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La pediatra Alicia Fernández acerca algunos consejos para elegir mochilas y prevenir los problemas de columna

La pediatra de cabecera de Eme recuerda que las mochilas formarán parte de la vida cotidiana y conviene pensar en cómo hacer para que su peso no conspire contra la postura de quienes las utilizan.

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Niños y niñas en escuela
Un grupo de niños en escuela de Florida.
Foto: Darwin Borrelli.

Comienza el año lectivo y también las actividades de niños y adolescentes finalizadas las vacaciones. Las mochilas formarán parte de la vida cotidiana de todos y conviene pensar en cómo hacer para que su peso no conspire contra la postura de quienes las utilizan.

Libros, útiles escolares, ordenadores, ropa, las mochilas todo transportan y a veces tanta carga las hace pesadas y difíciles de usar. Vale recordar buenos hábitos para evitar el dolor de hombros y espalda que puede causar un uso inadecuado.

Lo primero es recordar que de ninguna manera será necesario cambiar aquellas que están en buen estado, pero para quienes deban elegir alguna nueva, van algunas recomendaciones.

De los reportes analizados, concluyo que la mochila ideal no existe. Al optar por una debe considerarse que tenga el tamaño adecuado para la altura de quien utilizará, compartimentos interiores, espalda acolchada y correas anchas ( también acolchadas) y ajustables en los hombros. Un cinturón o correa para el pecho serán de gran ayuda a la hora de transportar los útiles.

Cada una de estas características tiene su explicación. El tamaño es fundamental, vale recordar que si posee mucho espacio, es más probable que se carguen más cosas que las necesarias y será más pesada.

Las correas ayudarán a distribuir el peso entre los hombros de manera uniforme y serán más cómodas de llevar. La espalda acolchada, además de más comodidad, protegerá pinchazos de objetos afilados que pueden ir dentro de la misma. Y el cinturón o correa para el pecho, permitirá redistribuir el su peso en el cuerpo. Por su parte, los múltiples compartimentos (que no implica mayor tamaño) favorecerá la redistribución del contenido en toda la mochila.

Diversas publicaciones científicas coinciden en señalar que el peso total de la mochila no debería superar el 10% del peso corporal del niño para darle seguridad (siempre y cuando se distribuya entre los dos hombros). En algunos países se acepta que la cifra ascienda a un 15%. En cualquier caso, vale remarcar que nunca es adecuado llevarla sobre un solo hombro, aún cuando su peso sea menor.

En el caso de las mochilas con ruedas, pueden evitar los problemas generados por la carga sobre la espalda, pero provocan una carga asimétrica y pueden acarrear consecuencias en el miembro superior que lo arrastra, sobre todo al subir y bajar escaleras.

Más allá del peso que se transporte en un carrito, algunos autores señalan que este tipo de mochila altera el movimiento de balanceo de los brazos durante la marcha y eso afecta la flexión de la cadera necesaria para caminar. A favor de los carritos, ante la misma carga, podrían producir menos cambios o adaptaciones a nivel de tobillos, caderas, pelvis y tronco que el uso de la mochila común. Más aun, llevar una mochila con ruedas podría considerarse una opción más saludable para los más pequeñitos en terrenos llanos; en cambio si se trata de pendientes o terrenos irregulares, la recomendación es no utilizarlas.

El control sobre lo que se transporta en la mochila, debe ser parte de la rutina diaria de cuidado en la familia y los elementos solicitados por los educadores, deben ser los imprescindibles. Los niños no deben cargar más de lo que necesitan, incluso si hay útiles que pueden quedar en el centro educativo o en casa, mucho mejor.

Exceder el peso “seguro”, predispone a niños y adolescentes a inclinarse hacia adelante, atrás o hacia los costados; flexionar las rodillas o acortar el paso, haciendo una marcha más inefectiva , provocando alteraciones musculares que terminarán causando dolor de espalda.

Distribución.

Cómo distribuir los útiles dentro de la mochila es clave. Se sugiere que los artículos más pesados estén lo más cerca posible del cuerpo y el resto, divididos por igual en los lados derecho e izquierdo, utilizando los diferentes compartimentos.

En algunos momentos no debería usarse una mochila. Por ejemplo, luego de una cirugía, un traumatismo o una lesión (es conveniente respetar esta recomendación).

La niñez y adolescencia son etapas fundamentales para el crecimiento de huesos, músculos, articulaciones. Es esencial que se las mochilas se utilicen en forma adecuada porque tal como todos los malos hábitos que se generan en esta etapa de la vida, repercutirán en la calidad de vida de los adultos en los que se transformarán.

Es muy importante no solo propiciar la carga de peso en forma adecuada al llevar la mochila o carrito, sino también fomentar en los niños y adolescentes la higiene postural, la actividad física dentro de sus posibilidades y los hábitos saludables de alimentación, sueño, uso de pantallas, entre otros.

Ir a la escuela y al liceo es una actividad que ocupa gran parte de la vida de los niños y adolescentes. Los pediatras tenemos la obligación de cuidarlos y acompañarlos en su crecimiento asegurándoles un desarrollo adecuado, físico, mental y social, por este motivo estas recomendaciones son imprescindibles. La responsabilidad del cuidado finalmente recae sobre los padres y otros cuidadores, a ellos nos dirigimos, pensando en lo mejor para nuestros niños.

CONOCÉ A NUESTRA COLUMNISTA

Alicia Fernández

Alicia Fernández. Foto: El País

Médica pediatra. Especialista en cuidados intensivos de niños, jefe del servicio de pediatría y del CTI de la Asociación Española. Docente universitaria.

Podés seguir a nuestra pediatra de cabecera en Twitter como @AliFernandezUY

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