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Una niña tímida que rompe todos los récords

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Katie Ledecky es la mejor nadadora de EE.UU.

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Con apenas 20 años, Katie Ledecky se transformó en la mejor nadadora de Estados Unidos. Sin tener condiciones sobresalientes, va camino a convertirse en una de las deportistas más importantes de la historia.

Katie Ledecky es la mejor nadadora de EE.UU.

Nadie entiende cómo ni por qué. No tiene mejores condiciones que las demás nadadoras, no tiene una gran espalda ni es demasiado alta, no tiene las manos o los pies grandes. ni el torso demasiado largo. Sin embargo, hay quienes dicen que el retiro de Michel Phelps, en los Juegos Olímpicos de Río 2016, dio lugar a que naciera una nueva leyenda: Katie Ledecky.

Es que, con apenas 20 años, es la mejor nadadora que Estados Unidos haya tenido jamás. Es, en este momento, una de las mejores nadadoras del mundo. Sus tiempos, las medallas y los récords, asustan a cualquiera.

En el Mundial de Natación de Budapest, que se realizó en julio de este año, terminó con cinco medallas de oro y una de plata (la primera competencia que "perdió" tras 99 victorias consecutivas en pruebas de fondo y medio fondo); ganó cuatro medallas de oro en los Panamericanos de 2014 y otras cuatro con dos récords del mundo en el Mundial de 2015; en Río 2016 se llevó cuatro medallas de oro y una de plata (en equipo) y, en los 800 metros libres, batió el récord mundial, que, no en vano, ya era suyo. Lo había obtenido en los juegos de Londres 2012. Allí, en sus primeros Juegos Olímpicos se tiró al agua, tímida y tranquila: récord del mundo y oro olímpico. Tenía 15 años.

En este momento es la nadadora con más títulos mundiales de la historia (12). Y aún le quedan años para acumularlos

Pero, además de los premios y medallas, hay algo que sorprende y deslumbra a sus entrenadores y colegas nadadores: Katie entrega todo lo que tiene cada vez que se tira al agua. Es como si siempre que estuviera en una piscina estuviese compitiendo con alguien más. Es, en definitiva, como si en cada brazada buscara superar sus tiempos, superarse. En ocasiones, han contado sus compañeros del equipo de nadadores de Estados Unidos, se mide con hombres y muchas veces, les gana. Es que esta joven no nada para ganar medallas: nada porque es feliz haciéndolo. "No olvido lo fundamental", había dicho en el mundial de Budapest. "Y lo fundamental es que empecé a nadar para divertirme, y de eso es de lo que se trata. Es muy divertido estar con el equipo nacional. Si termino esta semana divirtiéndome, para mí esta experiencia del Mundial será un éxito. Yo realmente no me concentro en ganar medallas de oro y en batir récords mundiales. Quiero divertirme", concluyó .

Sin embargo, aunque no lo busque, siempre (o casi siempre), gana. Y en eso de ganar, Katie no tiene grandes capacidades técnicas que la ayuden. Su "estilo no es estéticamente perfecto", dicen los especialistas, pero tiene, como dijo Michel Phelps, algo que la distingue de todos: nada como si no estuviera haciendo ningún esfuerzo. "Le está ganando a todos los chicos en los entrenamientos y parece que no hace nada, como solo estuviese respirando", dijo el mejor nadador del mundo sobre su compatriota. Incluso, en los 800 metros libres de los Juegos de Río 2016, donde batió su propio récord con un tiempo de 8, 12 minutos, le sacó 12 metros de ventaja a sus competidoras.

Los elogios por parte de sus colegas (todas mayores que ella, claro) no cesan. "Ella nunca pierde. Sus días malos son en los que gana, pero sin récord del mundo", dijo la nadadora Maya DiRado sobre su joven coterránea. "Katie Ledecky es la estudiante que saca 10 en todo, y a nadie le gusta mucho esa persona", dijo la doble medallista olímpica, Elizabeth Beisel. "Pero a Katie sí. Todo el mundo adora a Katie". Es que, más allá de todos sus logros y talento, sigue siendo una chica tímida y tranquila, de esas que siempre, incluso siendo una de las mejores deportistas de la historia, intenta pasar desapercibida.

Una chica normal.

Hija de una familia de tradición universitaria (su padre, su madre y su hermano se graduaron en Harvard y en Yale), abandonar la educación terciaria por la natación, nunca fue una opción entre sus planes. Así, Katie es, además de una de las mejores nadadoras del mundo, una muy buena estudiante. Está matriculada en cursos de política e Historia China en Stanford y es, según dijo su padre en una entrevista, una fanática de las noticias. Por estar matriculada en la universidad, no puede tener patrocinadores.

"Nada en su biografía, en su historia o en su fisiología cuadra con lo que estamos acostumbrados a ver en una estrella de sus dimensiones en el mundo del deporte. No ha tenido que superar una infancia difícil, no lucha contra ninguna fatalidad, ni problema, ni reivindica nada", decía en una nota sobre la nadadora el portal Mundo Deportivo. Es que, así es la vida de la norteamericana: normal, la de una chica más, sin nada de extraordinario que no sean sus ganas de nadar.

Hace un año que vive en el campus de la universidad, lejos de su casa. Lleva una vida tranquila y, según aseguró en más de una ocasión, no siente ninguna presión y disfruta mucho de su etapa universitaria. De esta forma, sus días se reducen a estudiar y entrenar. Eso sí cuando por alguna razón tiene que pasar un tiempo fuera del agua, extraña, siente que lo "necesita" o que le falta algo indispensable en su rutina.

Una rutina que, salvo por las distancias que nada cada día, no tiene nada de extraordinario. Se levanta a las cuatro de la mañana, se come dos tostadas con mantequilla de maní, nada siete kilómetros, se baña, se toma una chocolatada con una tortilla de panceta, queso y tomate — el restaurante en donde suele desayunar le puso su nombre a esa receta — y se va a clases. Después de un día en la universidad, nada otra vez, lee las noticias y se acuesta. Así, todos los días. "No piensa en ser la más grande de toda la historia del deporte, no tiene esa presión", contó su padre en una entrevista.

Empezó a nadar a los seis años, por influencia de su madre, que nadaba en el equipo de la Universidad Estatal de Nuevo México. Cuando tenía nueve años, hizo una fila con miles de fanáticos más, para poder sacarse una foto con Michel Phelps. Ahora, en YouTube, se puede encontrar un video de los Juegos Olímpicos de Río, en el que el nadador le explica cómo colocarse las medallas para que en las fotos se vean todas bien.

Katie sonríe mientras el mejor nadador del mundo las va acomodando, una a una, en su cuello. "Yo ya lo he hecho antes, no te preocupes, lo aprenderás rápido", le dice mientras los dos se acomodan para una foto.

hitos

Trece marcas mundiales

En 2013 consiguió su primer récord del mundo, cuando hizo un tiempo de 15:36,53 minutos en la categoría 1.500 metros libres. Fue en el Mundial de Natación en España. Katie tenía 16 años. Desde entonces y hasta ahora, ha conseguido 13 récords mundiales. Entre los más importantes, destacan los dos que obtuvo en los Juegos Olímpicos de Río, en 2016: 400 metros libres, con un tiempo de 3:56,46 minutos, y 800 metros libres, con 8:04,79.

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