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"Se está a tiempo de aclarar el caso Nisman, de intentarlo todo"

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Santiago Kovadloff. Foto: Fernando Ponzetto
Nota a Santiago Kovadloff, escritor argentino, de visita en Mvdeo., ND 20151029, foto Fernando Ponzetto
Archivo El Pais

Fue uno de los firmantes más destacados de la carta de adhesión al frente Cambiemos de Mauricio Macri, junto a un grupo numeroso de intelectuales, periodistas, escritores, actores y artistas.

Cercano al fiscal Alberto Nisman, sus reiteradas denuncias y reclamos por el esclarecimiento del caso le valieron acusaciones penales del gobierno argentino por “traición a la patria”.

El prestigioso intelectual argentino confía en que con un gobierno del opositor Macri, se eche luz sobre la muerte del fiscal que investigaba el atentado contra la AMIA. Sostiene que pese al tiempo transcurrido e intentos por destruir indicios, es posible la resolución de este caso.

—Se generaliza la impresión de que estamos a las puertas de un cambio histórico, ¿es correcto interpretar de esta manera el resultado parcial de estas elecciones?

—No aún. Yo le diría que estamos en la víspera de la posibilidad de un cambio histórico porque aún cuando se produjese la victoria de Cambiemos, la agrupación que reúne al radicalismo, a la agrupación de Lilita Carrió y de Mauricio Macri, aún cuando se produjera ese triunfo yo diría que el cambio histórico sobrevendría después de haber visto que se emprenden las transformaciones muy graduales, lentas y dolorosas que es preciso llevar adelante los cambios que necesita la república en el marco de la vida constitucional. De no ser así, de no producirse ese emprendimiento que tendría lugar a partir del 10 de diciembre es discernible un panorama profundamente conflictivo para el país, porque el oficialismo se encuentra atrapado en una hostilidad recíproca entre quienes lo han representado o lo representan electoralmente y quienes posibilitaron esa representación, entre la presidenta de la República y el candidato oficialista.

—El excandidato Sergio Massa lo planteaba en una formulación muy precisa, decía que el 65 % del país había votado por el cambio, ¿no es ya, visto de ese modo, el inicio del momento histórico, si recordamos los resultados de 2011?

—Yo diría que es tal la expectativa por esos cambios, realmente grande, que estamos anticipando el significado de los hechos. Cuando (Ricardo) Alfonsín ganó las elecciones de 1983 se vivió su acceso al poder como condición de posibilidad de un cambio histórico y efectivamente en algunos aspectos fundamentales lo fue, pero no en todos los necesarios. Podríamos decir, por lo tanto, que el tránsito del autoritarismo a la democracia quedó trunco en la Argentina, esa grieta entre lo deseable y lo posible comenzó a perfilarse en 1987 cuando el radicalismo en el poder verifica que no tiene recursos para poder llevar adelante las transformaciones que deseaba con la autonomía que consideraba imprescindible. Esa grieta se acentuó desde la finalización de su mandato, abrupta y precipitada. ¿Cómo ha quedado trunco ese proceso? El populismo prosperó sobre la base de la frustración generada precisamente sobre la vida constitucional y no por el autoritarismo militarista, y reinstala otra forma de autoritarismo o el impulso brindado a un régimen político que retrotrae a la Argentina, no le digo yo al abandono pleno de la vida constitucional, pero sí al agravamiento de las dificultades enfrentadas por Alfonsín.

—¿Y qué opina del otro dato que revelaron las elecciones, el error de las encuestas?

—Esto es muy importante, hay algo que escapó al cálculo, que escapó a la previsión y algo que escapó al fatalismo. Lo leo de dos maneras, en cuanto al electorado argentino su pregunta invita a pensar que es un electorado rebelde a las caracterizaciones esquemáticas y profundamente afectado sin duda alguna por las deficiencias de la gestión oficialista e n la provincia de Buenos Aires, especialmente, y en Jujuy, una provincia del norte del país donde la violencia tomó el poder hasta el momento de las elecciones, porque no cabe duda alguna de que el candidato radical triunfó sobre un concepto franco de autoritarismo que es representado por esta mujer cuyo nombre trato de no recordar. En la provincia de Buenos Aires, si hubiéramos estado dentro de un régimen constitucional medianamente normalizado la opción hubiera sido entre candidatos con matices, pero en verdad en la provincia de Buenos Aires, y creo que de modo general en toda la república, la disyuntiva entre dos concepciones de la vida democrática: la populista y la republicana. Una extenuada por sus propios abusos, no sólo por el tiempo, y la otra desfigurada por los fracasos de los regímenes civiles que sucedieron a la dictadura militar.

