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Seremos menos y más viejos: los demógrafos abren debate

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Los demógrafos discuten si la población mundial tiende o no a reducirse durante este siglo.

Demografía

Un informe publicado por The Lancet advierte sobre la drástica baja de nacimientos y el envejecimiento de la población del mundo; otros expertos rebaten pronósticos.

Un informe de la prestigiosa revista científica The Lancet encendió la alarma. En el mismo se sostiene que a fines de este siglo la población mundial habría descendido en forma dramática y que ello tendría consecuencias tanto o más graves que el fenómeno de superpoblación que puede ser más ostensible en la actualidad. De hecho, otro grupo de investigadores salió a cuestionar la metodología de proyección que utilizaron los demógrafos de la publicación británica. Señalan que los supuestos que utilizan en estas dramáticas proyecciones pueden no verificarse en la realidad.

Lo cierto es que, contra lo que podría creerse, la población del mundo tiene a disminuir. Y entre las presunciones más catastróficas figura la inversión de la pirámide poblacional colocando en la punta a los mayores de 80 años, lo cual llevaría a una población notoriamente envejecida en el planeta con las consecuencias que ello acarrea.

En países de baja densidad demográfica como Uruguay estos presupuestos podrían resultar aún más catastróficos. Sin embargo, los indicadores pueden ser interpretados de otra manera.

Para empezar por orden cabe revisar lo publicado por The Lancet y recogido hace pocos días por BBC Mundo.

CADA VEZ MENOS. El mundo no está preparado para la caída dramática en el número de nacimientos, un fenómeno que tendrá un impacto traumático en las sociedades. Esta es la conclusión de un equipo de investigadores del Instituto de Métricas y Evaluaciones de Salud de la Universidad de Washington, que publicó un estudio la semana pasada en la revista The Lancet, tal como lo daba a conocer en su portal BBC Mundo, que también reproducía las gráficas del estudio.

La caída en los índices de fertilidad significa que casi todos los países podrían ver sus poblaciones reducidas para fines de siglo. Según el estudio, se espera que en 23 países -entre los que se incluyen España y Japón- la población se reduzca a la mitad para 2100. La población también envejecerá de forma dramática, con casi el mismo número de personas que llegan a los 80 como de personas que nacen, señalaba el informe.

Esta tendencia se está haciendo patente en varios países y por ello, de hecho, muchos gobiernos comenzaron a evaluar medidas para contrarrestarla. Según varios expertos, la migración puede ser la medida más saludables para revertir esta baja de fecundidad que obra en el fondo de la tendencia al descrecimiento.

El debate está abierto y varios expertos ya lo están alimentando. Revista Domingo consultó al demógrafo Ignacio Pardo, presidente de la Asociación Latinoamericana de Población (ALAP) y docente de la Facultad de Ciencias Sociales de Udelar.

El envejecimiento de la población es una de las claves de su disminución.
El envejecimiento de la población es una de las claves de su disminución.

“El debate es razonable. Sin entrar en detalles, las proyecciones de largo plazo son altamente dependientes de supuestos, sobre todo acerca del comportamiento de la fecundidad -puntualiza Pardo en lo previo-. Y las decisiones tomadas en este estudio ‘producen’ una caída de la fecundidad, y consecuentemente de la población, mayor que la de las proyecciones de Naciones Unidas, más aceptadas en el ámbito de la demografía”.

La disminución en los índices de fecundidad o la menor cantidad de nacimientos también se ha verificado en Uruguay. Sobre el impacto de esta tendencia fue consultado Pardo.

“En Uruguay, es probable que la fuerte caída de los nacimientos sea revertida parcialmente, y se vea cierto ‘rebote’. Esto podría pasar pronto, en pocos años, aunque es difícil decir cuántos -opinó el académico-. La razón del rebote es simple: la caída reciente estuvo alimentada sobre todo por una baja en la fecundidad adolescente y temprana y es muy probable que muchos de esos nacimientos no sucedidos no hayan sido eliminados de la vida de estas mujeres sino simplemente postergados hasta edades más adultas”.

Es una conducta que podría tener un impacto en un futuro inmediato y tal vez arroje una luz distinta en una futura medición. ¿La razón? “Cuando esos nacimientos tengan lugar, no sería extraño observar un repunte de la fecundidad, aunque no tan fuerte como para situarla más arriba de los dos hijos por mujer”, sostiene Pardo.

La baja densidad demográfica del país es una constante que muestra su cara buena y su cara mala en todos los niveles. De hecho, en el control de la pandemia parece haber jugado un papel más beneficioso, aunque no determinante. Pero también tiene consecuencias negativas en los análisis económicos; no faltan quienes extreman conclusiones como la de la “inviabilidad” como país.

No obstante, para el investigador académico estas consideraciones pueden ser matizadas e incluso puestas en absoluto entredicho.

“Uruguay, como país que se autopercibe pequeño, suele ver con preocupación cualquier evolución de la población que no sea el aumento. Sin embargo, no creo que pueda sostenerse que la viabilidad del país, o el bienestar de su sociedad, que es, en todo caso, lo que debería preocuparnos, estará amenazado por la baja natalidad”, sostiene Pardo.

“Más bien me preocupa un fenómeno asociado a la baja natalidad: la aparición de discursos pronatalistas, que pueden sentirse legitimados para hacer pie en una perspectiva familista. No es que haya algo intrínsecamente malo en la familia, pero estas perspectivas la conciben de un modo que suele ser refractario a los avances en igualdad de género y pueden amenazar algunos derechos”, añade.

Lo cierto es que, más allá de posturas políticas o religiosas en torno al tema, las proyecciones para Uruguay no albergan un futuro de grandes cambios. Todo parece indicar que el país no superará a lo largo de este complejo siglo una población del entorno de cuatro millones.

“Las proyecciones vigentes para Uruguay asumen que dentro de muy poco, en el entorno de 2040, nuestra población ya no crecerá. El fuerte descenso reciente de la fecundidad podría adelantar esta fecha. Por tanto, el resto del siglo será de estabilidad o leve descenso en el número de uruguayos; está prácticamente descartado que sea de aumento. Se espera que la cifra en la que la población uruguaya se estabilice sea inferior a los cuatro millones”, considera Pardo.

Eso en lo estrictamente local, ¿pero qué ocurre en términos globales? Si las conclusiones publicadas por The Lancet son certeras, la tendencia a la disminución pueden resultar más negativas que positivas. No obstante, también este punto de vista es rebatido por el experto.

“Cuando se habla de consecuencias indeseables de la evolución de la población mundial, se suele hacer referencia al fenómeno contrario, el crecimiento de la población”, observa. Y agrega que, en todo caso, esta sería una buena noticia.

El debate está abierto y, como se ha visto, excede a los académicos.

Un mundo más reducido

Debido a la caída de los índices de fecundidad, los investigadores esperan que el número de personas en el planeta llegue a su punto más alto en 2064 con 9.700 millones, antes de caer por debajo de 8.800 millones para fines de siglo.

“Eso es bastante importante; la mayor parte del mundo está en transición hacia el declive natural de la población”, le dice a la BBC el investigador Christopher Murray, coautor del estudio y director del IHME. “Creo que es extremadamente difícil pensar en esto y reconocer lo importante que es. Es algo extraordinario. Tendremos que reorganizar a las sociedades”. Fuente: BBC Mundo.

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