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Un sistema financiero paralelo en pleno auge

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La identidad islámica se abre paso en la captación de capitales. Foto: Archivo

LA LEY ISLÁMICA ESTIMULA A LAS PARTES A COMPARTIR RIESGOS, GANANCIAS Y PÉRDIDAS, SIN COBRAR INTERESES

La industria de las finanzas islámicas representa en la actualidad un segmento financiero de gran crecimiento a nivel global. En cuatro décadas, ha pasado de representar solo un nicho a consolidarse como uno de los segmentos de mayor crecimiento en el sistema financiero global.

En el último lustro ha crecido a un ritmo del 18%, con una presencia cada vez más importante en los mercados europeos, destaca Gonzalo Rodríguez, Coordinador General del SCIEF (Instituto Saudí-Español para la Economía Y Finanzas Islámicas) de la IE Business School de Madrid. Una particularidad: los riesgos siempre se reparten en partes iguales entre todos los participantes de una operación financiera. A continuación, un resumen de la entrevista.

—¿Cuáles son las características del sistema financiero islámico?

—Lo primero es decir que ni son las finanzas mayoritarias en el mundo árabe ni se trata de un modelo exclusivo para los musulmanes, por citar dos posibles confusiones. Son aquellas que hacen referencia a un sistema de banca o actividad financiera que debe ser respetuoso con los principios de la ley islámica o Sharia, que se apoya en 1.500 años de religión, filosofía e historia.

Tampoco se trata de que las finanzas islámicas se opongan a la obtención de beneficios y la creación de riqueza, es más, se considera algo permitido y deseable; sin embargo, sí prohibe la especulación sobre el dinero. El sistema estimula a todas las partes de una operación financiera a compartir riesgos, ganancias y pérdidas. Los depositantes en la banca islámica se asemejan a los inversores o accionistas, que ganan dividendos cuando el banco obtiene ganancias y pierden parte de sus ahorros si registra pérdidas. La lógica es vincular el rendimiento a la productividad y la calidad del proyecto, asegurando una distribución más equitativa de la riqueza.

—¿Qué servicios financieros brinda el sistema islámico?

—Desde retail banking hasta seguros e inversiones en el mercado de capitales.

Los bancos islámicos alrededor del mundo han desarrollado una variedad de productos basados en el riesgo compartido y la participación en las ganancias y pérdidas. Se fueron desarrollando instrumentos financieros acordes a la doctrina islámica que brindan rendimientos financieros aceptables para los inversores. En términos generales, las áreas más activas de los bancos islámicos son el trading de commodities, bienes raíces y leasing. Sumado a los préstamos islámicos, hay bonos islámicos, tarjetas de crédito islámicas y también derivados financieros islámicos. Los préstamos y los bonos deben satisfacer las normas establecidas por el Corán. Los bonos, incluso, ya se encuentran disponibles en EE.UU.

—¿Resulta seguro el sistema?

—Los países islámicos utilizan un excelente y complejo sistema que ofrece instrumentos comparables con muchos productos financieros no islámicos, desde préstamos y seguros hasta bonos. Este sistema floreció en el mundo musulmán muchos siglos antes de que estos instrumentos aparezcan en occidente y casi todos los servicios de la banca minorista tradicional que conocemos, por ejemplo cuentas corrientes, hipotecas, e incluso créditos personales, se encuentran disponibles en el mercado y cumpliendo con la Sharia.

Los expertos musulmanes de las finanzas han aprobado instrumentos que pueden clasificarse en dos grandes categorías: 1) aquellos con retorno variable como los contratos de Musharakah y Mudarabah y, 2) otros con retorno fijo como las ventas en cuotas e Ijara. El Musharakah es el protagonista por excelencia de las finanzas islámicas.

—¿Los bonos son los denominados Sukuks?

—Así es, son el equivalente a los bonos, aunque en lugar de venderse una deuda, el emisor vende una porción del activo que permite al comprador alquilársela. En la banca islámica, a los financistas se le exige compartir los riesgos con el tomador del crédito y esto significa que los depositantes son tratados como si fueran accionistas, obteniendo así una parte de las ganancias.

El sukuk fue indudablemente el ejemplo más contundente debido a su rápida expansión. Este instrumento es la forma más popular de securitizar el crédito financiero dentro de las finanzas islámicas y de comoditizar las ganancias de capital del riesgo compartido entre los tomadores del préstamo y los prestamistas en securities sin tasas de interés.

—Pese a su veloz crecimiento, la banca islámica aún es bastante limitada en la mayoría de los países, y minúscula en comparación con el sistema financiero mundial...

