dice inflación? La contra. Los precios de alimentos y remedios están igual que hace años atrás. Vamos bien. Y, si hay una “gilada” que piensa con el cerebro y mañana vota acorde, por cierto iremos mejor.

Vamos bien.

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Ricardo Reilly Salaverri

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Ricardo Reilly Salaverri

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