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Tres abuelos que reman por pasión

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Los veteranos remeros argentinos fueron recibidos por personal de la Prefectura Naval. Foto: D. Rojas

Tres abuelos de 72, 74 y 77 años remaron desde Buenos Aires a Las Cañas, en una travesía de casi 200 kilómetros.

"Queremos hacerlo hasta que dejemos de ser jóvenes" dijo Pablo Enrique Rehmann (77), capitán de la tripulación. Le acompañan su primo Ernesto Rehmann, de 74, y Guido Hampel, de 72, que aún trabaja como ingeniero y vive como si los años no pasaran.

El director de Turismo de Río Negro, Nazario Pomi, y el encargado de Deportes, Julio Martínez, fueron a recibirlos a la costa para reconocer el esfuerzo. Una moto náutica con personal de Prefectura los escoltó desde que aparecieron en el horizonte.

Semejante sacrificio envuelve un conjunto de esperanzadores mensajes no solo para jóvenes agobiados por adicciones sino también para muchos adultos que consideran que al pasar determinada edad, entran en una etapa en la que hay que sentarse a esperar inexorablemente el fin de la vida.

"Nos conocemos desde niños y hemos hecho deporte toda la vida", cuenta Pablo como explicación al excepcional estado de salud y al buen humor de los tres. Guido vino con una faja puesta porque tiene una hernia umbilical de la que se operará al regreso.

"Nuestras esposas de a rato piensan que estamos locos, pero si es por nosotros queremos hacerlo hasta que dejemos de ser jóvenes", dice Pablo lanzando una carcajada. "Buscamos distintos puntos de Uruguay. La primera travesía fue a Mercedes. La idea siempre es volver bajando a favor del río para no tener toda esa lucha que supone remar contra la corriente", dice el capitán e idóneo en el comportamiento de los cauces de agua.

Ernesto es quien, además de las relaciones públicas, se encarga de la cartografía y de llevar al día la bitácora donde registra a la vieja usanza cada detalle del paisaje, y cada pájaro que se les cruza en el camino.

"La gente conoce acerca de Las Cañas, pero el día que los argentinos descubran toda la costa que tienen desde isla de Lobos a Fray Bentos, ustedes se hacen ricos", dijo Ernesto a pocos segundos de poner pie en tierra firme.

El viaje.

Partieron el sábado 21 de febrero desde el dique Luján de la localidad de Benavídez en el partido de Tigre, provincia de Buenos Aires y cruzaron por el Delta del Tigre frente a Nueva Palmira. Representan al club Teutonia fundado en 1890, el club de habla alemana más antiguo de Sudamérica.

Viajan a bordo de una estructura alemana de la década de 1940, el F11 "Abra vieja" que retocaron antes del viaje. Guido es nacido en Alemania y los primos Rehmann son descendientes que forman una comunidad de veteranos afín al deporte náutico. Compiten juntos desde 1950 y siguen remando por deporte desde hace 65 años.

El bote se desplaza a una velocidad de entre 4 y 6 kilómetros por hora y navegan entre 30 y 35 kilómetros diarios. Consumen diariamente 10 litros de agua; por eso la carga total a bordo del F11 es de 400 kilogramos entre insumos y el peso de los tres veteranos.

Impactados por el viejo Anglo.

De las primeras cosas que hicieron los remeros fue visitar las instalaciones del paisaje industrial creado por Justus von Liebig (exfrigorífico Anglo) que adquirió fama internacional al conocerse como la "cocina del mundo" durante las dos guerras mundiales. "Nos dejó impactados. Tiene piezas de incalculable valor que ya no existen en el mundo", dijo Ernesto.

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Los veteranos remeros argentinos fueron recibidos por personal de la Prefectura Naval. Foto: D. Rojas

Integran un club alemán de Tigre y llegaron en un pequeño bote de 1940

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