Publicidad

Historias

Empresario que lideró campañas publicitarias de Batlle y Larrañaga cambia asesorías profesionales por un café

Cafete se tituló esta iniciativa ideada por Fabián Lazovski, cuya propuesta consistió en brindar una asesoría gratis a cambio de un café o té. Fue un éxito y planea repetir la experiencia.

Compartir esta noticia
Fabián Lazovski es licenciado en Comunicación, empresario e impulsor de la novedosa iniciativa CafeTe.
Fabián Lazovski es licenciado en Comunicación, empresario e impulsor de la novedosa iniciativa CafeTe.
Foto. Estefania Leal.

"En estos primeros meses del año voy a tener bastante tiempo disponible y me gustaría aprovecharlo para ayudar a emprendedores, pymes, profesionales y empresas en alguna de las disciplinas en las que tengo experiencia y conocimiento. Si necesitás analizar un nuevo desafío comercial o recibir un punto de vista imparcial respecto a una oportunidad o crisis en tu negocio o profesión, quizás te pueda ayudar. Es gratis y totalmente confidencial”.

Este posteo que Fabián Lazovski, licenciado en Comunicación y doctor en Ciencias de la Información, hizo en febrero de 2023 acumuló 52 me gusta, 17 comentarios y fue compartido 12 veces en la red social LinkedIn. Su iniciativa titulada CafeTe no escondía dobles intenciones: no lo movía el afán de concretar un negocio, ni la necesidad de captar clientes; simplemente quería aprovechar que tenía disponibilidad durante un par de meses -mientras esperaba la devolución de proyectos en los que estaba trabajando y evaluaba un par de negocios para volver a emprender- y dijo ‘tengo que usar este tiempo para algo’.

La respuesta en LinkedIn fue un éxito: en tres meses concretó 24 instancias con personas de 20 a 63 años y con perfiles diversos -desde un médico a una escritora, pasando por emprendedores y una periodista devenida en agente inmobiliaria-.

Uno de los asesorados le hizo una devolución por mensaje privado de LinkedIn, otro le envió un correo electrónico y apenas cuatro le agradecieron públicamente, pero Lazovski solo buscaba dar consejos empresariales, asesorar en ventas, y acercar herramientas útiles en marketing o comunicación.

“Fue muy enriquecedor. Hace muy bien ayudar al otro sin nada a cambio. Generalmente la gente anda buscando segundas intenciones y yo cuando tengo una intención la digo. En este caso no había un plan detrás del plan. De hecho, a raíz de esto surgieron ideas de negocios y cosas para hacer pero dije ‘no las voy a hacer porque quiero que esto quede impoluto’”, confiesa Fabián Lazovski a Domingo.

No solo no cerró negocios a partir de los CafeTe, sino que rechazó regalos y ni siquiera aceptó el pago del café o té, como estipulaba el flyer promocional: “Cambio asesoría gratis de una hora por un café o té”. “Alguien hasta me ofreció una botella de vino y dije que no. Me ofrecían el café, el té o el vaso de agua y les decía que no. No quería que hubiera transacción de ningún tipo”, aclara.

La experiencia resultó tan enriquecedora para Lazovski que planea armar una segunda edición de CafeTe.

“Me gustó mucho, la pasé bien, estoy pensando cuándo volver a hacerlo. Siento que hice bien, que otros se llevaron algo que les ayudó, no sabría dimensionarlo, tampoco importa, pero me parece que funcionó y me funcionó”, comenta.

Antecedente

El motor inspirador de esta idea es Julio Decaro, el médico que durante años regaló 20 minutos de su tiempoa todo el que pasara los sábados por la feria de Villa Biarritz y tuviera ganas de conversar con él sentado en sillas plegables. “Te invito a charlar 20 minutos conmigo”, decía el cartel que alzaba este doctor defensor del poder sanador del diálogo. “Esa es la referencia, y de hecho, me quedé con ganas de ir a hablar con él. Lamentablemente falleció el año pasado”, comenta Lazovski.

CafeTe, dice, iba dirigido a todo aquel que sintiera o creyera que había algo en su currículum de LinkedIn que les podía ser útil.

Parte de la hoja de vida de Lazovski es la siguiente: es licenciado en Comunicación, hizo un doctorado en Ciencias de la Información en España, publicó dos libros sobre publicidad (Gato por liebre y Página en blanco), fundó empresas de diversos rubros en Uruguay, dirigió una agencia y una escuela de publicidad en Chile, país donde vivió 10 años; también fue director creativo de la campaña publicitaria presidencial de Jorge Larrañaga en 2004 y de Jorge Batlle en 1999.

Charlas cerca del diván

Antes de comenzar con los CafeTe, Lazovski contó la idea a dos amigos que no se conocían entre sí para tener opiniones: ‘¿Cuál es el negocio de esto?’, quisieron saber ambos. ‘No hay negocio’, respondió él. La meta solo era ayudar a otro y superó sus expectativas.

Se sorprendió por la forma en que la gente se abría ante un desconocido en esa hora de charla. “Tenían clarísimas las dudas y el circuito de preguntas derivaba en inquietudes cada vez más profundas. En algunos casos era gente que quizás necesitaba una terapia pero el hecho de hablar con un desconocido que no vas a volver a ver te da una libertad de expresión que no tenés con amigos, o incluso con el psicólogo”, apunta.

En ocasiones, dice, la instancia se parecía más a una sesión de coaching que a una asesoría. “En algunos casos se iban con un poco más de luz o menos de esa nube gris que por momentos todos tenemos simplemente por compartirlo: te abrís y te abre la cabeza y el corazón”, opina. La experiencia le dejó varias enseñanzas, entre ellas, tener menos prejuicios sobre el mundo, las personas y sí mismo. “Me llevé esto de que ayudar realmente te hace feliz, es muy gratificante”, concluye.

Emprendedor

El presente laboral encuentra a Lazovski en varias actividades. Hace trading en la bolsa, campañas a demanda para marcas o instituciones y planea volver a emprender. “En los últimos 10 años armé distintas empresas e hice cosas demasiado complicadas, entonces ahora la búsqueda está en algo que sea como una milanesa con papas fritas: que todo el mundo lo entienda”, compara quien vivió una década en Chile y retornó movido por los afectos.

“Volví por mi madre, mis amigos y para que mis hijas crecieran con los hijos de mis amigos”, asegura.

Lo primero que hizo al pegar la vuelta, en 2012, fue armar Yo Mujer, un servicio de beneficios comerciales dirigido a mujeres de bajos recursos. Funcionó a través de SMS hasta 2016. En paralelo, y junto a un par de amigos, creó $ERO, la primera startup fintech uruguaya que obtuvo una licencia de dinero electrónico del Banco Central. Hoy está en proceso de venta.

El último emprendimiento que encaró de 2017 a 2018 fue Buena Dicha, una plataforma con actividades sociales para adultos mayores.

En las tres buscó generar impacto social: ayudar a las mujeres de bajos ingresos y a adultos mayores solos, y entregar un servicio de calidad a costo cero para usuarios no bancarizados -en Uruguay eran 800 mil personas en ese entonces y en el mundo más de 2.500 millones, por ende era un negocio escalable, apunta-.

“Con una idea buena no necesariamente el negocio llega con la rapidez que necesitás. Todas estas empresas tenían la intención de un impacto social muy grande pero no terminaron funcionando por h o por b: porque no lo supe hacer, le erré en el tiempo, capaz que el mercado no ayudó, porque llegó tarde o temprano, nunca sabés”, finaliza.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad