Un mes de cabalgata y mil kilómetros por delante: jinetes van rumbo a la Escuela Artigas en Asunción por su centenario

Una treintena de aparceros protagonizan la Marcha al Paraguay para revaloizar el mensaje artiguista y la educación pública

Marcha al Paraguay cruzando hacia Argentina
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“La patria se hizo a caballo”, dice Daniel de Armas, quien se había bajado de uno luego de estar montado por unos 30 kilómetros. Al día siguiente repetiría la travesía y así lo seguirá haciendo por un mes. No va solo. Unos 30 aparceros y 42 caballos de todo el país se dirigen hacia Asunción para celebrar los 100 años de la Escuela Artigas, ubicada en el solar donde vivió el Jefe de los Orientales antes de morir. Y, antes de cruzar la frontera, protagonizaron el chasque y la movida ecuestre más grande que hayan visto: más de 50 escuelas entregaron presentes que estos hombres llevarán a los niños paraguayos que estudian en la única escuela pública uruguaya en el exterior. “Acá estamos trote y trote contra el viento”, cuenta.

Hay distintos grados de experiencia en la treintena de jinetes que van divididos en dos grupos. En uno cabalga Arturo Ávalos, referente de la aparcería Rosa Blanca, que a los 70 años está realizando la Marcha al Paraguay por segunda vez, y comparte la ruta con el teniente Ignacio Graña, de 26 años, que entre risas dice que es uno de los “más desentrenados”. Eso sí, por ser uno de los representantes del Regimiento Blandengues de Artigas , es quien encabeza la fila y porta el Pabellón Nacional.

En el otro grupo no hay jinetes que hayan montado tantos kilómetros por tanto tiempo, pero Eduardo Abreu, Miguel Costo y Eduardo Barrios tienen en su currículo haber completado el Chasque 19 capitales, una travesía que se completa en ocho días. El resto, como Leonardo Saracho, presidente de la Unión de Aparcerías y Sociedades Tradicionalistas del Uruguay, acostumbra a recorrer a caballo 500 kilómetros entre Montevideo y la Meseta de Artigas (Paysandú) o hacia la celebración de la Patria Gaucha (Tacuarembó). “Acá vamos a hacer la más larga, más o menos el doble en kilómetros”, precisa. Y suma: “Para todos los que amamos el tradicionalismo esto es algo muy emocionante y lo hacemos en honor a nuestro prócer”.

Grupo de jinetes que partió desde Plaza Independencia

Dice Ávalos que por conocer la ruta hacia Paraguay es quien ha ido ordenando algunas cuestiones logísticas para su grupo como las paradas o los preparativos para soportar las temperaturas. Por ejemplo, al cierre de esta nota, la máxima para Montevideo era de 19 grados; para Curuzú Cuatía (al sur de la provincia de Corrientes) era de 32 grados y para su destino final, Asunción, era de 38 grados. Afortunadamente, ningún grupo ha sufrido percances -salvo alguna lluvia o una nube de moscas molestas en Campo General Ávalos (Corrientes) o mosquitos aun más molestos-.

Las dos marchas han completado aproximadamente un cuarto del recorrido fuera de fronteras en la primera semana. Aunque tuvieron inicios diferentes. Uno de los grupos, el de 20 jinetes asociados a aparcerías de la zona sur del país, arrancó en la Plaza Independencia de Montevideo el viernes 15 de marzo y comenzó su camino hacia Salto recogiendo los chasques (ya hablaremos de eso) de distintas escuelas públicas.

El otro, que comprende 10 jinetes -dos de ellos, blandengues- se concentró en Salto el lunes 25. Este tenía previsto cruzar el Puente Internacional Salto Grande al día siguiente pero tuvieron que esperar hasta el miércoles hasta obtener el permiso de la autoridad sanitaria argentina. Los jinetes de la otra marcha cruzaron al país vecino el pasado fin de semana.

Todos prevén llegar a la Escuela Artigas en Asunción entre el 25 y el 26 de abril, pocos días antes del acto protocolar por los 100 años.

La ruta que se sigue, como dice Saracho, son las “huellas” de José Gervasio Artigas . En el mapa están marcados los pasos por Ayuí, Federación, Chajarí, General Ávalos y Curuzú Cutía, luego se toma el rumbo hacia Reconquista y Resistencia y aquí se abren dos opciones: o se dirigen hacia Posadas -como última ciudad argentina- para cruzar el río Paraná hacia Encarnación tal como lo hizo Artigas, para luego subir hasta Asunción (una vía más larga) o se toma la ruta hacia Formosa y Clorinda -como última ciudad argentina- para tomar el cruce fronterizo Pasarela de la Fraternidad que deja a un poco más de 20 kilómetros de la capital paraguaya. La marcha que partió desde Salto tomará el segundo camino y el tramo entre Encarnación y Asunción -casi 400 kilómetros- lo harán acompañados por jinetes paraguayos.