—Usted ha estado muy vinculado a la figura del fiscal Alberto Nisman, ha pasado mucho tiempo de su muerte y el tema parece seguir empantanado, ¿cree que se podrá aclarar el caso finalmente?

—Durante la gestión de este gobierno yo tenía la certeza de que se había oscurecido aún más la posibilidad de un esclarecimiento, con la irrupción eventual de un gobierno alternativo a este, diría que la obligación de buscar ese esclarecimiento pasa a estar en el centro de los elementos definitorios de la consistencia ética de esta gestión. Es decir que lo que crecería es la urgencia política de aclararlo para ganar credibilidad pública. Este gobierno no necesitó apoyar su credibilidad pública en el esclarecimiento del caso, sino que le encontró una enorme rentabilidad al oscurecimiento del caso y a la alianza con Irán. ¿Por qué? Porque sus seguidores y creyentes jamás concibieron que el asesinato de un fiscal era un síntoma de corrupción de la democracia, más bien entendieron que el corrupto era el fiscal. Entonces este gobierno que estará integrado por personas que han denunciado no solo el asesinato de Nisman, sino la alianza con Irán y que han protestado contra el encubrimiento del atentado contra la AMIA, que se han unido a nosotros para denunciar el envilecimiento de esa causa, hoy en día creo yo, dejan de tener alternativa porque al ganar el poder ganan una responsabilidad duplicada por el esclarecimiento.

—Ahora, ya han pasado diez meses, se dice que en el transcurso de una investigación criminal el tiempo es determinante, ¿no teme que se hayan perdido indicios importantes para el esclarecimiento?

—Sí, se ha producido un doble oscurecimiento. Por parte del gobierno en su responsabilidad de contribuir como corresponde por parte del Estado, como por muchos de aquellos que estaban vinculados a Nisman y le diría de quienes como, algunos agentes del espionaje argentino están en poder de información indudable sobre el significado de estos episodios.

—¿El señor Antonio Stiuso?

—Stiuso, por ejemplo, (César) Milani, (Sergio) Berni. Todos ellos son figuras que saben, saben qué pasó y esa información de la que ellos disponen no circula, por distintas razones, información que ha de ser negociada, información que ha de ser encubierta hasta un momento más propicio para quienes la tienen. Es difícil asegurarlo, pero lo que no es difícil asegurar es que el espectro de aquellos que deberían ser convocados de un modo u otro para brindar la información de la que disponen, existe y es muy amplia. De manera que, y quiero ser muy preciso, se está a tiempo de intentarlo todo, porque por primera vez se articulan en forma de interdependencia la necesidad de hacerlo con la legitimidad del futuro gobierno, no hay manera de disociar esa legitimidad de la búsqueda de clarificación de esto. Es como si el tema de los derechos humanos en tiempos de Alfonsín no hubiera estado vinculado al enjuiciamiento de las juntas militares, o lo hacía o desaparecía como referente político.

Filósofo urgente.

Graduado en Filosofía en la Universidad de Buenos Aires, es además ensayista, poeta, traductor y columnista regular del diario La Nación de Buenos Aires y ha recibido varios premios de letras por su abundante y variada obra. Como académico es profesor honorario de la Universidad Autónoma de Madrid, miembro del Comité Académico y Científico de la Universidad Ben Gurión, del Neguev (Israel). Desde 1992 es miembro correspondiente de la Real Academia Española, y desde 1998 miembro de la Academia Argentina de Letras. Preside desde 2013 la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas. Se desempeña como profesor de filosofía y también como conferencista.

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Santiago Kovadloff. Foto: Fernando Ponzetto

Santiago KovadloffRENZO ROSSELLO

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