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Es ingeniera civil, ahora lidera una empresa que busca impulsar la economía circular en América Latina

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Verónica de la Cerda, CEO de TriCiclos. Foto: Francisco Flores

ENTREVISTA

En sustentabilidad "vamos mejor que antes, pero hay que apurar el tranco", aseguró Verónica de la Cerda, CEO de la multinacional chilena TriCiclos

Como ingeniera civil industrial siempre le interesó resolver problemas de empresas. Esa vocación se orientó hacia la sustentabilidad como CEO de TriCiclos, la multinacional chilena especializada en productos y servicios en economía circular. La empresa sumó un área de pilotaje de ideas con potencial de negocio con foco sustentable, un rubro que acusa la falta de productos, dijo de la Cerda (nacida en Viña del Mar hace 41 años). Desde su rol ve varios desafíos, entre ellos, lograr sacar el material reciclable de los hogares en condiciones. Cursó un Máster en Gestión (Politécnico de Torino), un MBA (The Wharton School) y un MA (Universidad de Pennsylvania). Está casada, tiene dos hijos.

Es ingeniera civil. ¿Cómo se vinculó con el mundo de la sustentabilidad? ¿Qué le atrajo de TriCiclos para sumarse?

Fue cuando vivía en Brasil. Trabajaba en un fondo de venture capital que buscaba financiar a empresas que a través del modelo de negocio resolvieran una problemática social y ambiental y tuvieran rentabilidad también. Dentro del portafolio encontré a TriCiclos, que es chilena como yo, y me pareció que tenía una visión profunda en torno a la sostenibilidad orientada a los residuos. No solo cómo gestionar mejor los residuos, sino que su lema es que la basura es un error de diseño que hay que ir a resolver. Cuando pensamos cómo queremos que sea algo, le tenemos que poner componentes ambientales. Eso fue lo que me enganchó. Entré como inversionista, era parte al directorio. Después, quise volver a Chile y ahí fue cuando el fundador de TriCiclos, Gonzalo Muñoz, se fue a Brasil para liderar la expansión de la compañía, hicimos un intercambio y me fui a Chile a liderar la operación local. Cuando él fue nombrado Champion en la COP 25 (N. de R.: Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático) asumí como CEO.

«La basura es un error de diseño», dice Triciclos. ¿Podría dar un ejemplo de cómo trabajan a partir de ese concepto?

Empezamos súper orientados a llevar los materiales reciclables a una planta de reciclaje. Entonces, desarrollamos infraestructuras de recepción de materiales donde además lo principal era educar al consumidor. Con eso, obtuvimos muchísima información que después nos sirvió para ayudar a las empresas. Por ejemplo, llegamos a una marca de helado que ponía un polipropileno en el mercado, porque en teoría es reciclable. Les dijimos que no hay ninguna planta en Chile que acepte ese material por sus tinturas o por ser difícil de procesar. Entonces, tratamos de ayudar con información y nuestro conocimiento de la cadena de valor a esa empresa para mejorar el diseño. También, hemos avanzado más allá de si algo es reciclable o no. La empresa chilena Demaria, de productos de limpieza, nos invitó a acompañarlos en una sesión de planificación estratégica. Querían que los ayudáramos a darles una visión sobre economía circular. A través de nuestro brazo consultor, los acompañamos y como resultado salió el spin-off Ecocarga, que vende productos en formato recargable.

La basura es un error de diseño que hay que ir a resolver"

Verónica de la Cerda, CEO de TriCiclos. Foto: Francisco Flores
Verónica de la CerdaCEO de TriCiclos

¿Qué prioridades llevan hoy a las empresas a consultar a TriCiclos?

Hay dos espacios: uno, todavía seguimos trabajando mucho el área de operaciones y eso tiene que ver con la gestión de materiales reciclables y ayudar a empresas a cerrar el ciclo. En Europa, la gestión de materiales reciclables empezó en los 90, sin embargo, las tasas de recolección no son tan altas como deberían ser, y en América Latina el desafío es aún mayor. Por ridículo que parezca, todavía hay gente que no entiende porqué hay que hacer esto. Es un tremendo desafío lograr sacar el material de la casa de las personas en una calidad apropiada. Entonces, tenemos muchas empresas y municipios como clientes de nuestras redes de recolección. En consultoría, nos orientamos a cómo incorporar los criterios de sostenibilidad en la estrategia del negocio. Lograrlo no es fácil; a veces requieres de conocimientos técnicos y tiene que haber un alineamiento de todos los niveles (de la empresa) con ese propósito. Eso genera un cambio cultural importantísimo. Por eso, el área de consultoría -que ahora lanzamos como una nueva empresa llamada Manuia- abrazó un espacio más amplio: los criterios ASG (ambientales, sociales y de gobernanza).

Es un gran reto sacar el material de los hogares en calidad apropiada"

Verónica de la Cerda, CEO de TriCiclos. Foto: Francisco Flores
Verónica de la CerdaCEO de TriCiclos

La sustentabilidad da pie a cada vez más negocios. ¿Están evaluando ampliar su oferta?

Tenemos un área que me gusta mucho llamada New ventures. Con todo el conocimiento que tenemos, sabemos que faltan productos y players en el mercado para que la economía circular sea una realidad. Entonces, tenemos un pilotaje de ideas donde podemos testear si hay o no un potencial interesante para desarrollarlas como negocio. Por ejemplo, acabamos de lanzar un piloto para probar si se puede implementar en el mercado de comida a domicilio la retornabilidad de envases. «Sembramos» envases de acero inoxidable en alianza con Uber Eats, dos restaurantes, una empresa de data y otra de envases desechables.

Convertir un negocio en sustentable es un tema cultural, pero también económico. ¿Ve disposición en las empresas a invertir para transformarse?

