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Brasil agitado, Argentina resurge

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Desde que asumió Macri, aplica varias medidas para abrir la economía. Foto: Casa Rosada.

Dilma Rousseff enfrenta el riesgo de juicio político, mientras la economía puede caer 3,7%; Mauricio Macri empezó a cambiar la perspectiva de su país.

Brasil inicia en 2016 su año olímpico, pero los juegos de Río de Janeiro, los primeros que se celebrarán en Sudamérica, están cercados por una aguda crisis política y económica que ha eclipsado los preparativos.

La elección de Río como sede olímpica, en 2009, se produjo en un clima de euforia económica y estabilidad política en Brasil, un panorama antagónico al que el gigante latinoamericano enfrentará este año.

El clima de fiesta con el que los brasileños esperaban recibir los Juegos Olímpicos de 2016 se ha visto contaminado por el pesimismo ante la delicada situación que atraviesa la mayor economía de Latinoamérica.

Brasil comienza el año con una salud debilitada: una economía hundida, un gigantesco escándalo de corrupción en la petrolera estatal Petrobras y una crisis política que amenaza a la presidenta, Dilma Rousseff, con la apertura de un juicio político con miras a su destitución.

La suma de malos augurios ha desplazado de la primera página la atención sobre los Juegos Olímpicos, el segundo gran evento deportivo que Brasil acogerá tras celebrar el Mundial de Fútbol.

Las previsiones del mercado financiero indican que el Producto Interior Bruto (PIB) del país se contraerá en 2015 alrededor de un 3,70 %, el peor resultado en los últimos 25 años, y la tendencia bajista continuará este año, para cuando se espera una contracción de alrededor del 2,80 %.

Los analistas del sector privado coinciden en que la recuperación de la economía brasileña no será posible este año si no se encuentra una salida a la crisis política en la que está inmersa el país y que acecha la popularidad de la presidenta Rousseff.

Riesgo.

A lo largo de 2016, la mandataria deberá recabar apoyos para evitar que su indomable base aliada permita la apertura de un juicio político con miras a acortar su segundo mandato, el cual asumió hace exactamente un año, después de ganar por un estrecho margen en el balotaje de octubre de 2014 frente al opositor senador Aécio Neves.

El trámite del juicio político fue autorizado a inicios de este mes por el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, pero la Corte Suprema identificó algunos "errores de procedimiento" y ordenó que todo el proceso sea reiniciado, lo cual ha quedado pendiente para este febrero, cuando concluirá un receso parlamentario que comenzó el pasado día 22.

Cunha, quien también enfrenta un juicio político en la Comisión de Ética de la Cámara, es miembro del oficialista Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), del vicepresidente Michel Temer, pero como otros dirigentes de la formación ha pasado a engrosar de forma personal las filas de la oposición, lo que podría complicar la vida política de Rousseff.

Los problemas políticos también han impedido la aprobación de gran parte de las medidas del paquete de ajuste fiscal que el Gobierno lanzó para sanear la débil situación del país, por lo que la jefa de Estado tendrá como asignatura pendiente conseguir el apoyo del Congreso para llevar a cabo su plan económico.

En medio de una inflación próxima a los dos dígitos, un aumento de los índices de desempleo y una restricción al crédito, aunados a la incertidumbre política y económica, ha llevado al real brasileño a depreciarse más de un 48 % el pasado año.

El dólar llegó a romper su máximo histórico en Brasil en 2015, y cruzó por primera vez la barrera de los cuatro reales, un valor que ha sido sobrepasado en repetidas ocasiones durante los últimos meses del pasado año y que se espera que lo siga haciendo en 2016.

A pesar de los efectos negativos que el aumento del dólar tiene sobre los precios en el mercado interno, la apreciación de la moneda estadounidense podría favorecer la llegada de más turistas a los Juegos Olímpicos de Río, una ventana en la que Brasil también podrá mostrar al mundo lo mejor de sí mismo.

Apertura.

El nuevo año en Argentina comenzó el 10 de diciembre. Tras 12 años de kirchnerismo, la toma de posesión de Mauricio Macri situó al país ante una rápida transformación, aún en proceso, pero 2016 llega con los desafíos que pondrán a prueba "el cambio", como controlar la inflación y mantener la paz social.

En poco más de medio mes, el nuevo Gobierno liberó de restricciones al mercado cambiario que operó con tranquilidad y cerró el año con el dólar mayorista a $ 13,04, como también a las exportaciones industriales y agrarias; pretende aligerar el grueso aparato del Estado; promete buscar una salida al litigio de la deuda con los fondos especulativos en Estados Unidos y ha comenzado a eliminar subsidios, como los de la luz y el gas.

