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Río Queguay: los secretos de uno de los ríos más prístinos del país

Sufre bajos impactos significativos de actividades humanas y su biodiversidad es muy alta

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Corvina de agua dulce (<i>Plagioscion ternetzi</i>)<br/>

Por María de los Ángeles Orfila

Por casi 300 kilómetros corren las caudalosas aguas delrío Queguay. Y lo hacen de una manera casi increíble para este mundo: es uno de los pocos cursos de agua del país que no ha sufrido (hasta ahora) un impacto significativo derivado de la actividad humana.

Esto ya es meritorio pero Iván González, investigador del PEDECIBA y del Laboratorio de Ecología Fluvial del Departamento de Ciencias Biológicas del CENUR Litoral Norte (Paysandú), y su equipo han ido más allá y han revelado algunos de sus secretos, entre ellos, algunas especies de peces que eran desconocidas para la ciencia.

“Allí habitan unas 120 especies de peces diferentes; más de lo que pensábamos. Es más o menos el mismo número de las registradas para toda la cuenca del río Negro que es tres veces más grande”, dijo a El País.

La investigación que se inició en 2020 y que ha implicado desde entonces análisis de cinco puntos geográficos desde las nacientes del río Queguay hasta la desembocadura en el río Uruguay ha encontrado varias sorpresas. Por ejemplo, que en esas aguas todavía limpias habita una especie de corvina de agua dulce (Plagioscion ternetzi, ver foto principal) que fue reportada por primera vez para la región. “Se conocía en el río Paraná; no la habíamos detectado antes. Ahora estamos profundizando en ella”, señaló.

También se encontraron tres especies migradoras del río Uruguay (en los parajes cercanos a la ruta 26) que viajan a través de todo el Queguay hasta las nacientes (cerca de la localidad de Tambores): boga (Megaleporinus obtusidens), dorado (Salminus brasiliensis) y sábalo (Prochilodus lineatus), tres especies de importancia comercial y social.

“El hecho de que llegan hasta las nacientes quiere decir que pueden hacer migraciones por todo su curso; esto parece una obviedad pero se debe a que el Queguay no tiene represas. Luego de que se construyeran las represas del río Negro se extinguieron varias especies migradoras aguas arriba; en el Queguay siguen estando”, explicó González.

Hubo otros hallazgos: tres nuevas especies de viejas del agua, cuatro especies aun no registradas de pequeños bagres o la especie de piraña Pygocentrus natereri y dos especies de pejerreyes.

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Investigadores en río Queguay

Y este estudio contribuyó a encontrar por primera vez a dos castañetas del género Gymnogeophagus que aún no tienen descripción científica, y una pequeña mojarra del género Odontostilbe, también desconocida para la ciencia. Ambas están siendo estudiadas por especialistas en taxonomía.

El trabajo del Laboratorio de Ecología Fluvial incluyó el monitoreo del curso principal del río como también las lagunas costeras y las superficies que cada tanto se inundan cuando crece el Queguay.

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Investigaciones en el río Queguay

Conservación.

Entonces, ¿cuál es el secreto de este río sanducero? Que a sus orillas no hay grandes ciudades ni fábricas que viertan sus efluentes, la superficie dedicada a la agricultura y a la forestación es menor que en otras cuencas y está bordeado por un tupido monte nativo con franjas de varios kilómetros de ancho en su tramo medio.

Dos de los cinco puntos de muestreo –se hicieron campañas de cinco días en cada estación del año y se cubrieron los periodos de creciente y bajante; se usó pesca eléctrica y redes– están ubicados dentro del área protegida Montes del Queguay, una medida de manejo que contribuye a su conservación. En estos, por ejemplo, resultaron particularmente abundantes las poblaciones de las especies más emblemáticas del lugar como la tararira tornasol (Hoplias lacerdae) y el dorado. “En lugares del río donde hay mayor actividad pesquera, inclusive ilegal, en la parte baja, estas especies ya no son tan abundantes”, comparó el investigador. Además, en el tramo inferior del área protegida se colectaron las mayores abundancias de huevos de peces, siendo esta una importante área de cría.

Pero aunque tiene una mejor vida que otros ríos uruguayos, el Queguay no está salvado para la posteridad. “Ahora tiene un bajo impacto en general pero como todo sistema acuático del país está inmerso en una matriz ganadera y agroforestal. En la parte baja, un porcentaje de su cuenca está ocupado por cultivos intensivos como la soja y partes de forestación de eucaliptus. Allí también preocupa el uso de fitosanitarios y plaguicidas. Este es uno de los temas más relevantes en los que poner el ojo”, apuntó González.

Y añadió: “El área protegida abarca un tramo relativamente corto del río. Lo que pasa por fuera es otro tema”.

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