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La era Tabárez: un profundo repaso de la gestión de un maestro en el país de los tres millones de directores técnicos.

En marzo, Oscar Washington Tabárez cumplirá 12 años al frente de la Selección uruguaya. Para los estándares del fútbol, donde todo es fugaz y provisional, ese período parece toda una vida. La permanencia del técnico en un cargo tradicionalmente volátil se debe, por supuesto, a los resultados conseguidos, pero también a los procedimientos que condujeron a esos resultados.

El periodista de El País Luis Prats, ya autor de otros libros deportivos, repasa hechos, partidos, campeonatos, declaraciones y repercusiones de esos 12 años en La era Tabárez (Fin de Siglo, 136 páginas, $ 320). Allí hay una Copa América, un cuarto puesto mundial, tres clasificaciones consecutivas a la Copa del Mundo y un cambio de imagen notorio. Pero Prats advierte otro elemento singular en estos años: Tabárez fue el único director técnico de la Selección uruguaya que propuso y desarrolló un plan a largo plazo al frente del equipo, que va desde el trabajo con los jugadores juveniles hasta las condiciones técnica, físicas, psicológicas y de actitud que deben tener los futbolistas que visten la camiseta celeste.

La investigación, sin embargo, arranca de mucho antes. El autor descubrió una vieja entrevista con Tabárez, por entonces un prometedor zaguero de Sud América, que anticipaba mucho de lo que luego ocurrió: contaba que estudiaba magisterio y aspiraba a ser profesor de filosofía. Después jugó en otros clubes e incluso en el exterior, aunque su campaña dentro de las canchas no alcanzó el brillo de otros colegas. Tras el retiro se dedicó a su profesión de maestro, pero sus inquietudes sobre planificación, tácticas y estrategias del fútbol terminaron llevándolo a la actividad por lo cual se hizo conocido en todo el mundo.

Claro que la tarea de un maestro en el país de los tres millones de directores técnicos nunca resulta sencilla, por lo cual también se cuentan los momentos difíciles que atravesó al frente del seleccionado. Una pelota que entró o no entró pudo cambiar la historia y evitar que hubiera una época identificada con el nombre de Tabárez. Pero la historia se escribió así y por algo Uruguay estará en Rusia para prolongar esta era.