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Manual para secuestros fallidos

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Dueño de una famosa empresa cervecera, Hopkins encara a Alfred Heineken.

Lo mejor que tiene para ofrecer, al menos comercialmente, El gran secuestro de Mr. Heineken es coyuntural: las noticias policiales nacionales tienen al público sensible a esta clase de casos policiales.

Más allá de eso y del interés por ver a Anthony Hopkins (que tampoco aparece tanto), este thriller basado en hechos reales es más errático que certero y eso termina entreverando todo.

El caso real es el rapto del dueño del imperio cervecero holandés en 1982 por unos maleantes improvisados. Es, en realidad, una remake de una película holandesa con Rutger Hauer en el papel del rehén. Las opciones eran hacer una comedia sobre unos secuestradores torpes, una historia policial hecha y derecha, un duelo casi teatral entre rehén y secuestradores, una de acción, un drama sobre el conflicto social en un estado de bienestar o limitarse a Hopkins haciendo de Hopkins.

El problema es que es todas esas cosas sin decidirse por una y eso lleva a un desenfoque general que el director sueco, Daniel Alfredson (que dirigió en su país una de las Milenium) no consigue disimular con una dirección impersonal. Tenía todo para ser un crimen perfecto pero se entreveró en sus propias inseguridades. Para un secuestro y una película, lo mejor es tener un plan seguro: acá no hay nada de eso.

SABER MÁS

El gran secuestro de Mr. Heineken [**]

Título original: Kidnapping Mr. Heineken. Origen: Holanda, Gran Bretaña, Bélgica, 2015. Director: Daniel Alfredson. Escrita por: William Brookfield sobre un libro de Peter R. de Vries. Con: Jim Sturgess, Sam Worthington, Ryan Kwanten, Anthony Hopkins. Estreno: 17 de junio

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