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Encierros y entierros

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@| La Sra. Presidenta del Instituto de DDHH mostró su preocupación por el incremento de la población carcelaria. Asimismo hizo notar que el número irá en ascenso si se confirma lo de la prisión preventiva y la negación de liberación anticipada para reincidentes. 

Creo que la preocupación madre debería ser por el aumento de personas que delinquen y las causas, porque lo de la cárcel es una consecuencia. En cuanto a inquietarse por la prisión preventiva para homicidas alevosos y violadores reincidentes (con vaguedad no especifica delitos) decirlo en estos momentos por más que lo haga en un tono monocorde, desprovisto de emoción (estilo Spock), más que una opinión, es una verdadera osadía. 

Después agrega que Uruguay resuelve el problema “encerrando conflictos”. 

Hay encierros y entierros. De éstos no se sale. Si de encierros se trata, le asiste razón, aunque le faltó citar a los “autoencierros”. Basta caminar a determinadas horas por las desoladas calles de algunos barrios de la capital. 

Habla de proteger los derechos de las víctimas y victimarios (a éstos últimos se refiere eufemísticamente como “personas que plantean problemas”).  

¿Qué hubiera pasado si en los recientes casos de violación y homicidio de niñas, hubieran dejado a “los causantes de esos problemas” sueltos “bajo fianza” como sugirió algún abogado defensor? Seguramente habría que haberles tomado juramento o haber confiado en su palabra de honor.  

Que no se preocupe tanto por las víctimas ya que la mayoría perdió para siempre los derechos y la condición de humanos. En cuanto a las víctimas potenciales, quizá en ese caso recomendaría el encierro hasta que aparezca una solución. Solución que sin duda la susodicha parece tener para hablar con tanta propiedad. 

Hay otro argumento que circula por ahí que se refiere a que las medidas alternativas a la prisión pueden llegar a ser muy duras, con trabajo y otras cosas más. Acaso si los reclusos no cumplen esas penas sustitutivas tan severas, o rechazan cualquier tipo de rehabilitación, ¿los encerrarían de nuevo?  

Entiendo que en otro tipo de sociedad, incluso en un Uruguay del futuro, estas penas sustitutas sean una opción a tener en cuenta, pero no en un presente donde tenemos que llorar muertos todos los días, donde el policía principal declara su impotencia y hace agoreras predicciones. En los casos de homicidas despiadados, violadores y reincidentes de estos delitos, cambiar el tipo de reclusión es como abrir las jaulas de los leones. Tal vez exagere porque estos si no están hambrientos no matan.

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