Universidad de la Repúbica

Profesionales insistieron en la falta de mujeres en Tecnologías de la Información (TI) y resaltaron que cada vez más jóvenes se perfilan hacia carreras humanísticas a pesar de la versatilidad de la ingeniería.
Carlos fue uno de los seis primeros licenciados en economía en Uruguay; compartimos esa primera etapa de estudiantes y luego el desafiante camino de estudiar Economía en Chicago.
La iniciativa fue redactada por el Instituto de Derecho Penal de la Universidad de la República y se votará este miércoles en la cámara alta, en la recta final del año legislativo.
A raíz de la denuncia presentada por quien era la directora técnica del hospital, el consejo universitario constató “irregularidades” en el proceso investigativo, puesto que “no se ajusta a derecho”.
Rector habló de dificultades de formación y repetición en Enfermería, Odontología e Ingeniería. "Estamos afectando la calidad de aquellos que van a atender a la población uruguaya", señaló.
COMISIÓN DE EDUCACIÓN El diputado colorado Felipe Schipani prepara un proyecto de ley para regular el uso de las fachadas de las facultades de la Universidad de la República. Lo hace luego de tener un cruce con el decano de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU), Marcelo Danza, y de convocar a este a la Comisión de Educación de la Cámara de Representantes, algo que sucedió en marzo pasado durante la campaña de cara al referéndum contra 135 artículos de la Ley de Urgente Consideración (LUC), pero que todavía no llegó a concretarse. Schipani dijo a El País que volvió a pedir la presencia de Danza en la comisión y que la citación también incluye al rector de la Universidad de la República, Rodrigo Arim, al tiempo que reconoció que los tiempos se han retrasado debido al quehacer parlamentario y que no está previsto que se pueda concretar la visita de los universitarios antes de que se termine de discutir el proyecto de ley de Rendición de Cuentas.
PROYECTO EDILICIO PARA 2030 JOAQUÍN SILVA Alvaro Villar sonríe cuando se da cuenta, en su luminosa y fresca oficina, que la frase de Artigas -que resaltó con marcador en los márgenes del cuadro con la figura del prócer - puede aplicarse exactamente a lo que le gustaría que se hiciera en un futuro próximo. La frase en cuestión es la que reza que “nada debemos esperar sino de nosotros mismos”, y lo que quiere hacer Villar es un Hospital de Clínicas nuevo, pero no en cualquier lado. Dice que no se cierra a ir por el camino de la modernización total del actual edificio -proceso que de igual manera está en marcha-, ni a mudarlo íntegramente a otro sitio, como por ejemplo al “ex Mercado Modelo u otros lugares” que la intendenta Carolina Cosse puso a disposición cuando el tema se instaló en la agenda hace algunas semanas. Todo es posible, dice el director del hospital más grande de Uruguay, pero su idea es hacer uno de cero justo al lado, donde funcionó durante años el Instituto Nacional de Ortopedia y Traumatología (Inot), un edificio ahora abandonado en General Las Heras y avenida Italia.
DE PORTADA rosalía souza "No puede ser que yo tenga que acudir a las redes sociales para que me escuchen”. La voz de Romina Fasulo es muy baja. La traqueotomía que le hicieron para salvarle la vida luego de un intento de suicidio en 2013 le quita volumen. Pero la bronca, la frustración por una educación universitaria que le ha puesto tantas barreras, hace que cada palabra que pronuncia tenga una fuerza penetrante. Entonces sí, Romina habla bajo, muy bajo, pero lo que dice, se escucha. El jueves 8 de julio de 2021 Romina Fasulo, estudiante de Derecho en la Universidad de la República (UdelaR), escribía en Instagram: “Urgente. Utilizo este recurso ya que me he quedado SIN HERRAMIENTAS, debido a la falta de empatía, humanidad e inclusión en el sistema educativo (...) El próximo miércoles 14 tendría el parcial práctico final de la materia Derecho Tributario! Exacto, TENDRÍA!” Para realizar los parciales Romina debe utilizar su celular táctil en lugar de lápiz y papel. El celular ha sido, en los cuatro años que lleva de carrera, su herramienta más valiosa para poder estudiar. No le era permitido usar el celular ni dar el parcial de forma oral. “Todo el decanato conoce esto y nadie me brinda una solución. Llevo 4 años luchando por un sistema educativo inclusivo y poco he logrado, la sociedad parece no estar preparada para crecer aún, ¿no? (...) Ojalá esto llegue a MUCHA GENTE Y SE SEPA”. Instagram fue su último recurso. “Yo estuve diez días llamando a la División Universitaria de la Salud (DUS) y me cortaban y de decanato no me daban respuesta. Y la decana estaba enterada, porque yo tengo teléfono directo con el asesor de ella. El doctor Gustavo Gauthier me dijo: mandá un email a decanato explicando tu situación. Mandé el email, nunca me respondieron, hasta que el jueves me cansé y lo hice público”, dice a Revista Domingo. El posteo en Instagram se hizo viral. Lleva contabilizados 