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Nuevos cielos para pilotos de Pluna

El efecto Pluna. Son 25 los pilotos y copilotos que ya emigraron. Chile, Perú, Panamá, Indonesia, Vietnam y Etiopía son los destinos. Se van a ganar el doble que en Uruguay pero quieren volver

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Mañana Javier vuela a Panamá. Eduardo ya aterrizó en Chile y Rodrigo espera la llamada que lo llevará a Indonesia. La liquidación de la ex-Pluna los obligó a rearmar su vida lejos de Uruguay. Se van, pero con la esperanza de poder volver.

De los 120 pilotos y copilotos uruguayos que tenía la ex-Pluna, 25 ya dejaron el país. Nueve profesionales trabajan para Lan en Chile y Perú, siete fueron contratados por la empresa panameña Copa y unos seis emigraron hacia aerolíneas de Indonesia, Vietnam y Etiopía.

La Asociación Civil de Pilotos de Línea Aérea (Acipla) estima que entre 40 y 50 profesionales concursaron para ingresar en aerolíneas extranjeras. Algunos ya emigraron y otros están esperando ser llamados.

Para todos la noche del cinco de julio causó dolor y bronca. Se enteraron por la televisión que la empresa para la que trabajaban sería liquidada y que por ende pasaban a estar desocupados. Vivieron horas de incertidumbre y escasas respuestas. Hoy el futuro sigue siendo incierto, pero por lo menos tienen un nuevo destino en el que pueden continuar con su vocación: volar.

Javier Ferreira era piloto de Pluna desde hace 27 años y como otros tantos se enteró por la televisión que la empresa a la que le dedicó su vida sería liquidada. "Escuchar que Pluna cerraba fue un golpe durísimo. Hasta hoy seguimos de duelo, porque es como que no se quiere enterrar el muerto", dice.

Javier afirma que desde que ingresó a Pluna en 1985, la aerolínea estaba por cerrar "pero como siempre fue un excelente negocio para los políticos, para los privados, y para los políticos privados, seguía. Hasta que ahora el interés se fue para otro lado", asegura.

Después de una reunión familiar en la que analizaron juntos el panorama, Javier aplicó para la empresa panameña Copa. "Era lo que nos brindaba más seguridad porque para mí la credibilidad del sistema político ya estaba quebrada. Y yo tenía que recuperar mi fuente de trabajo que es uno de los motores de mi familia. Podía ponerme a cortar el pasto, manejar un taxi o un ómnibus, pero volar es mi vocación, lo que hice toda mi vida", afirma orgulloso.

Las entrevistas y pruebas en Panamá, cuenta, significaron volver a estudiar y competir por un puesto, cuando ya estaba pensando en su retiro. "Cuando me dijeron que había salvado me provocó mucha alegría, en casa lo celebramos", relata, pero confiesa que fue una sensación "rara". "Yo tenía un doble temor. Por un lado me daba miedo que no me aceptaran pero también que me aceptaran porque eso significaba que me estaban diciendo `Javier te tenés que ir de tu país, te vas a vivir a Panamá`", relata.

Javier vuela mañana para iniciar esa temida nueva vida. Lo hará solo. Su señora viajará en unos tres meses. "Nuestros hijos se quedan, así que vamos a vivir un poco allá y otro poco acá", dice.

Copa le brinda "todas las facilidades" para empezar: un nuevo hogar, un coche y un buen sueldo, que duplica el que tenía en Pluna. Aunque a nivel material vivirá mejor, es todo incertidumbre. "Me voy con el deseo de que todo esto se solucione por el bien de mis compañeros que quedan acá y del país", afirma.

A LA OTRA PUNTA. La realidad de Rodrigo es diferente a la de Javier. "Tengo 33 años y estoy soltero. La decisión de irme fue muy personal", dice, pero aclara que se había proyectado un futuro en Uruguay y que se va con la esperanza de que se forme una nueva aerolínea de bandera y poder volver.

Rodrigo se presentó a la aerolínea Garuda, de Indonesia, después de la subasta cuando afirma que perdió toda la "confianza" en los políticos. Pasó las pruebas y ahora está esperando la confirmación para irse. "Me llaman y en poquitos días armo todo y me voy", dice.

De Indonesia sabe poco, lo que ha podido leer en Internet. El dato más relevante que consiguió es que un carrito lleno en el supermercado le valdrá US$ 20. Él ganará por lo menos el doble que en Uruguay y sabe que su función será conectar las islas. El vuelo más largo que podrá hacer tendrá como destino a Singapur, y cada tres meses de trabajo tendrá 18 días libres en los que piensa venir a Uruguay.

Rodrigo también se enteró por la televisión que era un desocupado. Sin embargo, incrédulo, pensó que el problema se solucionaría en dos o tres días. "Es que cuando la cerraron estaban hasta contratando pilotos nuevos, entonces nunca me imaginé, fue una sorpresa terrible", asegura.

De chico su sueño era volar en Pluna porque era la aerolínea de bandera de su país. "Por suerte lo pude cumplir durante casi dos años", dice con nostalgia y agrega resignado que aunque ame a su país y se quiera quedar lo "obligaron a tomar la decisión de irse".

"El volar es una pasión. Si un piloto está mucho tiempo con los pies sobre la tierra se pone mal, se lo podés preguntar a cualquiera. Y además necesitamos trabajar si no perdemos los permisos, y después es mucho más difícil reinsertarte", afirma.

Por ese motivo Eduardo Altez no demoró mucho en decidirse a emigrar. Él ya está instalado en Chile, trabajando para Lan. En el país andino hay unos 50 pilotos y copilotos uruguayos trabajando desde hace varios años. Esta vez con Eduardo se fueron otros cinco.

"Desde que llegamos, hace dos semanas, estamos haciendo los cursos para los aviones Airbus 320, que es una de las aeronaves que tiene Lan. Todavía no empecé a volar, calculo que en diciembre podré empezar", comenta.

El piloto que había entrado a Pluna en febrero decidió con su señora "no dejar pasar la oportunidad de Lan" porque al ser nuevo "seguramente" no le tocaría nada ante una posible solución a la aerolínea.

"A partir del día que nos enteramos de la noticia, yo mirando el informativo mientras me armaba el bolso porque al otro día volaba, hubo un montón de reuniones, había frustración, euforia, estábamos todos shockeados y acelerados, sin saber qué hacer. Entonces, cuando vino Lan, me anoté para el proceso de selección. No es fácil porque tengo que mudar a mi familia para acá, pero era una oportunidad que no podía dejar pasar", dice desde Chile. Cuenta que desde que llegó lo ha ayudado a confiar en su decisión ver que Chile está "muy bien" como país. "Las cosas funcionan. La gente es muy trabajadora, se ve una ciudad llena de edificios nuevos, de inversiones. Me han dicho que en diez años esto ha crecido de una forma demencial. Y eso ayuda a confiar", afirmó.

Las cifras

25

Son los pilotos y copilotos dela ex-Pluna que emigraron. En total hay 50 en proceso.

120

Eran los pilotos y copilotos uruguayos en la ex-Pluna. Había 30 extranjeros.

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