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¿Qué efecto económico podría tener Uruguay en caso de ser sede del mundial 2030?

Expertos destacan la gran oportunidad de "potenciar la marca país".

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Copa del Mundo

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Por Lautaro Brum
La candidatura en conjunto de Uruguay, Argentina, Chile y Paraguay para organizar el Mundial de fútbol 2030 ha sido reafirmada hace pocas semanas. Aunque faltan siete años y otro Mundial en el medio, los países sedes ya deben comenzar a organizarse para poder cumplir las expectativas de la FIFA. Por ello, El País dialogó con referentes en materia futbolística y económica para saber los desafíos económicos que deberá enfrentar Uruguay de confirmarse el Mundial.

El secretario Nacional del Deporte, Sebastián Bauzá dijo a El País que ser sede de un Mundial abarca muchos aspectos positivos para un país. Un evento de esta magnitud, el de mayor popularidad y más seguido del mundo, significa, primero, poner a Uruguay en los ojos del planeta, según Bauzá.

En términos turísticos genera un flujo de visitas que, por lo que mueve el fútbol, difícilmente pueda lograr una temporada estival. “Ello, por ende, implica un impacto económico positivo para los servicios dedicados al turismo como en hoteles y gastronomía, pero también en otros servicios indirectamente vinculados como el comercio, alquileres de autos y viviendas”, agregó.

Según Bauzá, también implica que se generarían “muchos puestos de trabajo en la construcción (las que se requieran por FIFA para la candidatura), servicios y todo lo que rodea al mundo del fútbol dentro y fuera de un estadio (Fan Fest, hospitality, entre otros)”. Asimismo, dijo que recientemente FIFA publicó el balance de las Copas del Mundo y las ganancias han ido “in crescendo” con el paso de los mundiales. "El impacto de ser sede de un Mundial siempre es positivo”, afirmó.

Por su parte, Eduardo Ache, economista y hasta hace pocas semanas integrante del Ejecutivo de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) dijo a El País que en un evento deportivo de la magnitud del Mundial, el ingreso de divisas se tiene que medir en todas sus facetas. “Además de lo directamente vinculado a la organización del espectáculo futbolístico, la inversión y el trabajo que eso genera, también se ven beneficiadas la industria turística, gastronómica, hotelera, del transporte, de organización de eventos, de seguridad, así como el consumo tecnológico y el comercio en general, por lo que la economía recibe un impulso extra”, explicó.

En tanto, Nicolás Rivadavia, abogado especializado en Derecho Deportivo, cree al igual que Bauzá que dicho evento movilizaría la economía local ya que “se generan fuentes laborales, inversiones privadas y turismo debido a la exposición que va a tener el país”. Además, agregó que la visualización masiva que brinda ser anfitrión de un mundial “te muestra al mundo, por lo que es una buena oportunidad para potenciar la marca país”.

Las inversiones a realizar son el punto clave para que el Mundial se desarrolle de manera correcta, sin sobresaltos. Por ello, Bauzá dijo que “es evidente” que Uruguay deberá ofrecer otra sede además del Estadio Centenario, la razón y origen de esta candidatura mundialista. En ese sentido, afirmó que en este período de gobierno se construyeron nuevas rutas nacionales, se están mejorando otras y además se vienen inaugurando una red de aeropuertos en todo el país que pueden recibir vuelos internacionales en algunos casos puntuales, sumado a que existen varios complejos deportivos de primer nivel y una hotelería acorde a las exigencias de un evento de esta magnitud.

Por su parte, Rivadavia entiende que ser sede de un Mundial requiere de inversiones muy altas para el país debido a la manera en que se disputan hoy en día. Sin embargo, considerando que Uruguay no tendrá más de dos sedes, manifestó que eso posibilita que se puedan planificar mejor las inversiones para que las mismas no sean sólo para el Mundial, sino que perduren en el tiempo.

Una "vidriera inigualable" con efecto "exponencial"

Para el economista y exidirigente de la AUF, Eduardo Ache “la Copa Mundial es una vidriera promocional inigualable para cualquier país, mucho más para economías como la nuestra, que además cuenta con futbolistas de gran calidad en todas las generaciones”. A su vez, sostuvo que el efecto residual de ser una de las sedes de este evento puede “ser exponencial y beneficiar no solo el futuro de nuestro fútbol, sino también el de muchas otras industrias”.

