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Desastre en México: hay 67 muertos en explosión

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Forenses retiran el cuerpo de una víctima de la explosión en el estado de Hidalgo. Foto: Reuters

Días de drama

Causa 76 heridos, entre ellos 8 niños; buscan a familiares entre los cuerpos calcinados.

Un ducto de combustible estalló mientras era saqueado por cientos de personas y causó al menos 66 muertos y 76 heridos en el estado central de Hidalgo, donde las autoridades continuaban las pesquisas, entre cuerpos calcinados y pobladores que buscaban a familiares.

Entre los heridos hay ocho menores de edad, uno de ellos de 12 años, informó el gobernador de Hidalgo, Omar Fayad, en rueda de prensa en el Palacio Nacional de Ciudad de México, junto al presidente Andrés Manuel López Obrador.

El estallido ocurrió en la comunidad de Tlahuelilpan, a unos 120 km de la capital, luego de que un ducto fuera perforado por traficantes de combustible y cientos de personas, incluidas familias enteras, se lanzaron para llevarse gasolina en contenedores.

Dos horas después de que perforaron el conducto, “se nos informa que había habido una explosión” y “las llamas estaban consumiendo todo lo que había alrededor”, añadió Fayad.

El ducto, informó de su lado en la conferencia Octavio Romero, director de la estatal Petróleos Mexicanos (Pemex), estaba en proceso de ser llenado, luego de que el 23 de diciembre pasado se suspendió su operación por órdenes de López Obrador para combatir el llamado “huachicoleo”, como se conoce el robo y tráfico de combustible. Este delito deja pérdidas por unos 3.000 millones de dólares anuales.

La investigación de “los hechos va a estar a cargo de la Procuraduría General” (Fiscalía), dijo de su lado López Obrador.

El fiscal general en funciones, Alejandro Gertz, describió el percance como “intencional” porque “alguien hizo esa perforación y el incendió fue consecuencia del delito”.

Reconoció que enfrentan “limitaciones” en la investigación toda vez que “las personas mas cercanas a la explosión fallecieron”.

Imágenes captadas justo después del estallido muestran a numerosas personas gritando y corriendo mientras ardían en llamas, otros caminaban sobre la carretera con amplias del zonas del cuerpo severamente afectadas por el fuego.

El sitio de la explosión amaneció custodiado por militares mientras en el ambiente se percibía fuerte olor a combustible.

Los cuerpos carbonizados permanecen en el lugar en la posición en la que fallecieron y en la maleza se observa ropa quemada.

Durante la madrugada, varias personas se trasladaron hasta el centro de la explosión para intentar identificar entre los cuerpos carbonizados a sus familiares desaparecidos.

“Llegando de trabajar me dijeron que estaba la gasolina y mucha gente, que me viniera pero dije ‘no, ¿para qué?”, dice un hombre de mediana edad que evita dar su nombre y espera noticias de su nuera.

Entre robos, omisión, el peligro y perjuicios

El robo de combustible es un problema antiguo en México, creció de manera exponencial durante el sexenio de Felipe Calderón y se disparó en el de Enrique Peña Nieto. Ocurrió en estados de la costa del Golfo, Tabasco, Veracruz, Tamaulipas y también en el centro, en Guanajuato, Hidalgo y Puebla, entre la costa y los principales centros de consumo, caso de Querétaro y sobre todo Ciudad de México, indica El País de Madrid. Solo en Hidalgo, las autoridades ubicaron 1.064 tomas clandestinas en 2017 y fueron 1.726 en 2018, solo por detrás de Puebla. En total, en el último año, fueron 12.581 en todo el país, lo que significa un máximo histórico.

El presidente Manuel López Obrador no ha dudado en señalar a Petróleos Mexicanos (Pemex) como origen y causa del robo de combustible. La semana pasada, apuntó a los últimos presidentes, Enrique Peña Nieto, Felipe Calderón y Vicente Fox, por hacer caso omiso del problema. “Era una especie de tolerancia, estaba pactado o se daba por hecho”, afirmó.

Se sabía y no se hacía nada para evitarlo, señala El País de Madrid. Hace semana y media, el presidente informó del hallazgo de una toma clandestina en una refinería de Pemex, una manguera de tres kilómetros de largo que sale de la refinería de Salamanca, en Guanajuato y llega a un depósito escondido.

Elementos del Ejército llegaron al sitio donde estaba el ducto perforado, pero no consiguieron contener a los civiles que corrían con sus contenedores para llevarse el combustible y optaron por mantenerse a la distancia para no provocar una confrontación.

“La actitud del Ejército fue correcta, no es fácil ante una multitud hacer prevalecer el orden”, expuso López Obrador.

El presidente dijo que seguirá con su estrategia de combatir el robo de combustibles, un delito que ha repuntado en los últimos años en México de la mano del narcotráfico y que es parte de la diversificación de sus actividades delictivas.

El presidente, de 65 años que asumió el 1 de diciembre, atribuyó el hecho de que sean familias enteras las involucradas en “huachicoleo” a que “se les abandonó por completo, no han tenido posibilidad de satisfacer sus necesidades básicas”.

“Tenemos la convicción de que el pueblo es bueno, es honesto”, dijo López Obrador al anunciar que la próxima semana recorrerá las zonas donde se ha generalizado este delito para “convencer” a los pobladores.

Hay que “portarnos bien, que nadie se vea en la necesidad de cometer ilícitos”, dijo, al señalar que les ofrecerá ayudas económicas.

La AFP hizo un recorrido por el poblado cercano a la explosión, de unos 20.000 habitantes, y observó calles pavimentadas con servicios, comercios y algunos hoteles. Los pobladores señalan que se dedican a la agricultura y el transporte.

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