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Los boicoteadores de PISA se “cortaron solos” y "desautorizaron" a la Fenapes

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Expectantes: los profesores sindicalizados del liceo 18 se declararon en asamblea permanente por si Secundaria aplica las PISA. Foto: Francisco Flores

Peleas internas

Dicen que la medida en el liceo 18 fue “por fuera de las filiales” y que “no representa” a la federación.

Esta es una historia de infidelidad. Sucede el jueves en un liceo de la avenida Millán. Unos veinte profesores ocupan el centro educativo para impedir que se implementen las pruebas PISA. Así lo hacen saber en un cartel con letras rojas y negras que cuelga de las rejas de la entrada y en un comunicado que finaliza con el clásico "¡Arriba los que luchan!" Pero esta vez el latiguillo no tiene eco entre el resto de los "compañeros". Los docentes que encabezaron el boicot "se cortaron solos" y eso, en lenguaje sindical, equivale a una falta grave.

Cada vez que los profesores ocupan un liceo —sea por presupuesto, una agresión o lo que sea— reciben el apoyo inmediato del sindicato. Pero la medida llevada adelante por algunos docentes del liceo 18 "escapa a toda resolución de las filiales" sindicales, "no representa" la estrategia de la Federación Nacional de Profesores de Enseñanza Secundaria (Fenapes) y da cuenta de un "perfilismo político" de quienes lideraron este boicot, dijo José Olivera, secretario general de la Federación.

Tanto la Fenapes, como la Asamblea Técnico Docente de Secundaria y hasta una de las consejeras del Codicen, Elizabeth Ivaldi, son contrarias a la aplicación de las pruebas PISA; pero en cualquiera de los casos se oponen a que haya un boicot a estas evaluaciones. "Los profesores que encabezaron la medida", explicó Olivera, "se cortaron solos y desautorizaron a la Federación".

Pese a que la ocupación del liceo 18 fue un caso "aislado", de hecho ese mismo jueves se aplicaron las pruebas PISA en siete centros educativos y ayer en otros cuatro, para parte del sindicalismo fue una actitud "sumamente grave". Y esa gravedad hay que leerla en clave ideológica.

Si el ejecutivo de la Fenapes fuera un partido de fútbol entre "radicales" y "moderados", estos últimos ganarían 9 a 6. Así suelen salir las votaciones de los temas más polémicos, como plegarse a un paro por un tiempo indeterminado: los más fundamentalistas quieren ir a fondo pero la mayoría opositora suele frenar la jugada.

Julio Moreira, uno de los líderes de la ocupación del liceo 18, formó parte del ejecutivo de Fenapes (ya no lo integra) y solía votar junto a los radica- les —muchas veces autodenominados "anarco-sindicalistas". José Olivera, al igual que la mayoría de los otros ocho "moderados" de la Federación, son frenteamplistas y basan su metodología de lucha en los acuerdos, en las masas.

De ahí que el "cortarse solo" sea interpretado por los "moderados" como una traición. Para los "radicales", en cambio, está inscripto en la libertad sindical y en la demostración de lucha pese a todo. Así lo entiende Javier Iglesias, integrante del ejecutivo de Fenapes pero que se pronunció a favor del boicot a las pruebas PISA.

La oposición.

El mismo día en que la veintena de profesores ocuparon el liceo del Prado, hubo otros 40 docentes de ese centro educativo que firmaron su oposición a la medida y que querían cobrar su jornal. Como sucede cada vez que hay una medida sindical, la Inspección de Secundaria hizo una lista de todos aquellos que quisieron trabajar ese día y no pudieron hacerlo.

Que hayan indicado su discrepancia con la medida, aclaró el sindicalista Iglesias, "no quiere decir que estén a favor de las PISA". Al respecto sí hay una postura clara de Fenapes y es la oposición a las evaluaciones estandarizadas.

"La Fenapes inscribe a las pruebas PISA dentro del proceso de privatización y mercantilización de la educación", explicó Olivera. En criollo significa que "las grandes empresas multinacionales, a través de la industria de pruebas, de cursos de capacitación y de materiales, van adquiriendo cada vez más porcentaje de los presupuestos estatales" destinados a la enseñanza.

