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Brexit y COVID-19, el cóctel que tiene a Irlanda del Norte bajo tensión

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La violencia volvió a estallar ayer jueves por la noche en Irlanda del Norte. Foto: AFP
Police officer use water cannon as they clash with nationalist youths in the Springfield Road area of Belfast on April 8, 2021 as disorder continued in the Northern Ireland capital following days of mainly loyalist violence. - Northern Ireland police faced a barrage of petrol bombs and rocks on on April 8, an AFP journalist said, as violence once again flared on the republican side of the divided city Belfast despite pleas for calm. Rioting over the last few days -- the city's worst unrest in recent years -- had mainly stemmed from its unionist community, who are angry over apparent economic dislocation due to Brexit and existing tensions with pro-Irish nationalist communities. (Photo by Paul Faith / AFP)
PAUL FAITH/AFP

ECOS DE LA SALIDA BRITÁNICA DE LA UE

Estos incidentes reavivaron el fantasma de tres décadas de sangriento conflicto entre republicanos católicos y unionistas protestantes.

El Brexit y la pandemia de coronavirus están avivando las tensiones en Irlanda del Norte, que cierra una semana de disturbios callejeros. Estos incidentes reavivaron el fantasma de tres décadas de sangriento conflicto entre republicanos católicos y unionistas protestantes, que dejaron unos 3.500 muertos hasta la firma del acuerdo de paz del Viernes Santo de 1998.

Ayer jueves, el primer ministro británico, Boris Johnson, y su homólogo irlandés, Micheal Martin, pidieron calma tras las violencias “inaceptables” registradas en Irlanda del Norte.

El Ejecutivo norirlandés, compartido entre protestantes y católicos, también pidió el fin de la violencia, aunque reflejando sus divisiones internas.

La violencia no se ejerce “en nombre de las personas que viven en las zonas” unionistas, afirmó la primera ministra de Irlanda del Norte, la unionista Arlene Foster.

Denunciando una “peligrosa escalada”, su vice primera ministra Michelle O’Neill, del republicano Sinn Fein, acusó a los grupos paramilitares unionistas de incitar a los adolescentes a enfrentarse a la policía.

Y la ministra de Justicia, Naomi Long, del centrista Partido de la Alianza, denunció las promesas incumplidas del gobierno británico sobre el Brexit, afirmando sentir “simpatía por la gente de aquí que se siente traicionada”.

Algunos observadores atribuyen el rebrote de la violencia al enfrentamiento entre la policía autónoma y el Partido Democrático Unionista (DUP), molesto porque las autoridades decidieron la pasada semana no imputar a miembros del Sinn Féin, brazo político del ya inactivo Ejército Republicano Irlandés (IRA), que asistieron en junio al funeral de un antiguo líder paramilitar pese a las restricciones por la pandemia.

Pero el tema tiene sus raíces en el Brexit y, en concreto, en el controvertido Protocolo Irlandés, incluido en el acuerdo de salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE).

Hagamos un poco de historia para entender la situación en Irlanda del Norte y la tensiones actuales.

El acuerdo de paz de 1998 eliminó la frontera entre la provincia británica y la vecina República de Irlanda -país miembro de la UE-, hasta que el Brexit lo trastocó todo.

Tras duras negociaciones, el gobierno británico y la UE acordaron una solución que evita reinstaurar esa frontera física en la isla.

La solución dice que Irlanda del Norte sigue vinculada al mercado único comunitario, por lo que las mercancías que cruzan entre ese territorio y el resto del Reino Unido deben pasar controles aduaneros. Esto ha provocado encarecimiento y escasez de productos y tensiones políticas.

Aunque esa solución fue diseñada para evitar el establecimiento de una frontera física entre las dos Irlandas, los unionistas creen que pone en peligro su relación con el Reino Unido, sobre todo ahora que los partidos nacionalistas han redoblado sus esfuerzos para avanzar en el objetivo histórico de la reunificación de la isla.

En este clima de creciente crispación, el ministro irlandés de Asuntos Exteriores, Simon Coveney, advirtió que los disturbios “causarán muertes” si los políticos no trabajan juntos para “rebajar la tensión”. Coveney pidió recuperar el espíritu del acuerdo del Viernes Santo.

Los alborotadores lanzaron proyectiles y cócteles Molotov contra las fuerzas de seguridad en Belfast. Foto: AFP
Los alborotadores lanzaron proyectiles y cócteles Molotov contra las fuerzas de seguridad en Belfast. Foto: AFP

De momento, el gobierno de Boris Johnson abordará la situación a través del ministro para Irlanda del Norte, Brandon Lewis, quien mantuvo ayer jueves en Belfast una reunión con los principales partidos de la región.

Sin embargo, Lewis no se reunió con el llamado Consejo de Comunidades Lealistas (LCC). Esta organización representa a los tres principales grupos paramilitares protestantes de Irlanda del Norte, los cuales retiraron el pasado mes su apoyo al acuerdo del Viernes Santo por su oposición al protocolo del Brexit, aunque aseguraron que se mantienen en tregua.

“Siempre estoy dispuesto a reunirme con cualquiera que tiene claro que el proceso para abordar los problemas es a través de la vía democrática”, dijo Lewis a ese respecto.

El acuerdo de Viernes Santo. Foto: AFP

La actual tensión en Irlanda del Norte llevó a que el gobierno de Estados Unidos lanzara ayer jueves un llamado a la calma, declarándose “preocupada” por los incidentes violentos, según un comunicado de la Casa Blanca.

Durante una reunión con el primer ministro irlandés en el Día de San Patricio, el 17 de marzo, Joe Biden, orgulloso de sus orígenes irlandeses, dijo que era “absolutamente esencial” mantener el Acuerdo de Viernes Santo.

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