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El mejor regalo navideño esta vez lo hizo la ciencia

Argentina. Trasplante de aparato digestivo a una niña

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BUENOS AIRES | SEBASTIÁN RÍOS,

LA NACIÓN/GDA

Como un regalo de Navidad, el martes Juana fue dada de alta. El 19 de noviembre la sometieron a una cirugía que la convirtió en la primera paciente pediátrica de América Latina en recibir un trasplante multivisceral.

"A Juana se le trasplantó el estómago, el duodeno, el páncreas, el bazo, el yeyuno-íleon y el hígado, todo en bloque", explicó el doctor Gabriel Gondolesi, jefe de la Unidad de Nutrición, Rehabilitación y Trasplante de Intestino de la Fundación Favaloro. Su equipo ya hizo una operación similar, pero en un paciente adulto.

"Todo salió muy bien. Los trasplantes multiviscerales son muy complejos. Ella tuvo unos días de posoperatorio muy duros, pero demostró una capacidad extraordinaria de recuperación", agregó el doctor Julio Trentadue, jefe del Área de Internación y Terapia Intensiva Pediátrica de la Fundación.

Juana llegó a necesitar el trasplante tras el avance de un tumor benigno en su aparato digestivo que no pudo ser extirpado en una intervención anterior. Hace un año, los médicos plantearon la posibilidad de un trasplante. "Si no se la trasplantaba, no tenía opciones", dijo Gondolesi.

la enfermedad. La afección de Juana era de nacimiento, pero la familia lo comenzó a notar hace tan solo cuatro años.

"Todo surgió a partir de una duda sobre el tamaño de su panza -recordó Lisandro Capozucca, padre de la niña-. Todo el mundo decía `qué linda pancita`". La duda llevó a la consulta médica, y allí se descubrió la causa de lo prominente del abdomen de Juana.

"Juani tenía un tumor que involucraba la raíz del mesenterio, que es donde se fija el intestino, lo que involucra también a los vasos sanguíneos", explicó el doctor Trentadue.

"La enfermedad avanzaba, lo que impedía que el intestino absorbiera los nutrientes de los alimentos -continuó-. Eso obligó a comenzar con alimentación parenteral, en la cual se colocan catéteres en las venas gruesas del organismo para administrar la alimentación. Pero con el paso de los años esas venas se tapan, lo que obliga a considerar la posibilidad de un trasplante", agregó el médico.

Contó Lisandro que entonces recurrieron a todo tipo de médico o centro médico que estuviera a su alcance en busca de una cura para Juana. Nada parecía detener la enfermedad. Fue entonces cuando, casi de casualidad, dieron con el equipo de trasplantes de la Fundación Favaloro.

"En agosto del año pasado mi cuñada leyó un artículo en el diario La Nación sobre un trasplante de intestino que hizo Gondolesi, y nos vinimos a la fundación a consultar", contó Capozucca.

En espera. Juana comenzó a ser evaluada para trasplante, pero mientras tanto, los médicos decidieron probar la posibilidad de extraer el tumor, extirpando sólo el intestino.

"En la cirugía nos dimos cuenta de que era imposible, porque la enfermedad comprometía todo el eje pancreático y se extendía hacia el eje hepático", dijo Gondolesi.

Entonces, Juana entró en lista de espera para trasplante. Un mes y medio después, finalmente apareció un donante. "Ella fue a cirugía esa noche sin saber si íbamos a poder trasplantarla o no, porque existía la posibilidad de que el tumor hubiera avanzado hacia territorios que impidieran implantar los órganos nuevos- contó Trentadue-. Juani estaba en un quirófano y al lado había otra chiquita que necesitaba un trasplante de intestino, ante la posibilidad de que Juani no lo pudiera recibir."

"Felizmente, se pudo hacer", dijo el médico. Once días más tarde, apareció otro donante pediátrico de intestino, y la niña que esperaba en la quirófano de al lado pudo ser trasplantada con éxito.

La primera semana posterior al trasplante fue difícil, señaló Trentadue. "Hubo una falla orgánica múltiple -explicó-, pero luego de esa primera semana tormentosa el nuevo hígado se acomodó bien, el páncreas comenzó a funcionar y Juani comenzó a poder recibir alimentos por la boca."

Comer. Juana volvió a hacer eso que no hacía desde que comenzó a alimentarse en forma parenteral, hace más de un año. La asombrosa recuperación de Juana fue la que permitió que en vísperas de Navidad le dieran el alta.

"No esperábamos nada, nunca pensamos que pudiera ser tan rápido -aseguró Lisandro-. Estamos viviendo dentro del (huracán) Katrina en una tabla de surf, y vemos que vamos bien, que no nos caemos de la tabla."

Juana y su familia todavía no pueden volver a su ciudad, Venado Tuerto, ya que la pequeña debe seguir con controles médicos semanales, mientras los médicos siguen de cerca su evolución y van graduando su alimentación, con miras a que deje el soporte parenteral que hoy convive con la alimentación por boca.

En Uruguay no se hace esa operación

Un caso idéntico al de la niña Juana Capozucca, si se diera en Uruguay, exigiría una intervención en el extranjero. Trasplantes múltiples de este tipo no se hacen en el país. "Se dieron casos, aunque excepcionales, que no se pudieron operar acá", señaló a El País la Directora del Instituto Nacional de Donación y Trasplante, Inés Álvarez. "Lo que sí hacemos son trasplantes de corazón y riñón, y renopancreáticos", agregó. De estos últimos, en 2008 se practicaron seis y 113 solo renales. Son casi 1.000 las personas que esperan por órganos de donantes en Uruguay. Álvarez señala que hay 400 personas a la espera de un riñón, 15 de un corazón y 12 de un trasplante renopancreático. La cifra llega casi a mil porque el resto espera un trasplante de córnea.

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