Un unipersonal llega desde Argentina para dar dos únicas funciones, a partir de hoy. Se trata de una obra que trabaja sobre la estética del clown teatral, que interpreta el actor Gabriel Cohan, dirigido por Nicolás Kohen. La pieza se llama Se vuelve giros, y se verá hoy y mañana a las 21 horas en Sal, Pimienta y Teatro, en Juan Manuel Blanes 1238.

El argumento, en líneas generales, es así. Ritten, el protagonista, se levanta una y otra vez y casi con exactitud repite su rutina. La vida en el campo lo encuentra solo, acompañado únicamente por sus gallinas. En realidad, él no carga con mayores tristezas, por el contrario, la alegría tiñe sus actos cotidianos. Pero en el transcurrir de los días crece la expectativa ante un inminente encuentro, una posibilidad de darle un cambio a su vida.

Así, el relato escénico deviene en un viaje en el cual el protagonista se traslada en el tiempo y el espacio para concretar una cita a ciegas con una mujer a quien conoce por error y de manera epistolar. Los diferentes espacios que recorre Ritten los arma y desarma por su necesidad de arribar a nuevos escenarios, sirviéndose de los objetos que caben en su valija. Son objetos que no refieren a un tiempo particular: aportan a una atemporalidad más que a cerrar una época.

A esta construcción escénica se suma un juego actoral físico que busca transitar lo sutil, que se nutre del mimo de acción, de la poética del movimiento y de la palabra para jugar libremente con diferentes planos, escalas y dimensiones.

La música, de Pablo Berenstein, aparece y desaparece como un partenaire que aporta carácter a la escena. Esta elección casi minimalista permite que se fundan las imágenes que aporta el actor con las imaginarias particulares de cada espectador, generando así ambientes y atmósferas.

Los recursos y posibilidades cinematográficas fueron las guías para encontrar soluciones a desafíos narrativos del espectáculo. Por eso conviven en el escenario cambios de plano, flashbacks, video- clips y el encuentro con lo inesperado otorgando a la pieza un tono onírico.

El objetivo es utilizar el lenguaje del clown para contar historias fantásticas que sostengan al espectáculo en sí. Como lenguaje teatral, el recurso se fue configurando a lo largo del siglo XX, con aportes de circo, la Comedia dellArte y el teatro callejero. Los elementos que delinean el estilo son la vulnerabilidad, la transparencia, la espontaneidad, el juego y el contacto con el público como cómplice, testigo confidente y partenaire. Temas como la soledad, la rutina y la incidencia del azar se conjugan en este montaje, que cuenta con vestuario de Analía Gaguin y escenografía y objetos de Analía Gaguin y el propio protagonista.

Dos funciones de clown teatral desde Argentina