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Sin rumbo

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Muchas veces los análisis que se hacen y las expectativas que se crean de los hechos políticos están lejos de la realidad. Sobre la reunión del martes con el presidente por la inseguridad pasa algo de esto. Nuestra visión desde adentro es bien distinta a la que se divulgó estos días. La palabra la tiene Vázquez, no la oposición.

Muchas veces los análisis que se hacen y las expectativas que se crean de los hechos políticos están lejos de la realidad. Sobre la reunión del martes con el presidente por la inseguridad pasa algo de esto. Nuestra visión desde adentro es bien distinta a la que se divulgó estos días. La palabra la tiene Vázquez, no la oposición.

Fuimos convocados a iniciativa del presidente, no por convicción sino por necesidad. El agua le llegó al cuello en materia de reclamos populares por la inseguridad. No daba más. Desde el Partido Nacional fuimos con voluntad de diálogo pero sin muchas expectativas reales. Quien nos convoca, Vázquez, no tiene hoy el peso político ni la correlación de respaldos en su bancada para trasladar a hechos concretos sus compromisos con la oposición. El Vázquez de hoy no es el del 2005. Si se compromete en algo con los demás partidos no quiere decir que dentro de su interna le hagan caso. Ya pasó en otros temas y por lo tanto no tenemos garantías de que se cumplan los acuerdos.

Un ejemplo: sin ser la única medida, notoriamente hay que modificar la ley penal agravando penas que son de risa y que se prevén para delitos gravísimos. Dicen que los delincuentes no leen el Código Penal antes de delinquir, y yo creo que son chorros pero no estúpidos. Si matar puede ser excarcelable y además tengo salidas anticipadas y libertades transitorias a mansalva, un buen botín merece el riesgo. Si además a los que se agarran son muy pocos en comparación a los que delinquen, más aún. Esas y otras tantas modificaciones, también en la legislación del menor infractor y en el agravamiento de penas para el que trafica con drogas y abre bocas de pasta base. El FA ya adelantó que no quiere agravar penas porque está demostrado que no mejora la seguridad, dice con ideologismo. Sin embargo, la única ley que se votó durante el gobierno del Mujica aumentando penas en tráfico de pasta base, nunca se aplicó por no poder identificar técnicamente la sustancia. Así que no se puede decir que no funciona lo que nunca tuvo vigencia real.
A la mañana siguiente a la reunión, Bonomi salió a pegar duro. Quiere boicotear el acuerdo. No fue invitado a la reunión, y el solo hecho de la posibilidad de un acuerdo desnuda su incapacidad. No tiene otra explicación. Eso refuerza la idea que el presidente no garantiza los posibles acuerdos.

Cambiar el rumbo significa hacer lo que no se hizo hasta ahora, es decir recorrer caminos que reclama la oposición y el gobierno negó y desoyó. Para ponernos de acuerdo en lo que ya estamos de acuerdo no hace falta perder tiempo en reuniones en Presidencia. El gobierno manda sus proyectos y los analizamos como otros en el Parlamento. Cambiar el rumbo es primero que nada tener uno y no la deriva y el bolazo que imprimieron Bonomi y Vázquez, el hermano. Cambiar el rumbo es que el gobierno dentro de unos días, cuando nos reunamos, empiece contestando cuáles son los proyectos y propuestas de la oposición que va a llevar adelante, de esos que antes rechazó. Es el gobierno quien tiene la palabra, no nosotros. La posibilidad de llegar a un acuerdo pasa porque el gobierno sea el que cambie, es él el que equivocó caminos, y además es el responsable de gobernar. Nosotros aportamos ideas para mejorar, ahora la pelota está en la casa del vecino.

Si no acepta, las crónicas podrán decir que no sólo no hubo foto, sino que todo fue un cuento.

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Javier García

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Javier García

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