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Se fue de Argentina hace 40 años y ahora dirige un imperio de lujo hotelero en Europa

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Maalot Roma. Junto a otros socios, es uno de los establecimientos de lujo del empresario argentino, que hace 40 años emigró a Italia.

EJECUTIVOS

El empresario Eduardo Safdie emigró para dedicarse a la bijoutería; hoy cuenta con 10 establecimientos

Maalot Roma. Junto a otros socios, es uno de los establecimientos de lujo del empresario argentino, que hace 40 años emigró a Italia.
Maalot Roma. Junto a otros socios, es uno de los establecimientos de lujo del empresario argentino, que hace 40 años emigró a Italia. (Foto: La Nación / GDA)

Eduardo Safdie llegó a Italia hace ya 40 años; se fue de Argentina durante la guerra de Malvinas porque no se «sentía» en el país. En aquel momento se dedicaba a la moda, al diseño de bijouterie; después pasó al sector inmobiliario y desde hace 15 años al hotelero. Con otros socios hoy cuenta con 10 establecimientos —dos que abren en unas semanas— de cinco estrellas «lujo» en Milán, Florencia, Capri, Roma y París. Para los últimos tres la inversión ronda los 200 millones de euros.

Bajo la marca JK Place tiene hoteles en Roma, Capri y París; a los que se agregan Capri Tiberio Palace; Vilon Roma, Maalot Roma, Palazzo Roma y Shedir Roma. Los dos próximos a abrir también están en la capital italiana; el de septiembre —a metros de la Fontana de Trevi— incluye 20 departamentos y 30 habitaciones en un «palazzo» que ocupó Forza Italia, el partido que lideró Silvio Berlusconi. Pagaron 40 millones de euros por la propiedad y 12 millones por las reformas.

En los últimos tres emprendimientos de Safdie la inversión ronda los 200 millones de euros

«Desde el comienzo, en Florencia, siempre apostamos a las cinco estrellas lujo. Elegimos a ese cliente, un entendedor de los detalles, de los servicios de excelencia, que quiere sentirse acompañado y bien tratado en el alojamiento», cuenta Safdie desde Roma.

El empresario apunta que hasta que no encuentran la ubicación y el estilo de edificio que quieren, demoran los proyectos. «El mercado empieza a conocer qué buscamos, nos ofrecen, vamos descartando. Queríamos abrir en Milán y hasta que no conseguimos la mejor calle y el mejor edificio no empezamos a trabajar ahí», cuenta Safdie. Están explorando locaciones en Londres y Nueva York.

«Cuando llegué empecé trabajando muy duro; en los primeros años en el diseño de bijouterie porque era el que permitía un acceso más rápido con menos inversión de dinero. Fue una etapa útil; después pasé a los negocios inmobiliarios. Primero como agente y, más tarde, empecé a comprar propiedades y revendía; agregaba valor ese fue el pase a la hotelería», dice.

Hasta que no conseguimos la mejor calle y el mejor edificio no empezamos a trabajar ahí"

Eduardo Safdie (Foto: La Nación / GDA)
Eduardo Safdie

En ese camino creó dos sociedades, una es la de la marca JK Place y la otra Shedir; en ambas participan varias personas que eran colaboradores en los hoteles. «Es bueno crecer con personas que han tenido roles en los establecimientos, dar oportunidad para los capaces, para quienes trabajan y tienen buenas ideas, pero también expectativa de sacrificio», explicó.

Sobre el turismo postpandemia —que ya están recibiendo en Italia—, Safdie no espera grandes cambios más allá del de reservar con mucha menos anticipación. «El que ama viajar, disfrutar, tener libertad vuelve a moverse, lo que sí, habrá mucho last minute después de la sorpresa y el susto de la pandemia. No se programará a largo plazo».

En esa línea, no dudaron en avanzar en tres nuevos hoteles en medio de la pandemia. «Roma es una ciudad histórica, milenaria, no va a terminar nunca y apenas termine este virus, se retomará el movimiento».

Es «imposible proyectar» en su país natal

A los 71 años, Safdie tiene muchas ganas de seguir haciendo; cuenta que aunque lleva 40 años en Italia «amo más que nunca a la Argentina». Pero admite que su país natal no le permite hacer negocios por sus condiciones macroeconómicas. Asegura que no están las posibilidades porque «no se puede programar los ingresos ni los gastos; es imposible proyectar y es una gran pena porque está todo para ser mejor».

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