Draghi espera reunir a formaciones en las antípodas en el tablero político en un gobierno de transición encargado de aplicar el plan de reactivación económica.
Poco más de un año después de dejar la presidencia del Banco Central Europeo, Draghi aceptó ayer miércoles el encargo de formar el sexagésimo séptimo gobierno de posguerra en Italia.
El dirigente consiguió esta confianza, pero tuvo que dimitir el martes al constatar que su Ejecutivo estaba en minoría en el Senado italiano.
Roberto Fico fue designado ayer viernes para explorar si el parlamento cuenta con una mayoría para designar a un nuevo primer ministro o confirmar al dimisionario Giuseppe Conte.
El senador italo-argentino Ricardo Merlo representa desde el 2006 en el parlamento a los italianos que residen en América del Sur y fue elegido senador en 2018.
Cada vez está más claro que el fin de esta situación pasará precisamente por quien la provocó, Matteo Renzi, quien hace dos semanas sacó a su partido, Italia Viva (IV), de la coalición de Conte.
El presidente Mattarella realiza una ronda de consultas con todas las formaciones políticas para comprobar el grado de solidez que podría tener un nuevo ejecutivo liderado por Conte.
La oposición pide que se convoquen elecciones lo antes posible y Silvio Berlusconi se ofrece para un Ejecutivo de concentración.
Conte compareció en el Senado y dijo que si bien “los números son importantes, lo que más importa es la calidad del proyecto político”.
Conte se reunió ayer jueves con el presidente Sergio Mattarella, tal como establecen las normas del sistema parlamentario, después de que Italia Viva, el partido de Renzi, rompiera la coalición.