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Carrera de soñador

| El 11 de septiembre de 1999 un país enmudeció en una curva. Gonchi Rodríguez había fallecido, pero quedaría su ejemplo.

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A Nacho (el primo) le tocó la parte más dura. La gente hablaba en voz baja, casi cuchicheando. Algo había pasado, pero ¿qué?. De pronto, todos en el equipo Penske habían perdido el habla y miraban al piso. Entonces, alguien le pasó el brazo por sobre el hombro y le pidió que lo acompañara al camión, que debían hablar con él. Seguramente un escalofrío recorrió su cuerpo y lo preparó para lo noticia". Gonchi Rodríguez había muerto.

Este fue el final de un soñador que ilusionó y conmovió a un país entero. De un joven simpático (como lo recuerdan sus allegados) que, sujetado a un volante, nunca perdió de vista la meta de alcanzar la Fórmula Uno.

Los logros en la carrera deportiva de Gonchi fueron la excusa para que Uruguay viese que hay otras disciplinas en las que se puede acariciar la gloria, más allá del fútbol. Por eso Gerardo Pin, un amante del automovilismo, entendió debía existir un libro que plasmara este aprendizaje. Ciento cuarenta páginas que rindieran tributo. Y así nace Irreverente, la carrera de Gonchi (Ediciones de la Plaza, a $ 320).

La obra va aumentando la velocidad, como una carrera. Comienza en la infancia y termina con las repercusiones tras la muerte del corredor. En cada capítulo el lector se sumerge en otro lugar, en otra pista, en otro terreno a ser conquistado por Gonchi. Un párrafo poético funciona como introducción a cada fragmento y genera expectativa, la misma que puede tener un piloto cuando no ve más allá de la próxima curva.

Es un libro que logra emocionar con un final que ya se conoce. Pero, como dice en el prólogo el sobreviviente de la tragedia de Los Andes Fernando Parrado (también amante de los fierros): "Dicen que las personas deben morir para transformarse en leyenda, Gonchi era leyenda antes".

La historia de este corredor es, en parte, el transitar de todo hombre que quiere lograr un objetivo y apunta en dirección a él. Rodríguez fue, mucho antes del gran piloto, un corredor de karts que supo enamorar a los fanáticos por sus habilidades en las "ruedas chicas". Hoy, esta obra pone en palabras esa carrera sin pausa, sin boxes.

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