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Cuando los dedos son las víctimas

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Morderse las uñas a veces puede ser un trastorno

SALUD

Aunque morderse las uñas es un hábito común, a veces puede ser un trastorno y abandonarlo es más difícil de lo que parece.

Empezó con la costumbre de morderse las uñas cuando entró a facultad, a los 18 años. Desde el primer día y hasta el último examen de una carrera de cuatro años, Sofía se destrozaba los dedos, especialmente cuando estaba nerviosa o preocupada. Recuerda que cuando estaba esperando para entrar a rendir una de las pruebas más difíciles de su carrera, se lastimó tanto el dedo anular de la mano derecha, que empezó a sangrarle. No sabe por qué lo hace, ni por qué empezó a hacerlo, pero ahora, que ya se recibió, ante cualquier situación que la estrese o la ponga nerviosa, sus uñas terminan desarmadas. Incluso, no hace falta que haya un motivo desencadenante. A veces, dice, en ocasiones que no deberían generarle ningún nerviosismo o ansiedad, se encuentra mordiéndose las uñas: mientras lee un libro, sentada en su casa mirando una película, en su trabajo, en el gimnasio o en cualquier momento del día (o antes de dormirse).

Ha intentado distintos métodos para dejar de hacerlo: esmaltes, esmaltes con sabor o curitas; incluso, mientras estudiaba, a veces intentaba hacerlo de guantes. Si alguien esperaba leer cuál fue la solución que Sofía encontró, la verdad es que ninguna le funcionó. Aunque dice que a veces cuando se da cuenta de que lo está haciendo, intenta distraerse y controlarse.

Como lo constata una investigación sobre el tema realizada y publicada en la revista especializada Iranian Journal of Medical Sciences, "comerse las uñas es un problema común pero sin resolverse aún en la psiquiatría, medicina y odontología". Si bien se suele pensar que es un hábito sencillo de controlar, la mayoría de las personas que lo tienen fracasan en el intento. Porque, al contrario de lo que se cree, dejar de hacerlo no es solo una cuestión de actitud.

La onicofagia, conocida como la costumbre de morderse las uñas, es, como explica el psicoanalista Jorge Bafico, un "trastorno muy común causado por la ansiedad, el estrés y algunas veces relacionados con las conductas obsesivas". La definición de este hábito lo limita solo a morderse las uñas, y aclara, además, que los individuos que lo tienen no sienten preferencia por ninguna en especial.

Sin embargo, aclara Bafico, no siempre constituye un trastorno y los motivos por los que puede surgir la costumbre son siempre individuales y no es posible generalizarlos. Incluso, "no está del todo claro dónde está el límite entre el comportamiento saludable o no de morderse las uñas", dice la investigación. Además, el hábito se produce tanto en niños pequeños como en adultos, indistintamente.

En este sentido, cuando surge en niños "sanos", siempre es temporario y no suele extenderse por mucho tiempo. Cuando morderse las uñas implica un trastorno, la intensidad, la frecuencia y la duración, siempre es más grande y larga. Además, de acuerdo a distintos estudios sobre el tema, ocurre con mayor frecuencia en la niñez — surge a partir de los tres o cuatro años—, se acentúa en la adolescencia y se da menos en la adultez. Y, al contrario de lo que se puede creer, son los hombres quienes más tienen este hábito.

Ahora bien, ¿por qué surge esta conducta que puede devenir en trastorno? Según Bafico, si bien los desencadenantes siempre son individuales, en muchas ocasiones está relacionado directamente con otros trastornos como puede ser la ansiedad, pero también por estrés o situaciones particulares de nerviosismo, ira o tristeza.

Nicolás tiene 25. Desde los 17 o 18 años sus uñas han sido víctimas de su ansiedad. "Nunca me puse a pensar por qué lo hacía, pero creo que en los últimos años fue algo inconsciente y por costumbre", dice. De esta forma, la costumbre lo llevó no solo a morderse la parte superior de las uñas, sino a morderse la uña entera. Especialmente cuando estaba en clases en facultad y se aburría o en períodos de exámenes, los dedos de Nicolás mutaban por completo. Ahora, dice, ha mejorado el aspecto de sus manos. Tampoco sabe por qué ni cómo lo logró, simplemente dejó de hacerlo con tanta frecuencia. Nicolás manda una foto para demostrar sus logros: sus uñas efectivamente están largas. "Estoy encarando abundante", dice.

Así como a Nicolás le costó unos cuantos años dejar el hábito, abandonarlo no es tan sencillo. Los métodos más comunes como esmaltes, curitas, o protectores, no suelen ser efectivos a largo plazo. Incluso, cuando se trata de un trastorno en sí mismo, recomiendan que se trate con profesionales.

Es que, las consecuencias, tanto a nivel psicológico como físicas, son varias. En este sentido, el dermatólogo Pablo Pera sostiene que "el hábito compulsivo de la onicofagia puede provocar distintas lesiones a nivel del aparato ungueal. Desde alteraciones a nivel de la lámina ungueal, como estriaciones u ondulaciones, hasta incluso la pérdida de gran parte de ella". Además, como explica el experto, es común que aparezcan infecciones en los pliegues cutáneos que rodean la uña, "favorecido muchas veces por la destrucción de la cutícula, que es una barrera que protege de la entrada de microorganismos patógenos". Hay que tener en cuenta que la boca es reservorio de muchas bacterias y que cualquier herida que se dé en las zonas de las uñas es una puerta de entrada para ellas. Y, además, a nivel de la dentadura, este hábito favorece al desgaste y la pérdida del esmalte de los dientes.

Las últimas evidencias en el tema, según un estudio publicado en la revista estadounidense Scientific American, constata que "las personas que compulsivamente se muerden las uñas, se sacan la piel o se tiran del pelo a menudo son perfeccionistas, y esas acciones pueden ayudar a calmar el aburrimiento, la irritación y la insatisfacción". Coincidencia o no, Sofía y Nicolás son dos perfeccionistas extremos.

TIPS

CONSEJOS PARA MANTENERLAS SANAS

- Ponerse crema hidratante para uñas después de lavarse las manos o antes de acostarse por la noche.

-Usar guantes siempre que se lave, cocine, limpie, o se realice cualquier actividad que requiera mantener a las uñas húmedas por mucho tiempo.

-Aplicar un fortalecedor (se pueden hacer caseros) de uñas para que no se debiliten.

-Si se pinta las uñas con frecuencia, no se debería tener el esmalte por más de una semana.

-Llevar una alimentación balanceada y rica en calcio (frutas, verduras y mucha agua) ayuda a tener las uñas más fuertes.

-No cortar la cutícula, sino que, al contrario, utilizando una crema o aceite, empujarla hacia atrás.

-No compartir los instrumentos para el cuidado de las uñas, ya que pueden contagiar posibles infecciones.

-No utilizar nunca las uñas como herramientas (para abrir latas, por ejemplo), porque se pueden partir fácilmente.

-En caso de notarse las uñas amarillentas, más gruesas, o con manchas blancas, acudir a un especialista ya que puede deberse a distintos factores, como falta de vitaminas.

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