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El aspecto económico en el que Uruguay no se “graduó” y estaba entre los peores de la clase

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Carlos Végh. Foto: Fernando Ponzetto.

EXPOSICIÓN

Pasó a ser uno de los países con mayor prociclicidad en sus políticas fiscales, la incorporación de la regla fiscal permite esperar una mejora en este sentido.

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En los últimos 60 años los países emergentes han desarrollado en promedio una política fiscal procíclica, la cual ha sido el mayor problema de la macroeconomía , según el execonomista jefe del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, el uruguayo Carlos Végh. Si bien Uruguay pasó a ser uno de los países con mayor prociclicidad en sus políticas fiscales, la incorporación de la regla fiscal permite esperar una mejora en este sentido.

En el evento de la Academia Nacional de Economía (Acadeco), “Política fiscal procíclica: Teoría y evidencia”, Végh explicó cómo se ha conducido la política fiscal de los países industriales y emergentes con datos de los últimos 60 años, los motivos para el desarrollo de la prociclicidad de la política fiscal de países en desarrollo, los países “graduados” -aquellos que pasaron de tener una política fiscal procíclica a una contracíclica- y las implicancias para las reglas fiscales.

“Hay que juzgar si una política fiscal es procíclica, acíclica o contracíclica, basada en los instrumentos de política fiscal, o sea en las variables fiscales que la autoridad fiscal puede controlar, que son el gasto público y la tasa impositiva”, afirmó el economista.

Explicó que la política fiscal se considera procíclica cuando “es expansionaría en buenos tiempos y contraccionaria en malos tiempos”, lo cual amplifica el ciclo económico (exacerba el crecimiento, pero también la caída). En tanto, la política fiscal contracíclica es aquella que tiene como objetivo suavizar el ciclo económico, ahorrando en tiempos de “vacas gordas” para desahorrar en tiempos de “vacas flacas”.

En este sentido, con respecto a la conducción de la política fiscal a través del ciclo económico, afirmó que se puede “concluir que los países emergentes han sido procíclicos en los últimos 60 años en promedio, tanto por el lado del gasto público (hubo un aumento de gasto en tiempos donde había un crecimiento del Producto Interno Bruto) como por el lado impositivo (hubo una baja de la tasa impositiva en tiempos en los que creció la actividad)”.

A su vez, destacó que de una base de 123 países, durante 1960 y 2021, el 85% de los 101 emergentes en ella tuvo una política fiscal procíclica, mientras de los 22 países industriales la tuvo solo un 27%,

Del mismo modo, destacó que el 88% de los países de Latinoamérica y el Caribe tuvo en promedio una política fiscal procíclica. En tanto, Jamaica es el país que en promedio tuvo una política fiscal contracíclica en ese período.

Los motivos para que los países emergentes caigan en la “trampa” de la prociclicidad, según Végh, son la falta de acceso a los mercados de crédito en malos tiempos y las presiones políticas a subir el gasto público en tiempos buenos.

La falta de acceso a los mercados de crédito en tiempos malos, implicaría que un país en esta situación “no tendrá más remedio” que bajar el gasto público, aumentar la tasa impositiva o ambas. En cambio, “los países desarrollados tienen fácil acceso a los mercados de capitales en todo momento”, agregó.

Del otro lado, la presión fiscal para el aumento del gasto público en tiempos buenos, lleva a que ante un exceso de gasto se deba ajustar al caer la bonanza, para “asegurar la solvencia fiscal intertemporal”. A su vez, destacó que “muchas veces también se bajan los impuestos para evitar que se malgaste”.

Graduación

Al analizar el desarrollo de la política fiscal en los países de América Latina y el Caribe, Végh destacó que entre los años 1960 y 2000, el país que tuvo en promedio una política fiscal contracíclica fue Jamaica, mientras que los otros 23 países mostraron una política fiscal procíclica.

En tanto, entre los años 2000 y 2017, los países que en promedio tuvieron una política fiscal contracíclica fueron seis (Costa Rica, Chile, El Salvador, Panamá, México y Colombia), esto es una tasa de “graduación” de 21%.

En el caso de Uruguay, de acuerdo a la correlación de los componentes cíclicos, previo al 2000 se encontraba en el séptimo lugar por delante de Chile, mientras que después de ese año pasó a estar penúltimo, siendo Venezuela el país con la mayor tasa de correlación de prociclicidad.

Sin embargo, Végh afirmó que se han implementado diferentes tipos de reglas fiscales para combatir la prociclicidad fiscal, siendo la mejor de estas la utilizada por Chile sobre el déficit fiscal estructural e implementada recientemente (junto a otros aspectos) por Uruguay.

En este sentido, destacó que esta se basa “en el déficit primario estructural, pero si uno trabaja este modelo teórico en donde saca la política fiscal óptima, se puede probar que si uno cumple con la regla estructural se puede replicar la política fiscal óptima”.

Asimismo, destacó que calcular el déficit ajustado por el ciclo “no es trivial”, pero la “experiencia de Chile indica que puede hacerse quizás en forma imperfecta”, en donde es mejor tener una regla fiscal “conceptualmente muy sólida” aunque esta sea “un poquito difícil de implementar”, en donde “se van a mejorar todos los cálculos de ajuste”, a tener ”una regla que ya desde un punto de vista conceptual no hace sentido”.

Sin embargo, concluyó que “no todo es rosa. En última instancia, si es un gobierno que quiere gastar todo lo que quiere, no va a haber regla fiscal que pueda solucionar el problema de la prociclicidad fiscal, si no hay una verdadera política de ahorrar en tiempos buenos”.

Cláusula de escape

Al ser consultado sobre las cláusulas de escape en las reglas fiscales, Végh separó a los países “serios” de los que no lo son.

En este sentido, destacó que si es un país “serio”, una cláusula de escape (permite desviaciones de la regla fiscal), se podría incorporar, pero si es un país en el que no existe la regla fiscal “para ahorrar en los tiempos buenos y para deshaorrar en tiempos malos, es un camino resbaladizo que llevaría a la desaparición de la regla fiscal”. A su vez, agregó que si es un país “serio”, el mercado creerá en que realmente se está utilizando esta cláusula por una coyuntura como lo fue la pandemia de covid-19, mientras que “si es Venezuela”, el mercado “va a decir que este es el comienzo de una política fiscal que va a llevar al país a una bancarrota”.

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