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Palos porque bogas

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aníbal durán
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Llevamos inexorablemente siempre, agua para nuestro molino. O por iniciativa personal o por sacar tajada de un hecho ejercido por un adversario o por los episodios que quieran, se cumple lo expresado al inicio de la prosa.

En un programa periodístico de días pasados, el periodista le preguntaba a la señora Graciela Villar, ex candidata a la vicepresidencia por el Frente Amplio, si no se retractaba de sus dichos sobre Laura Raffo, Presidenta de la Departamental nacionalista, cuando aquella manifestó que la Ec Raffo “no representaba a nadie”…; Villar se mantuvo incólume y ratificó sus dichos.

Mero ejemplo…pero hay de toda laya y de todos los partidos políticos.

Cómo hubiera enaltecido a Villar admitir que sí, que estuvo demasiado severa con Raffo y haberse retractado. Porque el colofón es que si realmente piensa lo que expresó, con la señora Villar no hay consenso posible en ningún ámbito. Y no creo sea el caso…

Es buena cosa escuchar de parte de un político, ponderar, estimular, dichos o acciones de un adversario político. Lo dicho anteriormente: lo enaltecería y hablaría muy bien de él o de ella. Pero no sucede, en términos generales, no sucede.

¿Será que piensan que no son fieles a su partido político? ¿Será que estiman que siempre habrá que poner un palo en la rueda? ¿Será que entienden que no es pertinente estimular al adversario? En lo personal estoy en las antípodas de esos cuestionamientos. Me solazaría escuchar a un legislador expresarse con beneplácito sobre la intervención de un legislador adversario. Me complacería escuchar al Presidente de un partido en la oposición, transmitir que suscribe acciones o palabras del Presidente de la República. Pero no sucede (o casi no sucede).

¿Qué colijo? Que se mira con sesgo hipercrítico la actuación del “otro” y se concluye que “uno” en el ejercicio de gobierno lo hubiera hecho mucho mejor. Nada de expresiones edulcorantes ni señales de adhesión… al adversario. Al contrario, “palos porque bogas y porque no bogas, palos”.

Es una lamentable reseña de lo que ofrece la actividad política.

Me lleva a pensar: ¿el Frente Amplio opositor, querrá que al gobierno de la coalición encabezado por el presidente Luis Lacalle Pou, le vaya bien? ¿Querrá que tenga adhesión ciudadana, en consecuencia? El solo hecho de plantear la pregunta ya es desdeñable. Porque estaría tentado a contestar en forma negativa.

Pero la historia sigue: ¿a la coalición republicana, le satisfará que al gobierno departamental de Carolina Cosse le vaya bien? ¿O al gobierno departamental de Yamandú Orsi? Porque además y casualmente, ambos serios candidatos a ser el próximo aspirante presidencial del Frente Amplio. También estoy tentado a responder que no…

No digo que seamos Argentina. Allí cunde la patología. Allí reina la ignorancia, el egoísmo más supino, la rampante corrupción, diría que casi no tiene parangón. Venezuela, Nicaragua…ya no juegan este juego. Es todo tan notorio y descabellado que hasta parece un thriller de terror.

No, no somos Argentina, por suerte. Por algo, miles de argentinos se están viniendo a vivir a nuestro país, logran la residencia y otros tantos miles, invierten sin pausa. Lo constato en el sector en el cual trabajo: la industria de la construcción y más específicamente, la vivienda.

Están hastiados de esa zanja inconmensurable que ha trazado su dirigencia política, que no cesa de mirar su propio ombligo, liderando esa aberrante postura la inefable Cristina K.

Aquí no hay una Cristina constante, pero a veces hay “Cristinas intermitentes…”, que lanzan su oprobio e intentan por un instante anestesiar a la sociedad y anhelar que prime la insensatez y expresan diatribas sin el más mínimo fundamento.

Con la inundación de días pasados, ediles blancos hicieron notar falencias en la gestión de la IM. La gente sumergida penaba y pena, al margen del tema político. ¿Era necesaria la crítica inmediata o había otras prioridades? El FA sigue castigando al gobierno por el manejo de la pandemia. No hay un resquicio de brisa fresca en favor de aquél, cuando el mundo aplaude la situación en nuestro país. Y dale con los réditos políticos con olor fétido… y por supuesto ya las murgas comenzaron a hacer de las suyas y cargan sin piedad contra el gobierno.

Necesitamos de espíritus nobles cargados de emociones pacíficas y que tienen un fin ulterior: vivir en paz. Donde exista sí, la crítica constructiva y la esencia sea que la gente viva con decoro y no la vil demagogia.

Si realmente pensamos en el pueblo y en sus necesidades, si los políticos se sinceran e inhalan aires de concordia y buena fe, deberían aplaudir acciones del gobierno de Lacalle Pou o de los gobiernos departamentales del Frente Amplio. No se menoscabarían un ápice; por el contrario, asomarían gestos de grandeza que deberían perpetuarse y trascender.

Dígame que soy ingenuo amable lector…, si lo está pensando.

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