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Nada o gratis

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Eduardo Milán

Poéticas

Las cuerdas no son cuerdas, se tocan con cordura. Los poemas no son cuerdos, se hacen con versura.

Eduardo Milán

Si algo hay de especial en esto del poema es esto: te hiciste cargo de la memoria de un modo de articular el lenguaje que después viste que era un modo de desarticular el lenguaje. ¿Y para llegar allí? Habíamos bajado en silencio. El barco la nave, la patera, no recuerdo ahora se movía apenas sobre el agua, una mujer que insinúa, distraída, a ambos lados. Empezamos a caminar hacia adentro y la arena cada vez menos húmeda hace un silencio a esas pisadas que en un relato distinto hablarían: aquí nada dice nada.

La cosa empieza con mi padre preso en 1973. La cosa empieza con mi primer impreso en 1973. Había que salvar la apariencia, Viejo. Casi desaparezco con tu aparición en tv. Viejo: es una embarcación para mí. Nada es viejo salvo la madera de un barco en ese momento en que su pecho toca el agua la parte de abajo que toca, nada más que lo de abajo toca, un cielo no toca: "ahora toca esperar", "ahora toca guardarse" Nada toca y los tocados están del lado de adentro, guardados, parecen presos pero no dan la vuelta alrededor del patio una y otra vez.

Una guitarra está sola en este momento, las 11:30. Una guitarra está fuera del mundo de la aceptación donde estamos caídos, lejos de la humanidad completa, a unos pasos de la orilla. Es el lenguaje del afuera donde se desarticula el lenguaje de adentro. Los niños se dice los místicos se dice, Valente dice los locos también se dice hablan el lenguaje del poema sin saberlo y sin gratificación, la "gratificación del poema".

Duele ser niño, duele ser místico, duele ser loco, la "gratificación del poema". Una cosa es la gratificación, otra la gratuidad y otra el poema: gratis. Un poema: nada o gratis. Uno no puede hablar el lenguaje del sentido, no tiene volumen suficiente. El otro no alcanza a hablar con dios no está, para él, demasiado alto en el cielo alto: está demasiado hondo y él ya no tiene superficie, místico El último, sin alternativa, tiene toda tajeada el habla a la altura de la boca que no está, es verdad, sangrando todavía, no exageres, ese tipo está loco.

¿Y los presos? ¿Equivale un preso a un niño, a un místico o a un loco? ¿A los tres juntos?

A ninguno, está apartado. Te hiciste cargo de la memoria de un modo de articular el lenguaje que después he ahí el poema naciendo bajo el éter, abierto al gran respiro.

Los acordes no hacen ruido dentro de la caja, el sonido está en su fase anterior. Las cuerdas no son cuerdas, se tocan con cordura. Los poemas no son cuerdos, se hacen con versura. O sin versura. Alejandro son las 12 todavía duerme. Trasnochó en una jornada de jazz gitano con sus compañeros. Detrás de la noche queda el jazz gitano, a la altura de la luna que al comienzo de su diario mencionaba el Che, lejos de ahora, cerca de Siria.

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