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¿Me escucha?

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La columna de pepepreguntón

El gobierno iniciará el año próximo obras de infraestructura ferroviaria, vial y portuaria de inusuales dimensiones.

Se trata de las inversiones que el Estado uruguayo se comprometió con UPM a ejecutar para generar las condiciones que lleven al gigante finlandés a anunciar oficialmente que construirá su planta de celulosa en el centro del país.

El denominado "Ferrocarril Central" será el eje de todo el proyecto. El proceso licitatorio está en marcha y ya se están expropiando predios. Esa traza ferroviaria llegará hasta el puerto de Montevideo, lo que obligará a ampliar el recinto portuario para poder reubicar a algunos operadores afectados por el proyecto de UPM. A ello habrá que sumarle la construcción de una terminal portuaria especializada para sacar la producción de pasta de celulosa, la que será construida con recursos de la Administración Nacional de Puertos y concesionada a UPM.

A ello habrá que agregarle obras viales de gran porte para garantizar un tránsito fluido de los camiones que trasladarán la madera hasta la planta de UPM, y la construcción o reconstrucción de numerosos puentes en diversas zonas del país. Se trata de trabajos que demandarán inversiones millonarias y que deberán, además, ser encarados sin demoras y en forma simultánea.

Quienes han participado de las trabajosas negociaciones entre el Estado uruguayo y UPM aseguran que el compromiso firmado por las partes es claro. Una vez que el país haya iniciado y muestre grados significativos de avance en estas grandes obras, UPM tomará la decisión final acerca de la construcción de su planta, la tercera y la más grande que operaría en Uruguay.

El inversor, en este caso UPM, no ha hecho sino proteger sus intereses. La empresa finlandesa necesita construir una planta de grandes dimensiones y le interesa hacerlo en Uruguay. Pero, queda claro, no a cualquier costo. Va a invertir mucho y, por ende, reclama que se le escuche y se cumpla con sus demandas. Se acepta o no hay inversión.

El gobierno uruguayo ha escuchado a UPM y está decidido a hacer lo que se le exige para asegurar que esa inversión, que generará trabajo y desarrollo, se radique en el centro del país.

¿Por qué entonces al mismo gobierno le ha costado tanto escuchar a otros actores privados que también invierten, generan empleo y oportunidades, y apuntalan el desarrollo nacional?

¿Por qué no escuchó a tiempo al campo? ¿Y al sector lácteo? ¿Había necesidad de llegar a la crisis actual para entender que sabían de lo que hablaban?

¿Por qué se prestó tan poca atención a industriales y comerciantes cuando hablaban de pérdida sostenida de la competitividad, de tarifas públicas excesivamente altas, de costos laborales elevados, de pérdida de productividad?

¿Por qué? ¿Porque no hay necesidad de atraerlos y seducirlos? ¿Porque ya están acá y tienen que soportar lo que sea, y endeudarse para seguir trabajando a la espera de que alguien, alguna vez, los escuche?

Si así fuera, linda señal le estamos dando a los que estén pensando en invertir.

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