¿Saeta cerca de concretar la versión uruguaya de Gran Hermano?: la palabra de Alejandro Ripoll, director del reality

Trabajó 13 años en Showmatch, dirigió Gran Hermano I, II y III y volvió para esta nueva edición que batió récords de audiencia. Revela el secreto del éxito, por qué ganó Marcos, la razón por la que Tinelli "está a la baja" y en qué está la negociación para tener GH Uruguay en 2024.

16/04/2023, 03:40
Alejandro Ripoll, director general de Gran Hermano Argentina, en la casa más famosa del mundo.
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Por Mariel Varela

El ingreso de Alejandro Ripoll a un set televisivo sucedió en 1986 y fue “un lindo accidente”. Tenía 20 años, se había recibido de analista programador, cursaba segundo año de Sociología -le interesaba aplicar la carrera al marketing y al consumo- cuando Marcelo Lucero, un amigo de la infancia, le avisó que en ATC -lo que hoy es la TV Pública Argentina- buscaban a alguien idóneo en computadoras y se tiró de cabeza. “Tenía más hambre que el Chavo”, cuenta a Revista Domingo. Entró por la puerta chica -escribía los zócalos de diversos programas- y se enamoró tanto de la pantalla chica que no se fue más. El hoy director general de Gran Hermano se rodeó de los mejores -Oscar Barney Finn y María Herminia Avellaneda-, oyó sus indicaciones, les robó piques y aprendió el oficio de forma autodidacta.

Dirigió Showmatch durante 13 memorables temporadas -de 2005 a 2018- y trabajar codo a codo Marcelo Tinelli marcó su carrera. “Fue una etapa increíble. Hoy, que ya no estoy con él, hay estándares que para mí son los mínimos y en otras empresas donde voy a trabajar eso es lo máximo. Es ahí donde digo ‘Marcelo, cómo te extraño’”, reconoce Ripoll. Tinelli le enseñó la excelencia. En esa época hacia dos mil poncheos -cambios de cámara- por noche y recuerda que al terminar cada programa, Tinelli entraba al camarín y le decía ‘¿qué pasó que no mostraste tal cosa?’ ‘Me equivoqué’, respondía él. “No hubo una noche que no me haya equivocado y el tipo venía y me recalcaba que había visto dónde había estado el error. Era ‘te vi, no te relajes’. Los estándares de calidad de Marcelo eran muy altos en ese momento. El segundo era el primero de los perdedores para nosotros”, asegura.

Integró el equipo de Gran Hermano I, II y III y su primera reacción al ser convocado por la productora Kuarzo para dirigir la edición 2022 del reality fue “ni loco”. Prefería seguir tranquilo con ReseArch, la consultora de análisis de audiencia que armó en medio de la pandemia. Lo convenció reencontrarse con María, una integrante de Endemol Holanda que lo había entrenado hacía 21 años. “Fue tal la sorpresa y el placer de encontrarla que con eso ya tenía GH pago”, declara.

A Ripoll no le caben dudas de que la razón por la cual el programa arrasó con la audiencia y batió récords de rating es porque se volvieron a implementar los estándares de calidad que exige Endemol Holanda en todas las áreas del formato: construcción de la casa, cámaras usadas, casting, etc.

“Volvió a respetarse el manual a rajatabla y cuando respetás un formato que es extremadamente exitoso a pesar de los años, no te puede ir mal”, expresa. Y revela: “Las últimas dos producciones de GH en otro canal habían sido low cost y hasta se les escapó un participante: se tomó un taxi para irse a dormir a lo del abuelo y volvió al otro día”.

El siguiente desafío de Ripoll y su equipo es hacer GH Chile de junio a octubre, luego repetirán el reality en Argentina, y el plan, según anticipa el director, es que la casa más famosa del mundo reciba a participantes uruguayos el año próximo.

“Hay una posibilidad que está negociando Kuarzo con Saeta de que hagamos Gran Hermano Uruguay en 2024. No sabés lo que estoy peleando para poder hacerlo, tengo muchísimas ganas y mucha esperanza”, confirma Ripoll en exclusiva a Revista Domingo.

