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Hermandad dominicana se abre paso en Uruguay

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Ruth Marmolejos, directora del grupo Hermanas Mirabal en Uruguay. Foto: Darwin Borrelli

Entre dos tierras

Comparten platos típicos, fotos o anécdotas, bailan merengue y bachata, y aceptan a los hombres.

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Ruth Marmolejo se enamoró de un uruguayo en su República Dominicana natal. Se casaron y tuvieron a su primera hija allá, pero el trabajo de él obligó a que la familia se mudara a Uruguay en 2004.

Las redes sociales no estaban en auge 15 años atrás, tampoco existía el Whatsapp ni otras aplicaciones para hablar y verse las caras gratis a través del celular. Ruth, que telefoneaba a su casa una vez al mes, necesitaba un vínculo con su tierra y “alguien que hablara como yo”.

Se le ocurrió llamar a la embajada de su país, y lloró de emoción cuando escuchó el fuerte acento del esposo de la embajadora. Él la atendió y la contactó con sus hijas “porque en esa época no había muchos compatriotas”.

Ruth no era consciente de que esa acción sería el primer paso para tejer una red entre personas de su país, que derivó en la creación de Hermanas Mirabal, un grupo de familias dominico-uruguayas que se reúne cada mes desde 2004, y realiza distintas tareas solidarias.

DATP

La cifra: 10%

Son las familias de dominicana que integran el grupo Hermanas Mirabal. Admiten hombres pero son minoría; hay uno solo.

En noviembre inauguraron la muestra fotográfica “República Dominicana” que se exhibirá hasta marzo de 2019 en el Museo de las Migraciones (MUMI).

“Solo se menciona Punta Cana, pero República Dominicana es mucho más que playas, somos ríos, lagos, lagunas, montañas. Y queríamos que el uruguayo conociera un poquito más sobre nosotros”, dice.

Causalidades.

Ruth volvía de unas vacaciones en sus pagos, escuchó a dos adolescentes hablar en tono dominicano en el aeropuerto de Panamá, y se animó a preguntarles si iban para Uruguay. “Vivimos allá”, le contestaron. Su rostro se iluminó e intercambiaron números de teléfonos. Ruth llamó a la madre de las chicas apenas aterrizó el avión. Resultó que vivía en Atlántida, se reunieron, luego conocieron a otras dominicanas de la zona, y juntas se bautizaron Hermanas Mirabal.

El grupo lo integran 10 personas, pero llegó a haber 20 miembros: “se van algunos, y vuelven otros, sobre todo por motivos laborales”. Admiten hombres, aunque son minoría: hoy hay uno solo, el padre de Ruth, que lleva dos años en Uruguay.

El leit motiv de los encuentros está intacto hace 15 años: comer platos típicos (arroz, porotos, carne, pollo, y aguacate), bailar merengue y bachata, mirar fotos y compartir viejas anécdotas de su tierra. Hablan de sus hijos, y una vez por año hacen “El angelito”, o Amigo invisible para los charrúas.

Si ninguna “hermana” pueden poner su casa para las reuniones, se la rebuscan y encuentran un sitio. La iglesia del Cordón les ha cedido un espacio en la parte trasera, alguien les prestó una terraza, y hasta improvisaron algo en la oficina del esposo de una de ellas.

Hoy son más tecnológicas y se manejan con un grupo de Whatsapp. Allí comentan todas las noticias sobre Dominicana.

Solidaridad.

Este colectivo que se forjó a instancias de apoyarse entre compatriotas, mantiene vivo ese espíritu que lo vio nacer. La llegada de dominicanos a Uruguay se volvió masiva en 2014. Así que hace dos años las Hermanas Mirabal decidieron tomar cartas en el asunto y empezar a congregarse como grupo de cooperación.

Hacen su aporte a través de las ONG Idas y Vueltas y Casa Mario, que trabajan con inmigrantes: dan una mano en la cocina, donan ropa, y cuando se enteran de que hay alguna mujer embarazada le llevan pañales para el recién nacido.

Han llevado flores al busto del prócer Juan Pablo Duarte, ubicado en la Rambla y Ejido, por las fechas patrias. Y en enero lograron traer la imagen de la Virgen de la Altagracia, patrona del pueblo dominicano.

Imágenes de las raíces en el MUMI
Imágenes de las raíces del MUMI. Foto: Darwin Borrelli

En esta muestra se fusionan dos exposiciones. Por un lado, “Dominicanos en Uruguay” bajo el lente de Sebastián Iglesias y hecha por la embajada. Y “Vistas de mi Tierra”, con paisajes deslumbrantes, y gestionada por Las Hermanas Mirabal. El grupo seleccionó imágenes de los fotógrafos dominicanos Osiris Rosa Félix, Pedro Mir, que vivieron en Uruguay, Tatiana Acosta, Alfredo Gell y Jhony Acosta.

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