A su vez, el economista Ignacio Munyo cree que “vale la pena” que Uruguay sea una de las sedes debido a la importancia para atraer inversores internacionales al fútbol uruguayo y que es una “oportunidad enorme” para arreglar no solo el Estadio Centenario, sino además construir un nuevo estacionamiento subterráneo en la zona del Paque Batlle para mejorar la movilidad en dicha zona.

“Urbanísticamente para Montevideo sería clave mejorar esa zona, ya que quedaría como un legado. Aún así, esto no debe convertirse en un elefante blanco, es decir, que dichas inversiones luego queden y no se usen”, agregó.

Ache expresó que aún no se puede profundizar en este terreno, ya que “recién estamos en la etapa inicial y FIFA aún no ha entregado el cuaderno de cargo con la guía que establece las condiciones generales que se exigen”. Aún así, sostuvo que hay que considerar que son cuatro los países postulantes, y que ya existen infraestructuras deportivas “lo bastante adecuadas como para constituirse en un excelente punto de partida”. Sumado a ello, Uruguay y la AUF cuentan con el respaldo financiero de Conmebol, ya que se hizo una fuerte inversión en la reforma del Centenario.

“Además de su mística y su historia (no olvidemos que serán los 100 años de la primera Copa Mundial), hoy contamos con un gran avance en lo edilicio y aunque es posible que FIFA agregue nuevas exigencias, no estamos partiendo desde cero”, expresó Ache.

En relación a ello, Bauzá indicó que cada país trabaja con los distintos ministerios involucrados en un evento como el Mundial, realizando análisis sobre cada área para que, al realizar inversiones, sean las necesarias en obra y gasto.

Comentó que la candidatura “Juntos 2030” apunta a cambiar el modelo que vienen teniendo los anteriores mundiales, donde el gasto desmedido y el lujo han estado por encima de lo verdaderamente importante: el fútbol. Por ello, se apunta a una candidatura sustentable, sin obras desmedidas, lejos del lujo y cerca de la practicidad, según Bauzá.

“Lo que se busca es volver a las raíces, dejando atrás las obras fastuosas y recuperar la identidad en base a la responsabilidad y sustentabilidad”, sentenció Bauzá.

¿Se podrían generar "elefantes blancos" si Uruguay es sede?

Ser sede de un mundial puede traer consecuencias financieras en el caso de que las obras y remodelaciones consecuentes pierdan su valor y esfuerzo al solo ser utilizadas durante el evento. No obstante, Munyo aseguró que eso no va a pasar, ya que los países que han tenido consecuencias económicas por una celebración de esta magnitud son los organizadores individuales y no los que lo hacen en conjunto, como es el caso de Uruguay. En ese sentido, indicó que es fundametal (para la venta del proyecto) “trabajar en conjunto con los demás países organizadores para mostrale a la FIFA y al mundo una buena coordinación para que el desarrollo de la región despegue”.

Bauzá dijo que eso no ocurrirá mientras se trabaje con responsabilidad, más que nada apuntando a la sustentabilidad. “Se tiene que construir pensando en el Mundial pero también en el mañana, en lo que quedará”, explicó.

“Tuve la suerte de estar en el Mundial de Sudáfrica 2010 como presidente de la AUF y me tocó regresar a ese país años después y pude ver lo que tristemente se le llama elefantes blancos, es decir, estructuras abandonadas y desmejoradas. No es eso lo que queremos y no es por ahí por donde iremos”, aseguró.

En ese sentido, Rivadavia comentó que los países que han tenido mayores pérdidas por organización de mundiales han sido Sudáfrica y Brasil, en este caso, países organizadores únicos. “Se invirtió mucho en ellos, en Sudáfrica hay estadios que ya no se usan, así como mejoras en aeropuertos y rutas. A veces el país no amerita todas esas inversiones”, afirmó el abogado. Por ello, en el caso de que Uruguay sea un anfitrión compartido logra “enfocar y visualizar mejor las inversiones” para que no traigan una crisis a futuro.

En tanto, Ache dijo que “es importante desterrar esa idea tan equivocada de que, acabado el Mundial, ya no se aprovechan las inversiones. Estamos hablando de una región de larga historia y calidad futbolística, que está llamada a integrarse y desarrollarse entre sí y con el mundo”.

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