Parte del grupo de jinetes que partieron desde Salto

Cada marcha avanza entre 30 y 35 kilómetros por día en dos tiempos: entre dos y tres horas en la mañana y lo mismo en la tarde. Se paran en lugares con buen pasto y preferentemente donde haya agua, así los caballos (y los jinetes) pueden descansar. Cada grupo tiene camionetas de apoyo que viajan adelante para conseguir lugares donde puedan alojarse por la noche o armar las carpas y para comprar provisiones. Lo último cuando es necesario, porque hay mucha solidaridad en el camino. Los jinetes ya fueron invitados con cordero, botellas de vino y agua bien fría en varios puntos y se les regaló alfalfa y avena para los caballos. Les han ofrecido alojamiento con aire acondicionado, reparaciones mecánicas y herrajes gratuitos.

Los caballos están entrenados para recorrer grandes distancias. Un grupo llevó 10 y el otro, 32. En ambos lados viajan caballos criollos y mestizos; en el equipo más numeroso también hay ejemplares cuarto de milla y árabes. José Carlos Arana, integrante de la marcha que salió desde Salto, cuenta a Domingo: “Algunos eran caballos de polo. Son atléticos. Están como salidos del primer día”.

El caballo de Artigas listo para responder a su llamado

Con ellos cabalgan dos caballos moros del Regimiento Blandengues de Artigas, la raza equina considerada autóctona y que era la que elegía el prócer para montar por su resistencia. Al igual que en un desfile militar, en esta marcha un blandengue tira de uno de ellos con su montura pero sin jinete, representando así al caballo de Artigas que está listo para acudir a su llamada. El teniente Ignacio Graña lo explica: “Simboliza la última cabalgadura, la que pidió en su lecho”. Y agrega: “Esta marcha tiene una gran carga emocional para mí y eso opaca el cansancio”.

Ese sentimiento también lo tiene Arana, quien cree que este tipo de experiencias sirven para apreciar la cultura que se comparte con las provincias del otro lado del río Uruguay -“somos medio un calco”-, al tiempo que obligan a una reflexión sobre la propia vida. “Quieras o no, van a tocarte muchas cosas y vas a ponerte a charlar con tu caballo. Crecés mucho en una marcha como esta”, dice.

Uno de los aspectos que más le gusta de estas travesías a Ávalos es empezar a ver otros paisajes y a escuchar otras músicas e inclusive otras lenguas. Ya desde la provincia de Corrientes se empieza a oír el guaraní (allí es idioma oficial). De los apuros que pueden surgir por malentendidos los salva su compañero de cabalgata, el coronel retirado Daniel de Armas, quien vivió en Paraguay unos años. Pero sea en español o en guaraní, los jinetes apuntan que el nombre de Artigas es entendido por todos. Y que incluso fuera del territorio nacional es más reconocido y valorado.

Blandengues que participan de la Marcha al Paraguay

19 departamentos y 50 escuelas.

La Marcha al Paraguay estuvo precedida por el chasque más grande que hayan visto estos jinetes. Decenas de hombres a caballo de los 19 departamentos participaron de una posta que pasó por más de 50 escuelas del país y con las que se contactaron a través de la Dirección General de Educación Inicial y Primaria. Estas eran las instituciones que llevan el nombre de Artigas o de República del Paraguay y donde se han plantado ibirapitás a partir de las semillas del árbol donde descansaba el Jefe de los Orientales en Asunción.

Chasque en escuela de Colonia
ANEP

José Eduardo Acosta, aparcero de Barros Blancos (Canelones) y parte de la marcha salió desde Plaza Independencia, relata que el chasque más la ida a caballo a Asunción para celebrar el centenario de la escuela donde vivió Artigas es una oportunidad para mostrarle a los niños las tradiciones del país -el chasque, la vestimenta, la música- y revalorizar la escuela pública. En cada centro se esperó la llegada del chasque que no es otra cosa que el mensajero o cartero de antaño. A los jinetes se los cargó con cartas, dibujos y banderas que serán llevados a los alumnos de la Escuela Artigas. Algunos portaban, por ejemplo, un cuerno de vaca, donde ahora están guardados los regalos hasta su destino. Al igual que antes, se eligió un santo y seña para proceder al traspaso: los jinetes debían decir ‘sean los orientales tan ilustrados’ y los niños respondían ‘como valientes’.

Inicio de la Marcha al Paraguay en Plaza Independencia
ANEP

El chasque se prolongó por dos semanas y no fue fácil en ciertos rincones del país. En Florida, por ejemplo, se tuvo que modificar el recorrido para sortear pasos cortados y puentes obstruidos por las inundaciones. No obstante, Acosta cuenta que no faltó ni un aparcero ni un niño ni una escuela a la cita. “Todos pusieron garra y corazón. La gente de afuera tiene palabra y lo hicieron de corazón”, afirma.

Ese sacrificio lo tiene bien presente María José Volpe, la directora de la escuela que es territorio uruguayo en Asunción y quien los espera con sus alumnos a mil kilómetros de distancia para festejar los 100 años todos juntos. Con emoción expresa: “Esta marcha habla de un gran amor por la figura de Artigas y por la escuela. (Estos jinetes y los niños que mandaron sus mensajes) son hijos de la escuela pública uruguaya que están devolviendo el cariño que la escuela les ofrece”.

Escuela Artigas en Asunción, Paraguay

Escuela Artigas, casa donde vivió José Artigas sus últimos años
Angel Asteggiante
El ibirapitá de la Escuela Artigas en Asunción antes de la poda
Angel Asteggiante/Archivo El Pais

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