Hay empresas que todavía no lo ven y existe lobby por no cambiar. Ahora, hay muchas que lo están entendiendo, lo que no significa que estén haciendo las cosas ya y al ritmo que se debería. Una de las cosas claves que pasó el año pasado con la COP 26 fue el Glasgow Financial Alliance for Net Zero. ¿Por qué? Porque cuando el sector financiero se quiere alinear con la carbono neutralidad, entonces tienes la puerta de la bóveda. Hoy muchas empresas necesitan deuda para hacer lo que quieren hacer y si el banco dice: «Ya no le voy a prestar plata a empresas que no tengan nada (sustentable) implementado» es un punto. Y también hay otros que dicen: «Le voy a poner una tasa de interés preferente a quienes están avanzando, porque probablemente tendrán menos riesgos y, por tanto, la deuda debería ser más barata». Después, está el poder del capital, que en términos monetarios es similar al de la deuda, pero hay un nivel de influencia también. Está quien se sienta en el directorio y pide no solo transparencia, sino también ver cómo avanza la empresa en sus metas; eso lo recibe el CEO, que necesita construir el plan para que eso ocurra y pide KPI... esto es cómo el mercado funciona en su mejor expresión. El capitalismo a veces se nos va, entonces cuando le pones los incentivos apropiados es una máquina muy eficiente.

Varios países de la región tienen una ley que reconoce a las sociedades de Beneficio e Interés Colectivo (BIC). ¿Qué impacto tiene esto?

A modo general me parece un marco súper interesante para el desarrollo no solo de empresas B sino de compañías que puedan buscar otro tipo de objetivo que vaya más allá de maximizar las utilidades. Su nombre mismo hace que la empresa pueda tener un norte diferente al que apuntar y que esté la capacidad legal de ponerlo en los estatutos, protege su misión e incentiva a los ejecutivos a poder tomar acciones en esa dirección. Mientras más empresas miren no solo la rentabilidad, será mejor para la sostenibilidad. Dicho eso, empresas que no se rigen bajo este marco también pueden buscar ser sostenibles ya que cada vez se hace más evidente que la sostenibilidad en el largo plazo aporta rentabilidad a los accionistas.

Todos estamos de acuerdo con ser sustentables desde el discurso, pero no siempre se pasa a la acción. ¿Qué falta?

Es un tema difícil. Hay un espacio de actuación enorme en parametrizar la información que ponen a disposición las empresas y los reglamentos que los gobiernos necesitan poner en práctica para exigirle a las compañías ciertos estándares. Se está avanzando y hoy existen, por ejemplo, las normas ISO para comprobar cosas básicas como si algo es compostable o no. Hay un esfuerzo muy importante en tratar de ponerle una métrica específica a la sostenibilidad. Una bastante avanzada es saber si la compañía es B. Al certificarte B pasas por un escrutinio en varios aspectos: ambiental, de políticas internas, de cadena de valor, gobernanza y transparencia. Luego, hoy los compromisos a los que las empresas adhieren son públicos y ahí el consumidor tiene que exigir. Ahora, siempre me preguntan cómo vamos, y la respuesta es que vamos mejor que ayer pero falta mucho, hay que acelerar el tranco.

Sabemos que faltan productos y players en el mercado para que la economía circular sea una realidad"

Verónica de la Cerda, CEO de TriCiclos. Foto: Francisco Flores
Verónica de la CerdaCEO de TriCiclos

¿Cómo se traslada esa preocupación ciudadana por la sustentabilidad a la hora de decidir como consumidores?

El poder del consumidor es clave. Una vez que la información está, va entendiendo más que su decisión de compra es como un voto. Cuando compro, apruebo a esa empresa. El poder que genera eso es súper virtuoso cuando es bien utilizado, porque si implica que el consumidor va a preferir la marca que lo hace bien, la empresa tiene muchos incentivos para seguir haciéndolo bien. Lo que más le interesa a una empresa es el valor sostenido en el tiempo.

¿Qué vínculo tiene TriCiclos con Uruguay?

Hemos apoyado a ciudades y gobiernos en la definición de políticas públicas de gestión de residuos. Ahora, en empresas uruguayas del sector ganadero, agricultor, lechero -si bien hay bastantes con un componente ambiental como valor de marca- siempre hay un trabajo para potenciar. Hemos ayudado a empresas de diferentes países en este tipo de cosas.

"Si no ves la crisis ambiental, pones en riesgo tu negocio"

Verónica de la Cerda, CEO de TriCiclos. Foto: Francisco Flores
Verónica de la Cerda, CEO de TriCiclos. Foto: Francisco Flores

Participó del Encuentro de referentes regionales de cara a la generación de proyectos sostenibles en Latinoamérica organizado por el IEEM (Universidad de Montevideo). ¿Cuál fue su mensaje?

Lo que quería transmitir es que si eres un ejecutivo o un accionista y no ves la crisis ambiental como un potencial riesgo para tu empresa, estás quedándote un poco ciego. Esto se refleja en varios aspectos, uno de ellos es que los potenciales clientes -y me refiero sobre todo a un país como Uruguay, que es exportador- que van a recibir tu material van a empezar a exigirte estos estándares y si no estás mirando eso estás poniendo en riesgo el valor sostenido en el tiempo de tu negocio. Segundo, hoy hay un tema de legitimidad para con tus consumidores finales que necesitas ir construyendo. Y tercero, que cada vez el talento, que es un componente importantísimo en una empresa, se atrae con un propósito. Si como accionista o alto ejecutivo no ves esto como relevante para tu modelo de negocio y tu propuesta de valor, estás con un riesgo enorme de perder el capital que te hará construir lo que quieres ser en el futuro.

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