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Una literatura llamada Deseo

| Los escritores inmersos en el universo de Eros no tienen el camino fácil. Mientras una novela extranjera de alto voltaje erótico es best seller, la escena nacional espera mayor apertura.

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DANIELA BLUTH

Tu texto utiliza algunas palabras de la anatomía femenina que no son poéticas, como clítoris", fue la explicación que obtuvo la periodista y poeta Melisa Machado a mediados de los `90 ante la negativa a publicar su primer libro. La respuesta la sorprendió, aunque no tanto. Era -y es- consciente de que su literatura no es fácil de comprender ni digerir, incluso para "el lector" de una prestigiosa editorial nacional. Con los años, Machado logró publicar ese y otros textos, ganó premios y viajó por el mundo leyendo su poesía, que desde hace unos años fue catalogada bajo el rótulo de "literatura erótica femenina".

Su caso no es la excepción, sino casi la regla, de quienes se dedican a este género literario en Uruguay, que en las últimas semanas se vio sacudido por la llegada a las librerías del best seller Cincuenta sombras de Grey y su secuela Cincuenta sombras más oscuras, de la británica E. L. James (ver recuadro).

En una sociedad como la uruguaya, que los escritores consultados por Domingo coinciden en calificar como "bastante pacata", escribir sobre sexo y deseo no es una elección sencilla. Aun cuando se utiliza un lenguaje plagado de metáforas o "velado", como prefiere decir Machado. Credo, el poema que detonó aquella negativa, hoy está incluido en Rituales (Hum, 2011), un volumen que incluye los cinco libros éditos de la poetisa. "Creo en la almeja florida/ clítoris dolorido/alumbrado por su brazo/Creo en el ardor de Safo/ en el juego tieso:/ácido de fruta derramado".

El nombre de Marosa di Giorgio y su mundo frutal y animalesco aparece en boca de casi todos los que hoy combinan literatura y erotismo. También suena el de Delmira Agustini, quien con su obra escandalizó a la sociedad uruguaya de comienzos del siglo XX. Y el de otra mujer, Cristina Peri Rossi, quien quizá por estar radicada en España hace más de tres décadas parezca un poco más lejana. Pero sobre todo pesa la impronta de Marosa, autora de textos narrativos eróticos como Misales (1993), Camino de las pedrerías (1997) y Reina Amelia (1999). Roberto Echavarren escribió sobre ella en su libro de ensayos Fuera de género, y aún recuerda las performances de poesía que compartieron en los años `80.

Echavarren ha escrito poesía, novela y ensayo. En 2011 obtuvo el premio del Ministerio de Educación y Cultura en la categoría ensayo con su trabajo Porno y post porno (Hum). El libro también se editó en Argentina, donde Echavarren tiene una importante trayectoria. "No es que haga literatura erótica per se, sino que siempre me muevo en líneas de lo aceptable y lo no aceptable. Quiero dinamitar todo elemento de prejuicio y machismo. Ese es el sentido de mi literatura", explica el autor.

EROS. Aunque van de la mano, pornografía y erotismo no son lo mismo. "Erótica es la literatura que se ocupa de eros, o sea, de esa fuerza oscura, irresistible e inagotablemente multifacética que llamamos deseo", explica el escritor Ercole Lissardi. "La literatura erótica puede ser explícita en lo sexual o no serlo en absoluto, lo que la define no es el tratamiento sino el tema", agrega.

Lissardi tiene 16 libros publicados -y tres más en proceso-, siempre dentro del género erótico. En su haber cuenta una única serie de relatos (Calientes, 1995) y gran variedad de novelas, entre las que se destacan su trilogía sobre la infidelidad (Los secretos de Romina Lucas, Horas puente y Ulisa) y lo que el autor ha llamado su "díptico fálico" (La bestia y No), todas ellas publicadas por la casa editorial Hum.

Empezó a escribir literatura erótica a los 45 años, "plenamente consciente de lo que hacía", sin jamás "sentir la compulsión" de autocensurarse. Ante la pregunta de cómo definiría su obra, el escritor asevera que utiliza la imaginación para "indagar en el misterio" del deseo. "Como en toda investigación, a medida que uno avanza el instrumental se va perfeccionando. Creo que cada tres o cuatro novelas mi escritura da un salto cualitativo, mi instrumental se vuelve más fino, más sutil". En su díptico, Lissardi trabaja el concepto de una nueva masculinidad, liberada de su faceta civilizada y abierta a una naturaleza más instintiva y visceral. En No, por ejemplo, el autor presenta a un hombre que por falta de carácter o por no ser capaz de resistirse al deseo cae en manos de una mujer y cede a todos sus caprichos. "Pero su mirada recta, implacable tenía algo de robótico, de inhumano. Intuí que si decía `Me niego, vámonos de aquí` sin decir palabra volvería al asiento delantero y regresaría sin más a la ciudad. Y era algo que yo no podía encarar. Comoquiera que fuera la ansiedad no dejaba de vibrar en mi vientre levantando la tela del pantalón", reflexiona en un momento su protagonista. Minutos más tarde, el relato lleva al lector a un encuentro mecánico donde la mujer es la que domina.

