REINO UNIDO

El “superjueves” de las elecciones regionales en el Reino Unido dio para que festejaran tanto el primer ministro Boris Johnson como los nacionalistas escoceses. Cuando todavía se cuentas los votos, ya se confirmó la histórica victoria de los conservadores de Johnson en Hartlepool, bastión laborista del noreste de Inglaterra, en tanto los primeros resultados en Escocia apuntan a una victoria del Partido Nacional Escocés (SNP), que aspira a obtener una mayoría suficiente para buscar otro referéndum de independencia.

El recuento en Escocia, que empezó ayer viernes, avanza con lentitud debido a la pandemia. Se espera que los resultados definitivos de los 129 escaños al Parlamento regional de Edimburgo se conozcan hoy sábado por la noche.

La líder del SNP, Nicola Sturgeon, prometió celebrar un nuevo plebiscito de independencia una vez que Escocia supere la crisis del COVID-19.

Hasta ayer viernes, el SNP llevaba ganados 38 escaños, seguido de los liberaldemócratas con 4, los conservadores con 3 y los laboristas con 2.

Los Verdes, que también están a favor de otro referéndum sobre la independencia, han quedado relegados.

Tras estos primeros resultados, Sturgeon prometió sacar a Escocia de la crisis del COVID-19 y luego, “cuando el momento sea el correcto, ofrecer a este país la opción de un futuro mejor”, en clara referencia a buscar una segunda consulta sobre la independencia, después de que los escoceses rechazaran la escisión en la de 2014.

La participación fue del 63%, más alta que en anteriores elecciones regionales.

Por su parte, el primer ministro Boris Johnson celebró la histórica victoria de los conservadores en Hartlepool, bastión laborista del noreste de Inglaterra. Jill Mortimer, candidata conservadora al escaño por Hartlepool, vacante en el Parlamento tras la dimisión de su diputado por acusaciones de acoso sexual, obtuvo casi el doble de votos que su adversario laborista.

Es la primera vez desde la creación de este puesto en 1974 que esta localidad del “muro rojo”, zona históricamente izquierdista del desindustrializado norte de Inglaterra, elige a un diputado conservador.

Johnson no perdió la oportunidad de desplazarse inmediatamente allí y recordar que en 2016 Hartlepool votó por el Brexit. “Gracias a él podemos hacer otras cosas” como “enfrentarnos a la Superliga europea y (...) actuar de forma un poco diferente en lo que respecta a la vacunación (contra el COVID-19), que ha sido tan importante y hemos podido realizar más rápidamente que otros países europeos”, afirmó.

Estas elecciones, que suman comicios municipales y regionales, son la primera prueba electoral para los conservadores tras la salida de la Unión Europea (UE) y la irrupción del coronavirus.

Este resultado es un mal presagio de cara a las generales de 2024 para el líder opositor laborista Keir Starmer que se declaró “decepcionado”.

Hace uno año tomó las riendas del partido Laborista prometiendo levantarla tras el fracaso electoral de su predecesor Jeremy Corbyn en las legislativas de 2019.

Pero le está costando convencer. “Que una ciudad como Hartlepool, que ha sido laborista durante medio siglo, esté ahora en manos de los conservadores es desgarrador”, dijo a la BBC el responsable laborista de Comunidades Locales, Steve Reed, lamentando un “resultado demoledor”.

Así, pese a los 127.000 muertos por COVID-19, el mayor balance de cualquier país europeo, y los recientes escándalos de amiguismo y posible corrupción, Johnson aprueba con buena nota su primer examen electoral.

Le queda sin embargo a Johnson una prueba mucho más importante que superar: el triunfo que los independentistas en Escocia. (Con información de AFP y EFE)