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Paleontóloga protege fósiles en su casa

Seguridad. Su oficina fue violada tres veces; los restos irán al Museo de Historia Natural

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Amenazas anónimas, cerraduras violadas y armarios bloqueados llevaron a la paleontóloga que halló fósiles de reptiles en Cerro Largo, a conservarlos en su casa. Su posición sobre proyectos de minería habría motivado las agresiones.

En la entrada de la casa de Graciela Piñeiro hay tres huesos de dinosaurio. "Esta es una tibia proximal de un titanosaurio", comenta la investigadora, profesora adjunta del Departamento de Evolución de Cuencas de la Facultad de Ciencias.

Se estima que los titanosaurios (cuadrúpedos herbívoros de cuello largo) habitaron el sur de América Latina. Junto a la tibia, apoyada sobre el pasto del jardín frente a la casa de Piñeiro, reposan dos huesos más, conformaciones sólidas que un simple observador podría confundir con rocas ordinarias.

"La facultad los iba a desechar", cuenta Piñeiro, quien prefirió llevarlos consigo para que no se perdieran. Uno de los tres huesos, que datarían de cientos de miles de años, sirve de soporte para el cartel que lleva el nombre de la casa. En la inscripción se lee: Avatar.

Piñeiro vive en Ciudad de la Costa. Sobre la mesa del comedor, en una suerte de tupper transparente con la leyenda pelvis and feet (pelvis y pies), se encuentra su máximo tesoro: piezas de reptiles acuáticos fosilizados.

Se trata de los restos de mesosauros encontrados en el departamento de Cerro Largo y cuyo hallazgo tomó estado público en las últimas semanas, a raíz de una publicación de la revista Historical Biology.

¿Por qué están en su casa? Piñeiro trabaja con ellos desde fines de 2010. Acordó con la facultad tomarse un año sabático para dedicarse full time al análisis y comprensión de las muestras.

-¿No tiene miedo de que se le pierdan?

-De que se me pierdan de mi casa no, porque tengo una oficina donde los tengo protegidos y catalogados. En la facultad también deberían estar protegidos, pero hubo algunos sucesos que me hicieron pensar.

"Los sucesos" comenzaron con amenazas anónimas vía correo electrónico. La zona donde Piñeiro y su equipo (integrado también por especialistas brasileños y canadienses) encontraron los fósiles, forma parte de un proyecto de Ancap.

El proyecto de la refinería se concentra en la explotación de los "esquistos", un tipo de roca donde se forma una variante del gas natural (shale gas). "Él (por el autor del mail) refirió a que los afloramientos iban a ser destruidos por este proyecto", recuerda la investigadora, quien ha manifestado en sucesivas oportunidades su interés porque los recursos naturales del país sean protegidos.

A las amenazas, recibidas a fines de 2010, les sucedieron tres violaciones a la cerradura de su oficina y el armario donde conserva otras muestras. "Cambié dos veces la cerradura, y la tercera vez me trancaron la forma de meter la llave", recuerda.

Fue en febrero de 2012. Estaba trabajando con un grupo de estudiantes del interior. Habían viajado especialmente como parte de un proyecto académico y no pudieron trabajar en todo el día. Entonces, la investigadora informó al decano sobre las agresiones. "Fue la (vez) que rebosó el vaso porque afectó a otras personas, habían viajado toda la noche", apunta.

De todas formas, "no se tomó como algo muy grave". Piñeiro decidió no darle demasiada trascendencia. Por eso, cuenta, tampoco tiene previsto realizar ninguna acción legal ni denunciar los hechos.

Sin embargo, protege los materiales. "Los fósiles están en mi casa, a préstamo, porque estoy de año sabático pero no los voy a devolver a la facultad, por ahora", enfatiza.

Según cuenta, en los próximos días, las piezas serán trasladadas al Museo de Historia Natural; allí montarán una muestra didáctica que luego recorrerá otros departamentos.

La especialista es una de las pocas técnicas del Área de Geociencias que no trabaja para la minera Aratirí. "Tengo mi opinión formada sobre esto como cualquiera", dice y subraya que una cosa es su pensamiento y otra su trabajo.

"No quisiera que esto se entreverara", enfatiza. "Yo lo separo muy bien". Para Piñeiro las amenazas y la rotura de sus cerraduras constituyen "una anécdota". "Lo trascendente es esto", reitera señalando los fósiles.

Los restos de mesosauros hallados tienen 280 millones de años, 60 millones de años más que los más antiguos descubiertos hasta ahora.

National Geographic se comunicó con la paleontóloga para filmar un documental al respecto. "No quiero entreverar lo que me pasó con esto que es tan lindo. No se lo merecen estos descubrimientos", concluye.

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