Prueba de ello, dijo Olivera, es que la editorial británica Pearson, la misma que financió viajes de los consejeros Wilson Netto y Laura Motta, sea una de las encargadas del diseño de las pruebas PISA en esta versión 2018. "Pearson es un gran holding que tiene dentro varias empresas dentro de un mis- mo grupo. Maneja el 60% del comercio educativo a nivel mundial, desde la venta hasta propuestas curriculares y evaluaciones estandarizadas, bibliografía, soportes informáticos para la gestión de los centros educativos", había dicho a El País el sindicalista.

Más allá de esta cuestión "ideológica", entre los técnicos existen algunas voces contrarias a las pruebas que basan su posición en razones pedagógicas. El periódico británico The Guardian había publicado en 2014 una carta de 83 académicos que discrepaban, entre otras cosas, con los rankings que realiza PISA, con que es una evaluación muy parcial ("deja de lado el desempeño físico, cívico y artístico") y no ajustada a los objetivos educativos de cada país.

En aquella misiva los académicos habían explicado que la OCDE (de quien dependen las PISA), "como toda organización de desarrollo económico está sesgada de forma natural en favor de la función económica de las escuelas públicas del Estado, poniendo énfasis en educar a los chicos para el mercado laboral". Entre los firmantes figuraba incluso un consultor de la OCDE, John MacBeath, quien es profesor emérito de la Universidad de Cambridge.

El mismo año de aquella carta, la Asamblea Técnico-Docente de Secundaria había manifestado su oposición a las pruebas estandarizadas, por razones similares, aunque nunca se refirió a PISA particularmente.

Un año después, en 2015, se realizaba una nueva edición de PISA. Esa vez, el liceo 1 de Barros Blancos, en Canelones, se opuso a que se le realizara la prueba a sus estudiantes y fue el propio director quien comunicó la decisión a Secundaria.

Este 2018, el director del liceo de Barros Blancos volvió a pedir que no sea realizara la prueba, según consignó el portal Ecos, y Secundaria decidió reemplazar esos estudiantes con otros para cumplir con la muestra de 6.000 adolescentes de 15 años.

Hubo otros tres institutos en los que tampoco se pudo tomar la prueba, aunque, aclararon desde el Codicen, se debió a cuestiones logísticas.

Las nuevas revelaciones de la evaluación
La muestra: son 6.000 los evaluados. Foto: AFP

Viva la vida. Los estudiantes quinceañeros de Uruguay están, en promedio, más satisfechos con la vida que los alumnos de los países de la OCDE. Así lo señala una nueva investigación que publicará el Codicen en base a las pruebas que se realizaron en 2015. Los varones uruguayos están más conformes con la vida que las mujeres. En una escala del 0 al 10, en que 10 es la perfección, ellas puntúan 7,47 y ellos 7,95.

Para comerse las uñas. Casi la mitad de los varones de la OCDE (47%) y dos tercios de las mujeres (64%) informan que se sienten "muy ansiosos" a la hora de rendir una prueba, incluso si están muy preparados. En Uruguay las cifras ascienden a 76% entre las adolescentes y 69% en los varones. La publicación aclara que "la ansiedad concerniente al trabajo escolar se correlaciona negativamente con el desempeño escolar y con la satisfacción de los estudiantes con sus vidas".

Hacer carrera.
Los adolescentes uruguayos tienen un poco menos intenciones de completar estudios universitarios que el promedio de sus pares de la OCDE: 43% contra 44%. En Colombia, Corea del Sur, Qatar y Estados Unidos la intención supera el 75%.

El liceo, un hogar. De todos los estudiantes que participaron en PISA, los uruguayos fueron los que más concordaron con la afirmación: "Siento que pertenezco a mi centro educativo". Esa identificación fue del 78%; aunque en la edición de 2003 había sido del 93%.

A moverse. Uno de cada diez uruguayos que participó en la última edición de PISA no realiza actividad física fuera del centro educativo. Y esos estudiantes son, a la vez, los que más faltaban a clase.

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