LENGUAJE. Algunos autores prefieren evitar ciertas palabras, como puede ser pene o falo, tanto por su musicalidad como por no ajustarse a la voz de sus personajes. Pero la regla es no temerle al lenguaje. "Si mi personaje narrador es incapaz de recurrir a palabras `fuertes` sencillamente no las uso. Es el caso de El amante espléndido" (narrada por un personaje femenino), explica Lissardi.

Machado, por su parte, apuesta a un lenguaje sugerente. "A mí la narrativa o la poesía que te describe las cosas con pelos y señales no me moviliza nada. En cambio, un arte velado puede resultar mucho más movilizante". Y agrega: "Para describir una felatio escribo `Lamo la dura sangre de tu ortiga`. Nunca voy a poner otra cosa, me parece una grosería".

En su obra, Echavarren no trata "de ocultar ni embellecer nada, pero tampoco de usar recursos baratos o palabras soeces", ya que eso no le resulta "necesariamente interesante".

De lo escritores consultados, sólo Machado había leído Cincuenta sombras... Le pareció un producto que "funciona", pero al que no calificaría como "literatura de calidad". Para Echavarren se trata de un fenómeno de best seller más, como sucedió con El Código da Vinci, que "dura poco y se olvida rápidamente". Lissardi está a la espera de que algún amigo le "asegure" que vale la pena. "Desde hace tiempo vengo diciendo que, inevitablemente, décadas después del fin de la censura y de la irrupción de la pornografía, la industria del libro debe comenzar a ofrecer productos que tengan en cuenta la evolución de la sensibilidad pública en materia erótica".

BEST SELLER

La trilogía se promociona como "porno para mamás"

Deseo. Poder. Sexo. Sadomasoquismo. Seducción. Misterio. Todos esos y algunos más son los ingredientes de Cincuenta sombras de Grey, la novela erótica que encabeza la trilogía que lleva vendidos más de 30 millones de ejemplares (entre papel y digital) en todo el mundo.

Detrás de este cóctel de "alto voltaje" está la historia de una joven estudiante de literatura que se enamora de un empresario buenmozo, millonario y sadomasoquista. ¿El público? Sobre todo mujeres a partir de los 30. "Los juegos sexuales de un multimillonario tienen a las mujeres de Nueva York leyendo como nunca", dijo el New York Post. En Gran Bretaña se empezó a hablar de un nuevo subgénero literario: "porno para mamás".

La trilogía -que se completa con Cincuenta sombras más oscuras y Cincuenta sombras liberadas- surgió de la imaginación de la británica Erika Leonard James, de 48 años, quien durante años trabajó como productora televisiva para la BBC. Nunca había escrito antes, está casada hace 20 años y tiene dos hijos.

Cincuenta sombras..., que ya se convirtió en la novela británica más vendida de la historia, está instalada en el primer puesto de la lista de libros electrónicos más vendidos de The New York Times y en el cuarto lugar de Amazon, la librería online más grande del mundo. En Uruguay, donde están los dos primeros volúmenes (el tercero llegará en septiembre) figura entre los más pedidos en librerías; ya se vendieron unos mil ejemplares, según Random House Mondadori, casa editorial del sello Grijalbo. "En unos meses sabremos si la ola de bebés también pasa por Uruguay, ya que en el mundo algunas madres y futuras madres atribuyen sus embarazos al sexo inspirado por la trilogía", comentaron.

Sobre el porqué del éxito, no hay una única explicación. En algunos países, sobre todo Estados Unidos y España, el hecho de poder leerlo en un soporte digital permitió que más gente se animara a consumirlo. "A mucha gente le da vergüenza que la vean leyendo estos libros en el autobús o tener que pasar por una caja para pagarlos", dijo la editora Ana Liarás, de Grijalbo España.

La autora, que nunca imaginó tal éxito, tiene su explicación: "Creo que he destapado algo porque a todos, en cierto modo, nos gusta tener la fantasía del control. ¿Quién no ha pensado, harto de organizar todo, lo agradable que sería que otra persona nos llevara el control?" Los derechos para la versión cinematográfica ya fueron adquiridos por Universal Pictures y Focus Features.

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