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Aventura con un código genético ya probado con éxito

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Chris Pratt descubre que los dinosaurios andan sueltos y están como enojados.

La cara de sorpresa de Sam Neill en la primera Parque Jurásico cuando ve su primer braquiosaurio, era la misma expresión que tenían los espectadores ante ese alarde de tecnología cinematográfica.

Era un Steven Spielberg en un estado puro que conseguía transmitir la inocente magia del cine. Veinte años después, el público ya no es tan inocente y en un cine cada vez es más difícil ver una cara de sorpresa. Quizás ese sea uno de los problemas de la en general entretenida Jurassic World.

Vista hoy, aquella Jurassic Park (y también la segunda y un poco menos la tercera) aún es una gran película en donde la acción transcurría, irónicamente, más allá de los dinosaurios. Parece increíble que el T-Rex demoraba una hora en aparecer y las escenas con dinosaurios no eran tantas.

Jurassic World, el renacer de la franquicia 20 años después de aquel ilustre antecedente, es otro asunto. Es principalmente entretenimiento de matiné (aunque un poco largo: son dos horas de película) que va directo al grano. Los dinosaurios están desde la primera a la última toma en distintos grados de diversión y peligrosidad.

Como en la peor de las pesadillas, finalmente la isla de Nublar sí se convirtió en un parque temático que recibe 20.000 turistas por día. En lo que puede ser un comentario sobre la industria del cine, ese público cada vez exige más sangre por lo que una gerente abnegada (Bryce Dallas Howard) le da para adelante al proyecto de crear el Indominus Rex, un dinosaurio asesino creado exclusivamente en un laboratorio. Cualquiera que haya visto las otras sabe que meterse con esas cosas es un tremendo error y más cuando están por ir a visitar los sobrinitos de la gerenta. De eso quiere advertirle un entrenador de velociraptors (Chris Pratt) quien va a ser quien se encargue de ordenar el revuelo.

La película está dirigida por Colin Trevorrow, un principiante al que le dan una tarea difícil. Aunque estuvo supervisado directamente por Spielberg (quien figura como productor) está claro que lejos de las pretensiones de las otras películas, se concentra en el entretenimiento de clase B. Que el villano sueñe con un ejército de velociraptors combatiendo contra el ISIS en Medio Oriente, es solo parte de la ingenuidad aventurera que tiene la película. Y aunque alguna escena recuerde a Los pájaros de Hitchcock, no hay tanto suspenso como las otras Jurassic Park.

No es que esté mal: la película pretende ser pura diversión y en general lo logra. Para eso en el camino deja cualquier espesor en los personajes, no lima tonos sexistas del guión, ni retrasa ni un segundo la aparición de los verdaderos protagonistas, esos monstruos asesinos y prehistóricos con los que el hombre moderno sigue queriendo interactuar.

Jurassic World, tiene código genético de las otras pero el resultado es un tanto degradado. Lo mejor que hay que hacer en este caso es dejarse llevar: después de todo no es más que una aventura con dinosaurios asesinos. Y de esos que meten miedo.

Jurassic World [***]

Estados Unidos, 2015 Título original: Jurassic World. Dirección: Colin Trevorrow. Producción: Steven Spielberg, Frank Marshall, Patrick Crowley, Thomas Tull. Guión: Colin Trevorrow, Derek Connolly, Rick Jaffa, Amanda Silver basados en personajes de Michael Crichton. Música: Michael Giacchino. Fotografía: John Schwartzman. Con: Chris Pratt, Bryce Dallas Howard, Vincent D’Onofrio, Ty Simpkins, Nick Robinson, Irrfan Khan y B. D. Wong.

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