¿El perro ronca y no deja dormir? Tu mascota puede tener algún problema de salud

Para saber por qué ronca tu can, lo mejor es consultar con un veterinario para asegurarse no haya ninguna complicación de salud

Los perros también roncan.
Foto: Pixabay.
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Solía dormir en compañía de mi perro Timón hasta que sus ronquidos nocturnos hicieron que me fuera imposible compartir con él la cama”, cuenta Roberto sobre Timón. Muchas personas experimentan algo similar. Pero ¿por qué roncan los perros?

A pesar de lo que muchos puedan pensar, este es un problema muy común, sobre todo en los perros. Al igual que sucede con el ser humano, la causa puede deberse a distintos factores y no solo a una predisposición de raza como en el caso de Timón.

El origen de los ronquidos de este pug no solo estaba relacionado con la predisposición de su raza, sino que también estaba presentando una alergia a los productos con los cuales Roberto Jaimes limpiaba su hogar y de los elementos con los que su perro jugaba. Sin embargo, es importante conocer las diferentes causas que pueden provocar esta condición, y si se trata de un problema que sea necesario intervenir.

Motivos

1. Perros con hocico achatado

O braquicéfalos, como médicamente se les conoce, a los cuales pertenecen el pug, bóxer, Boston terrier, shih tzu, chow chow, shar pei, entre otros. Esta condición hace que, por genética, tengan cráneo más pequeño, fosas nasales más reducidas de tamaño, tráquea estrecha y paladar blando más largo. Esta última característica hace que haya exceso de tejido en el paladar el cual, al respirar, produce un aleteo de leve a moderado y, por ende, se produce el ronquido. Aunque no todos los perros de estas razas lo manifiestan, algunos son sometidos a una cirugía para recortar el exceso de tejido en el paladar blando, que no representa riesgo para el animal.

2. Obesidad y sobrepeso

Los animales que tienen esta condición tienden a acumular tejido adiposo en el abdomen, lo cual dificulta la actividad mecánica de la respiración, y también en el cuello y los tejidos que rodean a la tráquea. Todo este acúmulo de grasa hace que al respirar haya un exceso en la vibración del aire lo que se manifiesta a través de la aparición de ronquidos en el animal. Esta condición puede afectar a animales de cualquier raza y se presenta más que todo en aquellos que no son alimentados de forma correcta, que no hacen actividad física adecuada y que son mayores. Para corregirlo, es importante que el médico veterinario realice una valoración de la condición corporal del animal y evalúe el tipo y cantidad de alimentación que se le brinda a la mascota.

3. Mala posición para dormir

Tal y como sucede con los seres humanos, cuando los animales duermen en ciertas posiciones son más propensos a roncar. Estas son cuando: tienen la cabeza colgando; la nariz se apoya contra alguna superficie; tienden a dormir boca arriba; o en posiciones poco habituales o cuando están muy agotados. Para solucionarlo, es importante que el tutor detecte cuál es la condición que hace que el animal ronque, le brinde un lugar óptimo para dormir o descansar (como colchones más duros, camas redondas, etc.), e incluso haga uso de otros elementos como soportes para la cabeza de la mascota.

Es importante conocer las diferentes causas que pueden provocar esta condición, y si se trata de un problema que sea necesario intervenir.

4. Enfermedades

En algunas ocasiones los dueños tienden a confundir el ronquido con la aparición de sonidos extraños al dormir. Esto se observa incluso en animales que pertenecen a las razas anteriormente mencionadas o en animales con problemas de obesidad, y por lo tanto los tutores deben estar siempre alerta. Para esto, es fundamental que los tutores aprendan a diferenciar el ronquido clásico de sonidos respiratorios como pueden ser sibilancias o estertores. Estos últimos se presentan cuando el animal tiene una afectación por enfermedades respiratorias de origen infeccioso (como el síndrome respiratorio infeccioso canino, anteriormente conocido como ‘tos de las perreras’), inflamación de las vías aéreas, edema pulmonar, enfermedades cardíacas o respiratorias, presencia de quistes o tumores, resfriados e incluso alergias, las cuales pueden hacer que haya un aumento en las secreciones.

5. Ronquidos transitorios

Estos se presentan solo durante ciertos períodos y no son repetitivos. Pueden deberse a la presencia de objetos extraños en las fosas nasales o algunas porciones del aparato respiratorio, los cuales son inspirados al olfatear o curiosear diferentes texturas o elementos, e incluso a atragantamientos por comer con apetito voraz.

¿Qué hacer?

Lo primero es tener mucha paciencia para evitar que los sonidos estruendosos y poco agradables deterioren la relación que los dueños tienen con sus mascotas.

Posteriormente, es indispensable que el tutor reconozca los momentos en los cuales el perro es más propenso a roncar con el fin de descartar una enfermedad o condición en particular. También es importante que los tutores acudan con su mascota al médico veterinario para hacer una valoración completa del animal y establecer la causa de los ronquidos.

Otras recomendaciones importantes son:

—Mantener al día el esquema de vacunación de los perros con el fin de evitar enfermedades respiratorias como la tos de las perreras, moquillo, hepatitis infecciosa, entre otras.

—Evitar la reproducción de animales braquicéfalos y prevenir que más animales sean afectados por la dificultad respiratoria característica de este tipo de razas.

—Evitar las altas temperaturas que hacen que los animales tengan dificultad al respirar o presenten jadeos.

—Evitar la obesidad y el sobrepeso haciendo actividad física regular y controlada y garantizando que la nutrición sea la adecuada de acuerdo con la edad, el peso y los requerimientos de cada animal.

—Reemplazar el collar por un arnés para evitar ejercer presión en el cuello del animal.

—Limpiar diariamente las fosas nasales de los perros.

—Hidratar adecuadamente a los animales en épocas de altas temperaturas o cuando se realiza actividad física.

—Hacer uso de comederos y bebederos elevados y proporcionar cantidades pequeñas de comida para evitar atragantamientos.

—Controlar momentos de excitación, estrés o ansiedad.

(Por Gabriel García, médico veterinario. El Tiempo - GDA)

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