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Hugo Gargiulo, el uruguayo a cargo de uno de los espectáculos más destacados del año

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La Fiesta de los viticultores se realiza una vez cada 25 años en Suiza

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La compañía Finzi Pasca lleva adelante el espectáculo de la Fiesta de los Viticultores que se celebra en Suiza una vez cada 25 años. Hugo Gargiulo, uruguayo, es el escenógrafo a cargo.

En Vevey, ciudad suiza del cantón Vaud, viven aproximadamente 18.000 personas; hay un lago (Lemán), árboles, parques, un casco histórico, una escultura de Charles Chaplin y una de un tenedor gigante, bares, calles de piedra, flores, vinos, viñedos y unas montañas que la enmarcan. Vevey tiene, también, una tradición que se repite una vez cada 25 años y transforma a la ciudad por completo: La Fête des Vignerons, que celebra la coronación de los viticultores que mejor han trabajado las tierras, frente a miles de personas con un espectáculo que varía en cada ocasión.

No es, para los ciudadanos de Vevey ni para los suizos en general, una fiesta más. Se trata, en todo caso, de una forma de mantenerse vivos y encendidos, de celebrar una tradición y reinventarla para que no se pierda en el tiempo. Para que la memoria siempre esté presente.

La Fiesta de los Viticultores, declarada en 2016 como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por Unesco, es una celebración que se realiza en esa ciudad desde la Edad Media. Con el devenir de los años y los acontecimientos, desde 1797, se hace siempre cada cuarto siglo. La que se celebrará entre el 18 de julio y el 11 de agosto es la primera de este milenio y es organizada, como en cada ocasión, por la Confrérie des Vignerons (Hermandad de Viticultores); la última fue en 1999.

La Fiesta de los Viticultores se realiza en Vevey, Suiza
La Fiesta de los Viticultores se realiza en Vevey, Suiza. Foto: Samuel Rubio

En Vevey, el tiempo se mide en fiestas, en las que una persona vivió, en las que le quedan por vivir, en los años que faltan para la próxima, en ensayos, en trajes, en canciones, en aprontes. Hace diez años, por ejemplo, la hermandad de viticultores empezó a pensar quién o quiénes serían los encargados del espectáculo para la nueva edición de la fiesta y había un nombre que sonaba con fuerza: la Compañía Finzi Pasca.

Uruguayo

En 1994 Daniele Finzi Pasca, coreógrafo, director suizo y referente del clown, presentó por primera vez en Uruguay su espectáculo Ícaro, un monólogo pensado para un solo espectador. Por entonces, Daniele estaba al frente de la compañía Teatro Sunil, que había fundado con su hermano Marco y con Maria Bonzanigo. Esa fue la primera vez que Hugo Gargiulo, uruguayo, actor y escenógrafo, tuvo contacto con la compañía y su forma tan particular de concebir los espectáculos.

Por entonces, Hugo era un estudiante de teatro que no sabía nada sobre el teatro suizo y mucho menos sobre el clown. “Fui a ver Ícaro porque un amigo tenía dos entradas. La obra me generó esa magia que tuvo Ícaro para muchos uruguayos. Después hice algunos talleres y empecé a aprender la metodología de Daniele”. Un año después Hugo estaba en pareja con María Bonzanigo y en 1996 dejó todo para ir a probar suerte a Suiza. Antes había dejado la facultad de arquitectura para estudiar teatro.

Hugo se radicó en Suiza y desde entonces a Uruguay viene solo de visita. Cuando llegó se incorporó a Teatro Sunil y en 2011, con Daniele, Antonio Vergamini, Julie Hamelin Finzi y María, su esposa, cofundó la Compañía Finzi Pasca, que mantiene la esencia de Teatro Sunil.

