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Dirigir es un juego para hermanos

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Joshua y Ben Safdie
Brothers Josh (left) and Benny Safdie are the directors of the new action thriller <em>Good Time.</em
Larry Busacca

NOMBRES

Joshua y Ben Safdie se hacen un lugar entre los cerebros creativos del momento con Good time, aplaudido film en el Festival de Cannes.

Joshua y Ben Safdie

Joshua y Ben Safdie son dos hermanos que han hecho cine desde niños con lo que tenían en las manos: cámaras amateurs y celulares, hasta cuando crecieron y, con la informalidad y la libertad que entrega el ímpetu juvenil, se pusieron más profesionales detrás de las cámaras. Joshua Safdie, el mayor (33), y Ben Safdie (31), el menor, son nombres que cualquier cinéfilo debería por lo menos ubicar, porque este año fueron ungidos como nuevas revelaciones en el Festival de Cannes gracias a su cinta Good time, afincada en la selección oficial del certamen de cine más importante del mundo por su relato fuerte, pero estilizado, de una ciudad de Nueva York violenta y criminal. La historia está centrada en dos hermanos, ladrones de poca monta, que fallan en su cometido y, literalmente, se les viene la noche encima.

Joshua y Ben Safdie se suman al club de los talentosos hermanos directores, como Ethan y Joel Coen (No es país para los débiles); Lana y Lilly Wachowski (Matrix) y Matt y Ross Duffer (Stranger things).

Criados en Queens y Manhattan los Safdie se formaron en la Universidad de Boston donde fundaron, junto a Alex Kalman, el colectivo creativo Red Bucket Films. Comenzaron a hacer películas a una edad temprana, fomentados e inspirados por su padre —que han definido como inmaduro, poco razonable, divertido y afectuoso— quien inspiró Go get some Rosmary (2007). "Queríamos recuperar nuestros recuerdos antes de que se difuminaran; no es exactamente documentarlos, porque no es una biografía objetiva sino algo que tiene un componente emotivo", explico Benny Safdie, que resumió en una entrevista poco después al diario La Nueva España el proceso: "Nosotros extrajimos imágenes de nuestros recuerdos, las remodelamos y las cristalizamos". Los siguientes mojones fueron el documental de 2013 Lenny Cooke, acerca de un prospecto de jugador de la NBA que no logra el estrellato, y el filme de 2014 Heaven knows what, sobre la vida como adicta a la heroína de la escritora Arielle Holmes, quien se interpreta a sí misma; un título que compitió en el Festival de Venecia.

Uno de sus sellos es la mezcla entre realidad y ficción. "Nuestro papá estaba constantemente filmando con su videocámara, haciendo las cosas más mundanas de la historia. Había esta idea de ¿qué es la reflexión? ¿dónde termina el mundo y comienza la película?", dijo Benny a The Boston Globe al presentar Good Time.

Hijos del cine alternativo, los hermanos Safdie contaron en conferencia de prensa en la última edición de Cannes que este salto al escenario más importante del cine mundial lo están logrando gracias a una llamada telefónica de parte de Robert Pattinson, la estrella del melodrama de vampiros Crepúsculo: quizás la persona menos probable que esperaban escuchar al otro lado de la línea telefónica.

"Vi una foto de Heaven knows what en IndieWire y fue como solo sé que quiero trabajar con ellos. Luego vi el trailer, organicé una reunión con ellos y ya lo sabía. Es tan raro cuando tienes esos sentimientos que saboreas hasta el final", dice Pattinson, con risa cómplice al lado de los hermanos Safdie.

"Para el registro, debes señalar que en realidad viste la película. Porque hay personas que pensarán: solo vio el trailer y era genial", agrega el hermano mayor de los Safdie, Joshua, riendo detrás de una frondosa barba, y quien parece llevar la batuta de la dupla creativa.

De incógnito en Nueva York.

Cuando confirmaron la presencia de Pattinson en sus vidas profesionales, Joshua y Ben Safdie cuentan que sintieron el peso de tener que cambiar, de hacer películas sencillas y de guerrilla, a una producción con más recursos y con la obligación de formar un equipo de trabajo más prolijo y esforzado a la hora de darle cuerpo y sentido a una narración en torno a la figura de Pattinson.

"En esta y en todas las películas que hemos hecho estamos obsesionados con el ahora. Y esta cinta está en el espacio de la metafísica del crimen. Creo que el crimen es la mayor escalada en el existencialismo (...). Literalmente fue un proceso largo, pero orgánico, que tardó mucho tiempo para que creciera", dice Joshua. Benny interpreta en Good time a Nick Nikas, hermano menor y con capacidades diferentes de Connie Nikas, sin duda, el mejor papel en la carrera de Pattinson hasta ahora. Ambos deciden cometer un asalto bancario que, por cierto, resulta mal, y lo que sigue es una serie de torpes errores durante una vertiginosa noche neoyorquina que va a llevar al desprotegido Nick hacia un infierno carcelario, y a Connie, a buscar de la peor manera ayudar a su hermano caído en desgracia.

Mediante un estilo "suelto", con cámaras "al hombro", estilizada fotografía y una música que merece mención aparte, la película muestra a un Pattinson irreconocible: rubio oxigenado, con ropas deportivas, muy lejos del estatus de celebridad que ostenta en la vida real. "Fue increíble. Durante el rodaje pudimos ingresar a los supermercados a hacer colas (con Robert Pattinson) y nadie tenía idea de lo que estábamos haciendo", comenta Benny. "Debido a que estábamos filmando esencialmente en un estilo guerrilla, estaba nervioso de que la gente descubriera el rodaje y que los paparazzi estuvieran allí, eso destruye toda la ilusión", comenta la exestrella juvenil de Crepúsculo sobre su filmación. Y agrega: "Lo que estaba haciendo era alimentar al personaje, tratando de desaparecer, de ser un fantasma en la multitud. Fue interesante. Rodamos una película entera en Nueva York y ni una sola persona tomó una foto con su teléfono celular". 

El otro personaje clave: la música

En el trabajo de los hermanos Safdie hay un apego irrestricto hacia los personajes fuera del radar del "sueño americano". Son seres marginales y sus vidas ocurren en un lugar preciso donde se derriba la dignidad: las calles de Nueva York.

Good time es una carta de amor a Nueva York, y también un homenaje a quien ha escrito las mejores cartas de amor hacia esa urbe en el cine, Martin Scorsese. De hecho, ha sido comparada, desde su debut en mayo en Cannes, con Taxi driver, tanto por su aporte formal como por su frescura a la hora de mostrar historias alejadas de la fábrica de hacer salchichas que es Hollywood. Comparten la misma ciudad y la misma moral, separadas por cuatro décadas. Pero las mayores comparaciones vienen por la música. Si la banda sonora de Bernard Herrmann es crucial en Taxi driver, la música compuesta por Oneohtrix Point Never (alias de Daniel Lopatin) hace crecer a Good time a niveles notables. "Estábamos muy claros sobre lo que queríamos: algo integrado en las emociones. Dibujamos muchos mapas que mostraban el terreno de cómo se veía la película y luego desarrollamos la partitura juntos. Fue un proceso muy largo y arduo en su estudio", cuenta Joshua Safdie. "La música se convirtió en otro personaje", agrega Benny Safdie.

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