17.472 me gusta al momento de escribir esta nota. Romina pudo dar su parcial por Zoom. “De mi profesor no tengo quejas. Era el Consejo que no le daba la autorización para que me tomara el parcial de la forma que yo puedo darlo. Yo también me di cuenta de que corté el hilo por lo más fino, porque el tema no es él. De parte de mis compañeros tengo apoyo. A nivel docente, también. Hasta ahora, hasta cuarto, he dado todo oral y los profesores de todas las cátedras se han acostumbrado a mí. Acá la empatía tiene que venir de arriba, porque hay que tomar decisiones y hay veces que los docentes no tienen la potestad para tomarlas”. En Uruguay hay dos leyes que contemplan la inclusión de las personas con discapacidad en el sistema educativo. El artículo 8 de la Ley General de Educación dicta que “para el efectivo cumplimiento del derecho a la educación, las propuestas educativas respetarán las capacidades diferentes y las características individuales de los educandos, de forma de alcanzar el pleno desarrollo de sus potencialidades”. La Ley de Protección Integral de Personas con Discapacidad alude en varios de sus artículos a la protección del derecho al acceso a la educación, al ámbito educativo como un espacio donde se practique y no solo se predique la diversidad. En el artículo 40, se lee: “Se garantizará el acceso a la educación en todos los niveles del sistema educativo nacional con los apoyos necesarios”. Sin embargo, de aproximadamente 500 mil personas con discapacidad, solo el 1% accede al sistema educativo terciario, según datos del último censo en 2011. En Universidad Inclusiva: ¿realidad o utopía?, María Noel Miguez, grado cinco en Ciencias Sociales, explicó que la variable de discapacidad en el censo universitario no se incluyó hasta el año 2007. “A partir de los datos censales universitarios, tanto del año 2007 como del 2012, se puede cuantificar al alumnado que se considera ‘en situación de discapacidad’, para el Censo del 2007 había un 3,5% de estudiantes en situación de discapacidad, y para el Censo del 2012 había un 1,3%. Estos datos se entienden contradictorios a lo que ha significado la apertura a la diversidad de la UdelaR en la última década, más aún si se compara con el 15,8% de población en situación de discapacidad en el país surgida del Censo 2011”, escribió. Lía Fernández es docente en UdelaR, dirige la cátedra de Salud del niño, niña y adolescente en la Facultad de Enfermería y trabaja con infancias y jóvenes en situación de discapacidad. Desde ese lugar, se pregunta por el futuro de estos chicos, sobre todo en lo que tiene que ver con el ingreso y la permanencia en la educación terciaria. “Porque es una puerta de acceso a una mejor calidad de vida y un mejor futuro”, dice a Revista Domingo. En 2020 presentó su tesis para el Doctorado en Educación de la Universidad ORT, La educación superior inclusiva en la Universidad de la República, e investigó y analizó el tema desde tres perspectivas: estudiantes, docentes y gestores. Quería comprender la distancia entre las políticas y los hechos. Según su indagación en las estadísticas básicas de la Universidad, concluyó que la UdelaR “no sabe cuál es la relación ingreso y egreso de las personas con discapacidad, no sabe cuáles son las tendencias de la matriculación en los distintos servicios, no sabe cuál es el rendimiento, dónde están. No se hace un seguimiento de sus trayectorias educativas. El que entró y pudo salir, bárbaro. El que entró y quedó, nadie lo sabe. No están sistematizadas las barreras para ningún estudiante en general, menos las barreras de la educación superior relacionada con la discapacidad. Ese es el primer gran punto: no hay información”. Al no haber información, dice Lía, la educación inclusiva en la UdelaR “existe desde el discurso, no desde las prácticas”. Otro punto que demuestra fallas en el sistema, dice la especialista, es que no hay instancias para escuchar y entender desde la perspectiva de los estudiantes con discapacidad. Que en su lugar se habla por ellos. Las luchas que ha llevado adelante Romina Fasulo, por ejemplo, son aisladas e individuales, aunque busca un cambio para todos los estudiantes. A veces lo logra. En 2019 logró que el Consejo de la Facultad de Derecho resolviera que los estudiantes con discapacidad y sus acompañantes tuvieran un lugar preferente en el salón de clases. “Yo soy abuela de un niño con una discapacidad, tiene una enfermedad rara que se llama leucoencefalopatía, y tuvo una inserción en lo educativo bastante tardía porque la escuela común decía que no estaba en condiciones de recibirlo y la especial lo mismo”, cuenta Mariela Fiorito. “Llegué al punto de hablar en Primaria y decir que los papás tienen una audiencia de divorcio la semana que viene, ¿cómo le explicamos al juez que el niño no está escolarizado porque ni la escuela común ni la escuela especial está en condiciones de recibirlo?” Recién en 2020, con 9 años, su nieto pudo comenzar en una escuela especial.