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Diplo, titán de la pista de baile

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Diplo

NOMBRES

El DJ y productor estadounidense, uno de los monarcas de las pistas de baile, sorprende con la publicación de un disco de música ambient.

Acaba de sacar otro disco (rastrear todos las grabaciones en las que está acreditado es tarea para obsesivos con mucho tiempo libre), titulado MMXX (por 2020). En este nuevo lanzamiento, Diplo hace la “gran Brian Eno” y se despacha con una banda de sonido ambient, ese estilo musical que parece flotar en el aire sin molestar a nadie pero que puede seducir a quien ande en búsqueda de algo sereno y propicio para lo reflexivo y meditativo. Inesperado en alguien que, hasta ahora, ha hecho todo lo que pudo para llamar la atención, no tanto sobre sí mismo sino sobre las canciones que, de forma muy prolífica, desparramó por el mundo. ¿Quién es este rubio de Miami?

Nacido hace 42 años con el nombre de Thomas Wesley Pentz, Diplo empezó pasando música en la radio de la Universidad de Florida Central. Siguió haciendo lo mismo cuando se mudó a Los Angeles para asistir a otra universidad, pero estudiar no era lo suyo. Lo suyo era pasar música para bailar. En Los Angeles hizo dupla con otro fanático de la música bolichera como él, Mike Lowbeezy. Se autobatizaron con el estrambótico Hooked On Hollertronix y empezaron a buscar fiestas para pasar música. Pero no solo. Por entonces —a principios de la década de 2000— el rol del discjockey ya había mutado y podía reclamar un lugar entre los músicos “de verdad”, por más que le duela a las huestes de Pappo.

De ser curadores de música ajena para audiencias ávidas de vida nocturna, los discjockeys empezaron a convertirse en creadores musicales gracias a avances tecnológicos como la interfase MIDI (que ya venía de la década de 1980 y permite que distintos instrumentos “se comuniquen” entre sí), la digitalización de los estudios de grabación, el abaratamiento de todos los procesos de creación musical y la facilidad de distribución a través de distintas plataformas y canales disponibles en internet.

Por eso en la actualidad gente como Diplo, Mark Ronson o Calvin Harris pueden ocupar un lugar entre las estrellas de la música sin ser “músicos” (ya saben: tocar uno varios instrumentos, cantar y componer en solitario o con un par de socios una canción). Lo único que Diplo tendría en común con músicos de rock o pop convencionales es que compone, por su cuenta o junto a otros. Una descripción más precisa y abarcadora es que es una mezcla de compositor/arreglador y productor.

Y una aproximación a su estilo como creador musical tiene bastante de collage, “recorte y pegue” y “drag and drop”: el monitor de la computadora es el lienzo sobre el cual Diplo y otros como él van colocando distintos elementos para que, en algún momento, todo eso coagule y constituya una canción.

monitor computadora
Foto: Pxhere.

Junto a su socio en Hooked On Hollertonix editó un “mixtape” (básicamente, una sesión de trabajo como DJ grabada en un estudio) titulado Never scaredque llamó la atención hasta de The New York Times. De ahí, Diplo empezó a escalar posiciones hasta ubicarse entre los principales DJ/productores del mundo. Pero en vez de hacer como Max Martin o Dr. Luke y mantenerse en un segundo plano, Diplo le pone nombre —a veces, también la cara— a sus creaciones, que son muchas, muchísimas: ha publicado sencillos y álbumes como solista, pero principalmente ha hecho de la promiscuidad musical su leit motiv. Integró, por ejemplo, el dúo Jack Ü junto a Skrillex. No hicieron muchas cosas juntos, pero solo con el superéxito Where Are Ü Now cantado por Justin Bieber alcanzó y sobró.

Grabó con tanta gente, famosa y no tanto, que el capítulo “Discografía” en su entrada de Wikipedia abarca dos álbumes de estudio, uno en vivo, seis recopilaciones, 10 Extended Plays, 38 simples y cuatro “mixtapes”. Y eso solo en cuanto a Diplo como artista. Como productor para otros, la lista es aún más extensa y cansadora de repasar.

Más allá de su propensión de ir saltando de acá para allá en busca de estímulos, Diplo le fue más o menos fiel a la banda Major Lazer durante unos años. Major Lazer, hasta ahora, ha publicado tres discos de estudio, seis EP y la friolera de 42 simples, entre ellos otro megahit: Lean On (en concordancia con este nicho junto a otro DJ, Snake, y la cantante invitada danesa MØ), una canción que desde 2015 ha acumulado más de 2.000 millones de reproducciones en YouTube (es una de las 30 canciones más reproducidas en la historia de YouTube). En buena parte de esa hercúlea producción musical Diplo ha juntado estilos y géneros musicales de las más diversas procedencias, haciendo de la cruza y el mestizaje otra de sus señas de identidad como músico.

Por eso es llamativa su incursión en la música ambient, desprovista de ese frenesí por las relaciones carnales entre distintas corrientes musicales. No es por pensar mal, pero la declaración formal y oficial que acompaña al lanzamiento de MMXX da para sospechar que Diplo no da puntada sin hilo: “La música ambient ha sido muy desestresante para mí y una experiencia meditativa. Espero que también lo pueda ser para ti. Cuidar nuestra salud mental es muy importante, hoy más que nunca”. Además, el disco salió primero como parte del servicio que ofrece la app de meditación Calm.

Tal vez un disco de música ambient sea una consecuencia lógica de un músico al que le gusta probar de todo. O quizás sea el refugio de alguien que, hasta ahora, ha vivido con el intenso pulso del boliche bailable en los oídos.

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