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Las claves de la lenta salida de Japón del estancamiento

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Shujiro Urata. Foto: Ariel Colmegna
Nota a Shujiro Urata, economista y escritor japones, profesor de economia en la Universidad de Stanford, en la embajada de Japon, ND 20170822, foto Ariel Colmegna - Archivo El Pais
Ariel Colmegna/Archivo El Pais

Japón comenzó lentamente a crecer. Dejó atrás la deflación, y a fuerza de consumo y una política monetaria contractiva parece superar dos décadas de estancamiento.

El Dr. Shujiro Urata, disertante en una conferencia organizada por el Observatorio América Latina – Asia Pacífico, advierte que la única forma de hacer sostenible esa trayectoria, aún amenazada por altos niveles de déficit y deuda, es aplicar las reformas estructurales propuestas por Shinzo Abe. A continuación, un resumen de la entrevista.

—Japón mostró en el segundo trimestre de este año una expansión de 1% del PIB, luego de décadas de estancamiento. ¿Cuáles son los fundamentos?

—Japón venía recuperando un buen nivel de exportaciones en los últimos meses, contando con una depreciación del yen a finales del pasado año. Eso fue acompañado en el segundo trimestre por un importante crecimiento del consumo interno, especialmente debido a la temporada de verano, donde —además del turismo— las ventas en determinados equipamientos, como aires acondicionados, aumentaron en gran forma. En concreto, fue el consumo privado —que representa un alto porcentaje en el PIB japonés— el que sostuvo especialmente el mejor desempeño económico del último trimestre.

—En los 80 se vivió una gran crisis, que llevó al estancamiento de los 90, ¿cuál fue la estrategia para recuperar el crecimiento?

—Veníamos de una burbuja económica en los 80 derivada fundamentalmente de aspectos financieros y el sector inmobiliario. En los años 90 Japón entró en un período que fue de larga recesión. Vivimos dos décadas muy malas, donde cayó el crédito, la inversión, el empleo y el consumo. Además, hubo un componente demográfico: la disminución de la población en edad laboral. En la búsqueda de una salida se impulsó una expansión monetaria, que junto con la depreciación del yen, permitió la recuperación. Acompañado además por inversión pública y ajustes al sistema financiero.

—El país vivió inmerso en una constante deflación. ¿Cuál es la realidad actual?

—La deflación terminó. Ahora el gobierno se ha puesto una meta de 2% de inflación, apoyado por la inyección de liquidez que realiza el Banco Central, pero hasta ahora no ha tenido éxito en llevarla a ese nivel. También se han aplicado medidas vinculadas con tasas negativas para depósitos bancarios y desestímulos para depósitos a largo plazo.

—¿Hasta cuándo Japón mantendrá su política monetaria expansiva?

—Por el momento seguirá la expansión monetaria, es necesario. Una vez que se logre alcanzar la meta de inflación seguramente se suban las tasas de interés, que están prácticamente en cero. Y en este contexto, el yen se mantendrá apreciado frente al dólar, como ha ocurrido en los últimos meses.

—El precio que Japón pagó por la recuperación es un gran déficit fiscal, cubierto por un endeudamiento del 240%. ¿Es sostenible?

—Hay quienes dicen que sí, otros que no. Lo cierto es que Japón se ha caracterizado por el ahorro, y hay mucho dinero invertido en bonos del país. Pero la actual generación ha reducido su nivel de ahorro y el problema se traslada a las generaciones futuras, que dolorosamente deberán hacer frente a las obligaciones. Si la economía no se expande a mayor ritmo y absorbe una porción más importante del gasto fiscal, el endeudamiento seguirá creciendo.

—El crecimiento de la economía basado en el consumo interno ¿es un triunfo de las políticas de Shinzo Abe (Abenomics)?

—El consumo creció, y los salarios de los trabajadores se incrementaron. El primer ministro Abe apuesta a un mayor incremento del poder adquisitivo de las personas, pero de parte de las empresas existen dudas a propósito de subir los salarios e incrementar sus ganancias, dado que todavía no están del todo convencidos de la recuperación económica. Puede considerarse un éxito, pero todavía resta ver los resultados que puedan generar otras medidas que están en marcha.

—¿Se refiere a la estrategia basada en política fiscal, política monetaria y reformas estructurales?

—Precisamente, las metas fijadas por el Gobierno apuntan en esas tres direcciones. Las dos primeras están dando ya sus resultados, tanto la agresiva flexibilización monetaria como el aumento del gasto público, pero la tercera —que incluye una reforma laboral y del marco normativo de las empresas— quizá es la más importante, debido a que esos cambios deben ser profundos y necesitan de acuerdos políticos para apuntalar un crecimiento sostenido, algo que todavía no se ha logrado. Hasta el momento, la oposición política bloqueó el avance de las reformas.

—¿Qué es lo más urgente?

—La reforma del mercado laboral, donde se pretende generar mayor movilidad y flexibilidad. Se necesita una desregulación que permita más eficiencia y productividad del trabajo.

Otro asunto que Abe pretende resolver es el relacionado con el sector agrícola, fuertemente protegido durante muchos años y que restringe las posibilidades de negociaciones comerciales del país, además de impedir la mejora de productividad del sector. A pesar de la protección permanente, el sector no participó de la recuperación económica, perdiendo peso dentro del PIB.

—¿Cómo se afronta el problema demográfico (envejecimiento y reducción de la mano de obra)?

—La población de Japón en términos absolutos llegó a un pico de 120 millones en 2010 y si la evolución actual se mantiene, en 2050 seremos menos de 100 millones. Pero la fuerza laboral ya comenzó a reducirse en los 90 y sigue cayendo. Además, hay más personas de edad avanzada y la tasa de nacimientos es muy baja. El gobierno busca minimizar el efecto sobre el mercado de trabajo, mejorando las condiciones de acceso al empleo e incentivos para las mujeres, como principal medida.

—Japón lidera el fenómeno de la automatización. ¿Las máquinas sustituyen trabajadores?

—Así es. Las dificultades para contar con mano de obra y la necesidad de lograr una mayor productividad, impulsaron la búsqueda de soluciones robóticas o de inteligencia artificial. La tendencia es que cada vez más el trabajo en el sector de las manufacturas lo van a hacer los robots, y los trabajadores se deberán volcar a los empleos de mayor calidad.

Estados Unidos resulta el "gran perdedor" por abandonar el TPP.

—¿Es posible un TPP sin EE.UU.?

—Sí. Quedan otros once países para avanzar en el acuerdo. Está todo encaminado para cerrar lo. Paralelamente, Japón ha alcanzado también un acuerdo con la Unión Europea, aunque aún quedan muchos temas por solucionar. Entiendo que Estados Unidos es el gran perdedor de estos movimientos de libre comercio a nivel global.

—China superó a Japón como potencia global. ¿cómo observa el modelo chino?

—Creció mucho, pero tiene graves problemas. Grandes empresas estatales no muy eficientes. Una sociedad muy dividida, con gran desigualdad. Además, China no compite lealmente. No respeta propiedad intelectual ni patentes, generando reclamos de sus socios comerciales. No sé cuánto se podrá mantener este modelo.

Shujiro Urata.

Es Ph.D. en Economía por la Univer-sidad de Stanford; Catedrático de Economía en la Escuela de Estudios sobre Asia-Pacífico de Waseda University y consultor senior en el Instituto de Investigación Econó-mica para la ASEAN y Asia Oriental.

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