Xi Jinping aumenta su poder y logra histórico tercer mandato en China

La Asamblea Nacional china lo designó por unanimidad para el período 2023-2028.

11/03/2023, 04:00
Xi Jinping, presidente de China por tercer mandato consecutivo.
Foto: AFP
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Cuando Xi Jinping llegó al poder en 2012, algunos predijeron que sería el líder más liberal del Partido Comunista chino por su perfil discreto y su historial familiar. Más de diez años después, la realidad es bien distinta .

Reelegido en octubre al frente del Partido Comunista (PCCh), Xi obtuvo ahora un tercer mandato de cinco años como presidente.

En estos años, Xi demostró una ambición implacable, una intolerancia a la disidencia y un deseo de control que ha llegado hasta casi el último aspecto de la vida cotidiana de China.

Xi se ha erigido en un líder cuyo carisma y habilidoso relato político han creado un culto a la personalidad no visto desde los tiempos de Mao Zedong.

Pero poco se conoce sobre su persona o lo que lo motiva.

“Yo discuto la visión convencional de que Xi Jinping busca el poder por el poder”, dice a la AFP Alfred L. Chan, autor de un libro sobre su vida. “Yo diría que anhela el poder como un instrumento para cumplir su visión”.

“Realmente tiene una visión sobre China. Quiere que China se convierta en el país más poderoso del mundo”, dijo otro biógrafo, Adrian Geiges.

Aunque su familia integraba la élite del partido, Xi no parecía destinado a esta posición. Su padre Xi Zhongxun, un héroe revolucionario llegado a vice primer ministro, fue purgado durante la Revolución Cultural de Mao.

De un día para otro, el ahora presidente perdió su estatus. Una de sus medio hermanas se suicidó por las persecuciones.

Con 15 años fue enviado al centro de China, donde pasó años cargando cereales y durmiendo en cuevas. “La intensidad del trabajo me impactó”, reconoció.

También participó en sesiones en las que debía denunciar a su propio padre, según explicó en 1992 al diario The Washington Post. “Incluso si no entiendes, te fuerzan a entender (...) Esto te hace madurar antes”, contó.

Actualmente, la cueva donde durmió Xi se ha convertido en una atracción turística.

El camino en el PCCh no fue de rosas para Xi. Su solicitud fue rechazada varias veces por su legado familiar.

Empezó como jefe del partido en un pueblo en 1974; luego fue gobernador regional de Fujian en 1999, líder provincial del partido en Zhejiang en 2002 y en Shanghái en 2007. Entretanto, su padre fue rehabilitado en la década de 1970 tras la muerte de Mao.

En el plano personal, Xi se divorció de su primera mujer para casarse en 1987 con la popular soprano Peng Liyuan, entonces más conocida que él.

En 2007 fue nombrado en el comité permanente del Buró Político, el máximo órgano de decisión de China. Y cinco años más tarde llegó a la cumbre, reemplazando a Hu Jintao.

Tres poderes en uno

Este viernes fue formalmente designado por la Asamblea Nacional Popular (ANP) para un tercer mandato de cinco años (2023-2028) inédito entre sus predecesores. Tras ratificar su puesto como secretario general del PCCh en el XX Congreso de octubre pasado, Xi controla también la Comisión Militar Central, cargo que equivale al de jefe de las Fuerzas Armadas, lo que ratifica un dominio incuestionable sobre los tres brazos del poder: el Estado, el Partido y el Ejército.

En los últimos años, Xi logró eliminar de la Constitución la frase que establecía un límite de dos mandatos consecutivos, además de incluir sus teorías políticas en los textos de estudios.

La creciente rivalidad con Estados Unidos, el potencial conflicto con Taiwán -isla que China reclama-, los retos demográficos o reactivar la economía, maltrecha por la burbuja inmobiliaria y por los tres años de la estricta política del cero covid, serán algunos de los desafíos para Xi en el próximo quinquenio.

Para afrontarlos, el mandatario ya se rodeó en el XX Congreso de un nuevo equipo con hombres de confianza, quienes tendrán que rendir cuentas para lograr metas como la “prosperidad común”, la “autosuficiencia tecnológica” o la “reunificación” de Taiwán.

El propio Xi ha advertido muchas veces de que China navegará en un “mar tormentoso” en los próximos años, lo que augura llamados a la máxima obediencia y a la unidad en el seno del PCCh.

Pero su mayor desafío, según los expertos, será lidiar con la tensión con EE.UU. “China quiere convencer al mundo de que su modelo de desarrollo funciona y puede superar a EE.UU.”, comenta el profesor Xie Maosong, de la Universidad de Tsinghua, al diario South China Morning Post.

“Pero para llegar a esa meta, Xi debe primero reactivar la economía y cumplir con los objetivos de autosuficiencia tecnológica en medio de un entorno externo hostil y desfavorable”, agrega.

Acusa a EE.UU. de “amenazar la paz” y querer “una guerra fría”

China acusó ayer viernes a EE.UU. de “amenazar la paz regional” y querer “provocar una guerra fría en la región” tras su acuerdo militar con Filipinas, por el que Washington tiene acceso a cuatro nuevas bases militares en el archipiélago asiático, con las que pretende contrarrestar los movimientos del gobierno chino en Taiwán y en el mar de China Meridional.

“Dicha cooperación (militar entre EE.UU. y Filipinas) pondrá seriamente en peligro la paz y la estabilidad regional y arrastrará a Filipinas al abismo de las luchas geopolíticas, perjudicando en última instancia su desarrollo económico”, alertó la embajada china en Manila en un comentario.

El pasado 2 de febrero Filipinas y EE.UU. pactaron el acceso de tropas estadounidenses a cuatro nuevas bases militares en el archipiélago, extendiendo así el Pacto Mejorado de Cooperación en Defensa (EDCA) firmado en 2014, según el cual EE.UU. ya podía enviar tropas a cinco bases militares en territorio filipino.

Al menos tres de las nuevas bases estarán en el norte y noroeste del archipiélago, lo que ayudaría a contener los movimientos de China alrededor de Taiwán y en el mar de China Meridional, donde Filipinas y China se disputan varias islas.

Filipinas, que durante la presidencia de Rodrigo Duterte (2016-2022) se acercó a China, ha dado un giro de timón tras la llegada de Ferdinand Marcos Jr. el pasado año, buscando reforzar su histórica alianza con EE.UU.

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