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El efecto espejo en Silicon Valley

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Google, sede central. Foto: Archivo

Se derrumba el mito de la meritocracia a la hora de tener oportunidades en el mundo de las TI.

Si existe la meritocracia en algún lugar de la Tierra, "ese lugar es Silicon Valley", aseguró David Sacks en un mensaje de correo electrónico enviado a Jodi Kantor de The Times.

Kantor estaba trabajando en un artículo sobre la generación de 1994 de Stanford: la que se graduó un año antes de que Netscape se hiciera público y que, para todos los efectos prácticos, iniciara la economía de Internet.

Ella estaba analizando porqué a los hombres de esa generación les había ido mucho mejor en Silicon Valley que a las mujeres.

Sacks, por su parte, era uno de los miembros más exitosos de esa generación. En 1998, Sacks y un puñado más —básicamente hombres y blancos— fundaron PayPal, que los volvió muy ricos. Desde entonces, la Mafia PayPal, como son llamados estos hombres en Silicon Valley, ha financiado empresas, fundado y vendido compañías y, de hecho, financiado otra generación de jóvenes (en su mayoría) blancos y varones.

En su mensaje, que Kantor publicó en su página de Facebook, Sacks afirma que la meritocracia es uno de los "valores centrales" y observa que cuando él ha contratado y promovido a mujeres, ha sido porque ellas eran las mejores candidatas. "Yo elegía a la mejor persona para el trabajo; necesitaba al mejor talento para ganar y quería promover una cultura de excelencia."

Pero, si Silicon Valley es una auténtica meritocracia, ¿por qué los que prevalecen son hombres en su mayoría?

Ésta es la pregunta que se ha vuelto urgente responder. A mediados de este año, numerosas compañías importantes de Silicon Valley, como Google, Facebook, Apple y LinkedIn, publicaron el desglose de sus empleados por raza y sexo. Las cifras son abrumadoras: en LinkedIn, 2% de la fuerza laboral es negra y 4% hispana. Google es masculino en 70% y 91% de sus empleados son blancos o asiáticos. Facebook es similar: 69% hombres y 91% blancos y asiáticos. En lo que se refiere a puestos directivos o asientos en la junta de directores, las cifras son aun peores. ¿Puede esto ser realmente el resultado de la "meritocracia"?

No muchas mujeres o negros que trabajen en Silicon Valley estarían de acuerdo. "La obsesión de Silicon Valley con la meritocracia es una ilusión", comentó a Los Angeles Times Freada Kapor Klein, presidenta del Centro Kapor de Impacto Social. Su marido, Mitch Kapor, diseñó el Lotus 1-2-3, el programa seminal de hoja de cálculo que ayudó a hacer famosa la PC de IBM. Él asegura que la realidad de las prácticas de contratación en Silicon Valley está basada en el espejo: se contrata a quien refleja la imagen del patrón.

En lo fundamental, quienes fundan una empresa, con la intensidad y la presión que eso conlleva, quieren rodearse de personas como ellas mismas. Y también tienden a perdonar más a quienes son como ellas. Es fácil entender el atractivo que tiene iniciar un negocio con los amigos y después rodearse de imágenes de uno mismo reflejadas como en espejo.

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