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Uno de los más grandes hará bailar al Auditorio

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Tres coreografías sobre partituras de Astor Piazzola, Schubert y Bach.
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Una visita de lujo. El destacado coreógrafo estadounidense Paul Taylor llega al Auditorio Nacional del Sodre (en Andes y Mercedes) para presentar en Montevideo un show de danza singular, que promete traer algo del espíritu de Broadway a Uruguay.

El artista llega con su trabajo por primera vez al público uruguayo, y dará solamente dos únicas funciones, esta noche y mañana a las 20:30.

El programa del espectáculo que la Paul Taylor Dance Company presentará en el Auditorio constará de tres piezas, que de algún modo comprenden diversas modalidades de trabajo sobre el escenario: “Mercuric Tiding”, sobre partitura de Franz Schubert, “Piazzolla Caldera”, a partir de la música de Astor Piazzolla y Jerzy Peterbrshsky, y “Esplanade”, sobre música de Johann Sebastian Bach, recorriendo así un abanico de temas y lenguajes.

La prensa a nivel mundial valora a Taylor como uno de los mayores coreógrafos contemporáneos, y que está al frente de una de las compañías de danza más innovadoras y encantadoras del momento. Definitivamente, el artista se ha establecido a lo largo de su extensa trayectoria como uno de los referentes de la danza moderna, y tiene en el haber una rica biografía que reúne nombres fundamentales en la historia de la danza en Estados Unidos, como Merce Cunningham, Martha Graham y George Balanchine.

Los diarios estadounidenses no han escatimado elogios a la hora de hablar de su trabajo escénico. “Taylor demuestra ser el coreógrafo contemporáneo más grande”, sostuvo el New York Times, mientras que más poético, el Time Out New York aseguró que su obra es “una asegurada rebanada del cielo”.

Una treintena de bailarines de primer nivel, que desde ayer estaban llegando a Uruguay, estarán bajo las órdenes del destacado coreógrafo, entre ellos Lee Duveneck, Robert Kleinendorst, James Samson, Michelle Fleet, Parisa Khobdeh, Sean Mahoney, Eran Bugge, Francisco Graciano, Laura Halzack, Jamie Rae Walker, Michael Apuzzo, Michael Novak, Heather McGinley, George Smallwood, Christina Lynch Markham y Madelyn Ho. La capacidad de estos artistas en escena es tal, que un cronista de The World of Dance escribió sobre el coreógrafo: “No sabes quién tiene más suerte, si ellos por tenerlo a él, o él por tenerlos a ellos”.

La trayectoria de Taylor hunde sus raíces en lo mejor de la historia de la danza moderna de Estados Unidos. De hecho, el artista en sus inicios actuó en las compañías que jalonaron lo mejor de la danza de ese país, cumbre a la hora de hablar de danza moderna. Luego de integrar por años la compañía de Martha Graham, él fundó su propio grupo en 1954, la “Paul Taylor Dance Company”. De allí surgieron bailarines y coreógrafos de primera línea, entre ellos David Parsons, Twyla Tharp, Laura Dean, Dan Wagoner, Christopher Gillis, Senta Driver y Amy Marshall. En su andar, se ha presentado en más de 500 ciudades en 62 países.

En su larga trayectoria, la compañía ha viajado por el mundo repetidamente, llevando los repertorios de Taylor, siempre en constante expansión, desde teatros a campus universitarios, incluyendo comunidades rurales y lugares donde la danza moderna nunca antes había llegado. Por otro lado, un perfil social enmarca muchas de las producciones de Taylor, que en ocasiones ofrece una conmovedora mirada, por ejemplo, sobre los soldados que fueron enviados a la batalla, hecho que le valió ser proyectado como uno de los grandes poetas de la guerra en el terreno de la danza.

Mientras algunas de sus coreografías han sido calificadas como “oscuras” y otras “luminosas”, la mayoría de sus obras son duales, combinando elemento de ambos extremos. Caracterizado por su trabajo ampliamente iconoclasta, también ha creado piezas puramente románticas, otras asombrosamente atléticas o coreografías tan divertidas como pocas veces se ha visto en escena.

Agudo observador de la realidad, Taylor ofrece convincentes reflexiones sobre la complejidad de la vida, y aborda complejos temas, como la piedad, la espiritualidad, la sexualidad, la moralidad y la mortalidad, abarcando su repertorio más de 140 obras.

Las localidades para las dos presentaciones se venden en Tickantel y en la sala, y valen $ 1400, $ 1000, $ 900 y $ 500.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
Tres coreografías sobre partituras de Astor Piazzola, Schubert y Bach.

La elogiada compañía de danza de Paul Taylor hoy en el Adela Reta

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