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Acciones valientes

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Las urgencias que impone el cambio climático demandan decisiones y acciones valientes. Para alcanzar logros que embarquen a las sociedades del planeta en la aplicación de modelos de desarrollo sustentable y equitativo, no es suficiente lograr la firma de convenios marco entre naciones.

Las urgencias que impone el cambio climático demandan decisiones y acciones valientes. Para alcanzar logros que embarquen a las sociedades del planeta en la aplicación de modelos de desarrollo sustentable y equitativo, no es suficiente lograr la firma de convenios marco entre naciones.

Se necesitan políticas nacionales comprometidas con la conservación de la diversidad biológica, la gestión responsable del agua y del suelo, la mitigación y adaptación al cambio climático.

El paso más importante a dar es el compromiso personal del ciudadano, que asegure un comportamiento coherente y comprometido con el presente y futuro de la sociedad. En esa dirección es que desde 1989 existe una organización internacional de legisladores comprometidos con el desarrollo sustentable, llamada Globe.

Trabaja en política internacional sobre cambio climático, capital natural y bosques. Su mayor fortaleza es que es apolítica, procurando que sus miembros respondan sólo a sus principios éticos y a los dictámenes de su conciencia. Hoy reúne a parlamentarios de más de 80 países.
La semana pasada se realizó en Ciudad de México la 2a. Cumbre Mundial de Legisladores; organizada por el Congreso de ese país y Globe Internacional, con apoyo del Banco Mundial. Participaron 337 legisladores provenientes de 65 países —lo que la convierte en la mayor reunión de parlamentarios sobre desarrollo sostenible que se realiza.

Quedó claro en la reunión que los principales desafíos que enfrenta la humanidad en el siglo son la lucha contra la pobreza y el uso insostenible de recursos naturales. Mientras que la gran amenaza planetaria es el cambio climático.

Los tiempos apremian. En diciembre se realizará la 20º Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático de Lima, que es preparatoria de París (diciembre 2015), en la cual se debería alcanzar un nuevo acuerdo mundial vinculante (obligatorio) sobre reducción de emisiones de gases invernadero y adaptación al cambio climático.

La alerta del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) es contundente; hay que evitar a como de lugar que en este siglo la temperatura promedio mundial alcance 2 grados Celsius por encima de los niveles preindustriales (entre 1950 y 2012 ya subió 0.85 grados y seguirá en ascenso).

Lo que se busca es lograr mayor responsabilidad y compromiso político. Porque todas las decisiones que se deben tomar resultan muy costosas en términos económicos. Allí está su “talón de Aquiles”. Por eso hay pocas esperanzas de que en la COP 21 de París se alcance un acuerdo mundial satisfactorio para enfrentar la emergencia climática.
Quedó muy claro en la Cumbre de México que los legisladores y parlamentarios pueden contribuir a mejorar este panorama.

Se aprobaron valiosas propuestas entre las que destacamos: crear leyes domésticas que apuntalen una agenda nacional de desarrollo sostenible; encaminar a cada país hacia economías bajas en emisiones de carbono; lograr un control más eficaz del cumplimiento de los compromisos internacionales; promover el debate legislativo de estos temas; promover mayor intercambio de cooperación entre legisladores de la región para abordar los desafíos transfronterizos; tomar más en cuenta la información del IPCC a la hora de legislar; impulsar sinergias entre la reducción del riesgo de desastres, la adaptación al cambio climático y los esfuerzos para el desarrollo sostenible.

Ahora hay que actuar.

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Hernán Sorhuet Gelós

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