—Sin duda, uno de los mayores desafíos es el desarrollo de un marco de gestión, supervisión y regulación. En primer lugar, no existe un enfoque común entre los países con banca islámica. Hay países que apuntan a que los bancos islámicos se guíen por un régimen de supervisión y regulación totalmente distinto al de los bancos convencionales, mientras en otros se da la peculiaridad de las actividades de los bancos islámicos, pero favorece su inclusión bajo el mismo régimen aplicable a los convencionales, con leves modificaciones y pautas especí- ficas establecidas en circulares ocasionales del banco central. Para el futuro desarrollo del mercado y del sector es esencial resolver estas importantes cuestiones y adoptar prácticas óptimas de supervisión y contabilidad

—¿Pueden convivir los dos sistemas financieros?

—En países donde opera la banca islámica, su cobertura y magnitud varían considerablemente entre los casos en los que el sistema es íntegramente islámico (Irán y Sudán), aquellos donde coexisten los sistemas islámico y convencional (Indonesia, Malasia, Pakistán y Emiratos Árabes Unidos), y los de países con pocos bancos islámicos.

La tendencia actual parece ser la separación entre la banca islámica y la convencional, línea que se ha seguido en algunos países.

Algunos Estados han optado por una clara separación, mientras que otros permiten que bancos convencionales establezcan ventanillas islámicas, lo que abre el camino a la participación de algunos de los mayores bancos internacionales.

Algunos países con gobiernos más moderados, operan con un sistema de banca dual. Por ejemplo, la regulación de Malasia permite a las instituciones financieras convencionales, los bancos de inversión, los bancos comerciales y las compañías financieras lanzar divisiones de banca separadas que compiten contra dos bancos islámicos: el Bank Islam Malaysia y Bank Mualmalat Malaysia.

—El Reino Unido ha sido la principal plataforma de despegue en el mundo occidental...

—Una especial importancia tiene el mercado de sukuk en Reino Unido, siendo Londres el principal centro mundial de bonos con un valor total a finales de 2014 de US$ 3,3 billones, alrededor del 15% del total global. En Londres también es donde se negocia el 70% de los bonos islámicos mundiales del mercado secundario, de acuerdo con datos de la London Stock Exchange.

La capital inglesa se ha convertido en el mayor centro internacional para las finanzas islámicas fuera del mundo musulmán.

—¿Cuáles son las expectativas de desarrollo a mediano plazo?

—A partir de la expansión lograda hasta ahora, con tasas de crecimiento de doble dígito y superando en volumen de activos los 2 billones de dólares según cifras de 2016, lo que representa el 1% del total de activos financieros globales, las perspectivas son positivas y se proyecta que los activos financieros islámicos alcancen US$ 3,5 billones en 2021 como resultado del crecimiento esperado en todos los segmentos financieros que componen la industria.

Actualmente la industria de bancos islámicos continúa evolucionando e incrementando su volumen a una velocidad inusitada, al punto que este fenómeno está captando la atención de muchos gobiernos interesados en atraer dinero y depósitos del mundo islámico para destrabar sus economías. Se proyecta que los activos financieros islámicos alcancen US$ 3,5 billones en 2021 como resultado del crecimiento esperado en todos los segmentos financieros que componen la actividad.

En más de 70 países ya existen operaciones financieras islámicas.

—¿Cuáles son los países donde las finanzas islámicas tienen mayor desarrollo?

—Los países del Consejo del Golfo, con excepción de Omán, son los principales mercados para las finanzas islámicas. Bahrein es su centro neurálgico. Otros mercados que lideran son Egipto, Malasia, Turquía, Indonesia y Pakistán.

En Túnez se han creado nuevas compañías de seguros y fondos de inversión islámicos y, como en Egipto, se han aprobado recientemente leyes que regulan la emisión de sukuk. Marruecos, tras años de reformas en su marco regulatorio, aprobó a inicios de 2017 las licencias para la creación de cinco bancos islámicos y evalúa emitir sukuk.

En Europa, Reino Unido y Luxemburgo emitieron sukuks exitosamente. También lo hizo Alemania. Italia estudia adaptar la estructura de sus mini-bonos a la ley islámica para impulsar la inversión en sus Pymes por parte de inversores sensibles a los preceptos de la sharia. En Francia, aunque las reformas legales iniciadas en 2009 no se completaron, ya se ofrecen en su territorio diversos productos financieros islámicos. Además, algunos grandes bancos convencionales en Estados Unidos han abierto ventanillas islámicas

En Asia, Pakistán, Maldivas, Sri Lanka y Bangladesh, muestran un crecimiento constante en su volumen de activos bancarios islámicos, y en Japón cada vez se gestiona un mayor volumen de activos islámicos a través de fondos de inversión.

Nigeria, Sudáfrica y Senegal ya han debutado en el mercado de bonos islámicos.

PERFIL
Gonzalo Rodríguez. Foto: Archivo
Gonzalo Rodríguez.

Coordinador General del SCIEF (Saudi-Spanish Centre for Islamic Economics and Finance ) en el Instituto de Empresa (IE Business School, Madrid). Lienciado en Derecho, Máster en Asesoría Jurídica de Empresas.

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