Pócima

En la casa de Gran Hermano hay 53 cámaras (tres en el baño), 117 micrófonos y no existen los puntos ciegos.
ADRIAN DIAZ BERNINI

Muchos se preguntan cuál es la fórmula mágica para que GH funcione y según Ripoll, no hay ningún misterio. Es muy sencillo: el éxito está en el casting y el aislamiento.

Existe una “Biblia de 700 páginas” que detalla cada paso a seguir, cómo actuar, cómo responder a nivel técnico, operativo y de producción para que el reality cautive al público. Si se respeta, es jugar y cobrar. Ese manual incluye pautas para hacer el casting que deben seguirse al pie de la letra.

“Te dicen que tenés que tener un perfil A, un perfil B, un perfil C. Una vez que llenaste los casilleros con los perfiles, tenés tu casting hecho. Listo, los metemos adentro y funciona. No es algo improvisado, ni poner dos amigos tuyos que son re simpáticos y van a pasar todo el día contando chistes”, explica. Descartan a los que tienen parientes en la farándula: “Se busca gente que esté lo menos contaminada posible dentro de los medios”, argumenta.

En definitiva, la gente mira Gran Hermano porque empatiza o se descubre en alguno de los 18-20 perfiles seleccionados en el casting y que entran a jugar. “Nos identificamos con alguien, tanto para bien como para mal. Por eso la gente lo ve”, opina el director.

Marcos, “el aspiracional"

Ripoll nunca tuvo un participante favorito en las cuatro ediciones que dirigió GH. “Por una deformación profesional no me comprometo efectivamente con ellos. Para mí son compañeros de trabajo que están cubriendo el rol delante de cámara”, justifica.

-¿Por qué crees que ganó Marcos?
-Se da un caso similar al 2002 con Roberto Parra, que ganó GH 2. No intercedía en las peleas, era muy bajo perfil, callado, como Marcos . Argentina en el 2001 era una sociedad en crisis, muy similar a la que tenemos hoy. Haciendo una aproximación muy sui generis, para mí ganó Marcos porque es el aspiracional de la sociedad argentina. En Marcos vimos eso que queremos ser (educados. tener valores, no confrontar, no ser parte de la grieta mundial) pero que no somos y lamentablemente estamos tan lejos.

Ta tele vive y lucha

Alejandro Ripoll junto a Marcelo Tinelli, luego de ganar el Martín Fierro a Mejor Dirección con Showmatch.

Se recibió de analista senior de audiencia y desde 2006 aplicó los conocimientos adquiridos para hacer de Showmatch una maquinita de aciertos donde todo estaba milimétricamente calculado. El orden de los participantes en la pista del Bailando nunca fue aleatorio. Ripoll hacía 16 análisis de audiencias diarios en privado con Tinelli y, a partir de ese resultado, se armaba la estrategia de quién entraba primero, segundo o quién no entraba. “Si hacés los deberes, como bien decía Marcelo (Tinelli), si te capacitás y analizás, no le errás, y si le errás es por poco”, asegura.

Es defensor a ultranza de la TV: se ríe cuando los ‘gurús’ dicen que las redes se llevan puesta a la pantalla chica. “Las redes son parasitarias, no generadoras, son segunda pantalla”, opina. Considera que la televisión está más viva que nunca y que los canales deberían trazarse la meta de armar estrategias para recuperar a un público que sigue ahí, cautivo. “De hecho, este último GH en Telefé demostró que la gente está dispuesta a ver televisión abierta”, asevera.

La culpa de que a Tinelli hoy no lo acompañen los números de audiencia no es el auge de las redes: “¿Por qué está a la baja? No estaría bien que lo diga yo, Tinelli sabe por qué. Canta Conmigo Ahora funcionó mientras él respetó el formato original (hizo 12-13 puntos), cuando lo ‘Tinellizó’ terminó en seis”, concluye.

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