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¿Quién mira TV Ciudad?

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Pasé casi un tercio de mi vida en Montevideo, residiendo en la casa de mi familia paterna en Colonia y Requena, en el Cordón. 18 de Julio era prolongación de mi casa. A pie, en ómnibus, en auto. Obviamente la picota del tiempo cambia las cosas. Los cines fueron desapareciendo, la multiplicación de bares y sitios de reunión también. Y nuestra principal avenida fue perdiendo señorío, especialmente a partir de 1990 -primer gobierno frentista departamental- cuando se autorizaron en sus veredas puestos de ambulantes establecidos anárquicamente. Una reordenación posterior no mejoró mucho la situación.

Hace unos días esperaba la luz verde para cruzar la calle en San José y Río Negro, contemplando la ciclovía o bicisenda -como se llame- que ocupa casi media arteria. Tomé nota del tráfico. A mi frente esperaba un ciclista. En el resto de la calle dos ómnibus casi llenos, y más de 20 autos. Unas cien personas se trasladaban de esta forma. Circular después con mi vehículo por 18 de Julio hacia el Obelisco y topar allí con el otro esperpento similar, es emoción indescriptible. Ahora el estropicio se viene para toda la Rambla. A las dificultades existentes en el tráfico viene a agregarse este azote, que solo a delirantes -¿serán extraterrestres?- se les puede ocurrir es para mejor. ¿Cómo serán las horas pico en la Rambla cuando el frentismo la inunde de vías ciclistas?

Atendí en televisión a la explicación de un jerarca municipal justificando la tarea depredadora. Dijo que hay que fomentar el uso de la bicicleta. De ser así es de esperar que empezando por la señora exintendenta (hoy precandidata presidencial) y llegando al último funcionario se disponga de ahora en adelante por el municipio que todos se trasladen diariamente a las oficinas en bicicleta. El ejemplo debe empezar por casa.

Advertidos que es un tema “ideológico”, la cosa es más difícil. No hay razones que valgan. Hay interrogantes. Si el extendido corralón del pedal se inunda de “bicis” cruzándose unas con otras ¿“el equipo” de gobierno capitalino advirtió que estaríamos ante una catástrofe de proporciones homéricas? ¿Jubilados y pensionistas se pasarán al pedal? ¿Las amas de casa tienen bonificación? Y… en los meses de frío, agua y viento, cuando las vías estén vacías ¿no se podría ocurrir a alguien del “equipo” que craneó todo esto mandar un par de aplanadoras y hacerlo desaparecer para siempre? En fin, por ahora que los perversos automovilistas paguen sus patentes y multas y… a llorar al cuartito.

La Intendencia recauda 800 millones de dólares por año. Solo un 10% va a las inversiones que Montevideo necesita, ha denunciado el edil nacionalista Barrios Bove. Y entre los gastos municipales merece destacarse el del canal TV Ciudad, en el que se gastan ¡cinco millones quinientos mil dólares por año!, ha denunciado por su parte el edil del Partido Nacional Diego Rodríguez. Es un lujo de la miseria este desaguisado dirigido a la promoción proselitista de las jerarquías municipales, que todos los montevideanos pagamos con nuestros impuestos. Que el progresismo departamental ¡ahora y ya!, deje de hacer gárgaras con la pobreza y se vuelque este dinero a servicios sociales. El comité de base municipal bien puede abrir a su costo un sitio web en tiempo de redes. Y a otra cosa mariposa.

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