Hugo Gargiulo es co fundador de la compañía Finzi Pasca
Hugo Gargiulo es co fundador de la compañía Finzi Pasca. Foto: Viviana Cangialosi - Compagnia Finzi Pasca

“La compañía tiene dos bases -dice Hugo, desde Suiza- por un lado, es de creación y tiene a la clownería como base de su metodología, pero que siempre busca tocar las emociones. El teatro que hacemos es emocional y no racional y para eso usamos mucho las imágenes y el mundo onírico. Lo más importante es justamente el poder relacionarse con el espectador, el poder crear un vínculo y conmoverlo. Esa es la premisa de la compañía, y tratamos de ser siempre fieles a esa esencia”.

Hugo dice que, como casi siempre sucede con el teatro independiente, al comienzo era todo “a pulmón”: “En estos grupos independientes hay que hacer todo, uno es actor pero también pinta la escenografía y plancha su vestuario. Hicimos mucho un teatro de ese tipo, bien independiente. Últimamente nos hemos dado un poco el privilegio de poder delegar y crear una compañía más compleja y grande, en este momento somos más de 50 los integrantes, con unas 20 nacionalidades diferentes, tenemos condiciones de producción más profesionales. La compañía es nuestra familia y nuestro espacio son los teatros del mundo, porque tampoco tenemos un espacio físico”, cuenta Hugo, que se encarga del diseño de escenografías, tanto de las producciones de la compañía como de las que les encargan.

Así, Hugo fue el escenógrafo de la Ceremonia de Clausura de los Juegos Olímpicos de Sochi en el 2014 y de la Apertura Paraolímpica, como también de espectáculos propios de la compañía con los que, incluso, ha venido a Uruguay como Donka, La Verità y Bianco su Bianco.

El de la Fiesta de los Viticultores es, para Hugo, un desafío y un privilegio a la vez. “Yo no soy de esa zona, soy uruguayo y tener la responsabilidad de crear una arena para esta fiesta es un gran honor”.

La última Fiesta de Viticultores se hizo en 1999.
La última Fiesta de Viticultores se hizo en 1999. Foto: Jean Claude Durgniat

Hugo diseñó un estadio desmontable que se levanta en la plaza de Vevey, como indica la tradición. “La plaza tiene 17.000 metros cuadrados y 14.000 metros cuadrados van a estar ocupados por esta arena, que tiene una capacidad para 20.000 personas y muchas posibilidades escénicas”. En total serán 20 funciones, de las que ya están vendidas el 80% de las entradas.

El hilo conductor de todo el espectáculo es la voz de un abuelo que viaja a través de la fiesta y de las estaciones del trabajo de la viña y le cuenta a su nieta cada etapa del proceso. Pero eso es solo la base. La compañía Finzi Pasca plantea, como siempre, un espectáculo lleno de capas en el que las escenas suceden en varios niveles que envuelven al público en un mundo onírico y lleno de fantasías. Todo eso, dice Hugo, sin “perder de vista que siempre tratamos de llegar a una simplicidad” que permita que el show sea entendido y disfrutado por todos.

Y, como no solo se trata de continuar con una tradición sino también de resignificarla, adaptarla al presente y proyectarla hacia el futuro, en esta edición de la fiesta las mujeres tendrán un rol importante y destacado, algo que nunca había sucedido, a pesar de repetirse, a pesar del tiempo y de los siglos. “Tradicionalmente es muy masculino, los viticultores eran siempre hombres. Hay muchas mujeres viticultoras, incluso entre los nominados al premio en esta edición, hay mujeres. La Confrérie des Vignerons hasta hace poco no aceptaba mujeres y ahora sí. Hay una apertura que en esta edición se va a hacer mucho más evidente”.

Adaptado a la tecnología de hoy
La arena de la Fiesta de Viticultores tiene capacidad para 20 mil personas

La arena que Hugo concibió para el espectáculo de la Fiesta de los Viticultores tiene capacidad para 20.000 espectadores. “Hay una escena principal de más de 1.000 metros cuadrados, de los cuales 800 son un gran suelo LED, que nos permite suspender a los personajes prácticamente en la luz y en las imágenes”, explica Hugo. “A su vez hay una corona con cuatro escenas en la parte superior”. La idea, dice Hugo, es adaptar una tradición que viene de la Edad Media a todas las capacidades tecnológicas del siglo XXI”.

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