Aunque todas estas medidas coinciden con las expectativas electorales generadas por Macri, los argentinos saben también que 2016 llega con la otra cara de la moneda. En un país acostumbrado a vivir con el mal endémico de la inflación, se teme el efecto de la política macrista en los precios, con la conflictiva negociación de la actualización salarial a la vuelta de la esquina.

No hay aún cifras oficiales de los nuevos gestores, que han decretado la "emergencia estadística" por el mal estado en el que encontraron el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), pero el ministro de Hacienda, Alfonso Prat-Gay, anticipó que se calcula una subida del IPC (Índice de Precios al Consumo) en diciembre de entre el 3 y el 3,5 %.

Además, el nuevo Gobierno se enfrenta al complejo reto de conseguir abundante entrada de capitales extranjeros para frenar la caída de las reservas del Banco Central y evitar así profundizar la depreciación del peso argentino.

Acuerdos con los exportadores agrarios para la liquidación de granos, préstamos del BID y acuerdos de intercambio de monedas con China han centrado los primeros esfuerzos.

De todas esas cifras dependerá el desarrollo de las siempre complejas negociaciones paritarias de 2016 con los poderosos sindicatos argentinos, que ya advirtieron que la devaluación del peso y medidas como la quita de subsidios deberán ser tenidas en cuenta a la hora de valorar la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores.

Los que no han esperado al nuevo año para rebelarse contra el Gobierno y prometen dar batalla son los gremios de trabajadores estatales, protagonistas de las primeras protestas sociales del mandato debido a la intención de Macri de revisar los contratos de empleados públicos de los tres últimos años y de evaluar dejar salir a miles de personas con contratos temporales.

Fuera de las fronteras, Argentina se encuentra ante al reto de reposicionarse en el tablero internacional y de arreglar la cuenta pendiente con los fondos especulativos que no aceptaron las reestructuraciones de la deuda pública planteadas durante el kirchnerismo y ganaron al país un juicio en Nueva York.

La nueva canciller argentina, Susana Malcorra, prometió que el Ejecutivo va a tratar de encaminar el conflicto, que mantene al país en cese de pagos parcial desde 2014.

Macri ha anticipado también que buscará dar un nuevo impulso al Mercosur y que pedirá que el bloque se mueva en la dirección de aumentar vínculos comerciales con la Alianza del Pacífico y la Unión Europea.

En la otra cara de la moneda, el Ejecutivo de Macri buscará recomponer relaciones exteriores deterioradas durante el kirchnerismo, con países como Estados Unidos.

Preocupa la inflación y esperan más inversiones.

La crisis económica puede intensificarse en Brasil en 2016, según las opiniones de varios analistas consultados por el diario O Globo. Los motivos del pesimismo son las dificultades con las cuentas públicas, el cuadro político incierto y el deterioro del mercado laboral. Claudio Frischtak, de Inter B. Consultoria, estimó que la caída de la economía será de entre 3,5% y 4%, en tanto el desempleo llegaría al 12%.

Aloisio Campelo, responsable de las encuestas de la Fundación Getulio Vargas, indicó que la confianza es clave para el aumento de la inversión, y que se nota mejor ánimo entre las empresas que trabajan con el sector externo.

En materia de inflación, los expertos señalan que hay una herencia pesada de 2015 y que el desafío de controlar los precios será del Banco Central. El mercado financiero prevé nuevos aumentos de las tasas de interés.

PROTAGONISTAS DE LA ESCENA INTERNACIONAL

Dilma Rousseff - Presidenta de Brasil.

El viernes se cumplió un año del comienzo de su segundo mandato en el gobierno. Le espera un año cuesta arriba con la amenaza de un juicio político, la situación económica adversa después de años de crecimiento y su partido golpeado por el escándalo de corrupción.

Mauricio Macri - Presidente de Argentina.

Después de su triunfo por poca diferencia en el balotaje, asumió la presidencia y comenzó a cumplir sus promesas de la campaña electoral. Comenzó por normalizar la economía y dar un nuevo enfoque armonioso a las relaciones de Argentina con el mundo.

Barack Obama - Presidente de Estados Unidos.

El 20 de enero, inicia su último año de mandato. Una de sus metas para 2016 es disminuir al máximo y si es posible, derrotar a los terroristas del Estado Islámico. Sigue intentando la reforma del sistema migratorio y el control de la venta de armas en Estados Unidos.

Xi Jinping - Presidente de China.

Pone en marcha este año un nuevo Plan Quinquenal (2016-2020) para fortalecer la economía. "2016 es decisivo para comenzar a construir una sociedad modestamente acomodada", dijo en su mensaje de fin de año. Continuará la campaña contra la corrupción.

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Desde que asumió Macri, aplica varias medidas para abrir la economía. Foto: Casa Rosada.

Un año con interrogantes

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